Todas las fiestas bíblicas tienen tanto un aspecto histórico como profético. No sólo se trata de celebrar lo que les pasó a los israelitas hace miles de años, sino también lo que el Mesías vendrá a cumplir en su primera y segunda venida.
El apóstol Pablo nos explica:
(Colosenses 2:16-17) Por tanto, que nadie se constituya en vuestro juez con respecto a comida o bebida, o en cuanto a día de fiesta, o luna nueva, o día de reposo; (17) cosas que sólo son sombra de lo que ha de venir, pero el cuerpo pertenece a Cristo.
La “sombra” es el aspecto histórico. Es la historia de lo que les pasó a los israelitas en su salida de Egipto, y en camino a la Tierra Prometida. La fiesta celebra esa liberación e independencia.
El “cuerpo o sustancia” es el cumplimiento de la fiesta en el Mesías. Jesús no sólo celebró las fiestas, sino Él se convirtió en la razón de las fiestas.
En su primera venida, Él ya cumplió las primeras fiestas en su cuerpo:
> Él fue el Cordero de la Pascua cuya sangre nos salva (Juan 1:29);
> Él es el Pan sin Levadura, sin pecado;
> Él es la Primicia de la resurrección (1 Cor. 15:20-23).
En su segunda venida cumplirá también las últimas fiestas (Día de Trompetas, Día de Expiación y Tabernáculos). Si el Mesías realizó el cumplimiento en la fecha y hora exacta de la fiesta, es de suponer que hará lo mismo en las otras fiestas.
Estudios de los Tiempos de Dios: Fiestas, Luna Nueva, Día de Reposo y profecía bíblica
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