miércoles, 2 de febrero de 2011

Confianza en Dios o en las riquezas (Parte III)

Este es la última parte del estudio sobre el Espíritu de Mamón…


En el contexto de su discurso sobre el amor al dinero (es decir, el “espíritu de Mamón”), Jesús hace mención del “ojo malo”.
(Mateo 6:22-24)  La lámpara del cuerpo es el ojo; por eso, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz. (23) Pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande será la oscuridad! (24) Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

A simple vista parecería que el ojo malo no tiene nada que ver con el amor a las riquezas (“Mamón”). Sin embargo, Jesús conectó ambos conceptos.

Si entendemos que el “mal ojo” es la CODICIA, entonces todo tiene sentido.

MAL OJO: CODICIA
¿Qué es la codicia?
El diccionario lo define como: “el deseo excesivo de poseer muchos bienes y riquezas”.
Es el amor al dinero y el deseo insaciable de tener más y más.

Sin duda, el concepto del “mal ojo” puede sonar extraño. Hoy en día este concepto nos hace pensar en superstición, pero la realidad es que es un concepto muy antiguo del Oriente Medio. Jesús hizo mención de esto en varias ocasiones.

Tal vez el enemigo está empeñado en que no entendamos este concepto, y por eso ha creado los distractores de superstición.

CONCEPTO DESVIADO
Lo que muchos entienden como “mal ojo” es la creencia de que ciertas personas pueden provocar daño o dar mala suerte con tan sólo verlos con su “ojo mágico”.

La superstición dice que la forma de protegerse del “mal ojo” es llevando un ojo como amuleto. Este es el ojo que se encuentra encima de la pirámide del billete de $1 dólar. Otras culturas la representan como una mano (heb. Hamsa). Los musulmanes la llaman “la mano de Fátima”, y los judíos la conocen como “la mano de Miriam”.

La raíz del concepto del “mal ojo” es la codicia y la envidia. El verdadero “mal ojo” no es mágico, sino es un ojo de avaricia, que nunca está satisfecho con lo que tiene y siempre quiere más. Es poner “el ojo” o la confianza en las riquezas.

El mal ojo también está relacionado con la envidia, es decir, el deseo de tener lo que otros tienen. Junto con esto, está el deseo de que a los otros les vaya tan mal como a uno, o que a uno le vaya mejor que a los demás. De este concepto se deriva gran parte de la superstición que rodea a la idea del “mal ojo”. Pero, como ya vimos, no es un asunto de “magia o suerte”, sino del corazón. ¿Dónde está mi corazón? ¿Dónde está puesta mi confianza: en Dios o en las riquezas? ¿En dónde están puestos mis ojos?

Dependiendo de dónde tenemos puestos los ojos, así tomaremos la decisiones para nuestra vida. El “mal ojo” es aquel que está fijado en las riquezas y en los bienes de esta tierra. En contraste, el “buen ojo” está puesto en buscar la voluntad de Dios.

El enemigo usa el miedo a perderlo todo para alejarnos de buscar y seguir la voluntad de Dios para nuestras vidas. Hay personas que tienen algún llamado de Dios, pero no dan los pasos necesarios por miedo a no contar con los recursos necesarios. El dinero es su consejero a la hora de tomar decisiones. Pero cuando dejamos que el dinero dicte las decisiones y la dirección de nuestra vida, entonces estamos operando bajo “el mal ojo”, y hacemos a Mamón nuestro dios en lugar de Dios.

El mal ojo está consumido por el miedo a perderlo todo, y por eso no puede dar con libertad ni liberalidad.
(Proverbios 28:22)  El hombre avaro corre tras la riqueza, y no sabe que la miseria vendrá sobre él.

Si uno pone su confianza en el dinero, saldrá perdiendo. Pero si confía en Dios, llegará a tener en abundancia.

COMO VENCER A MAMÓN
Jesús nos dio la clave para vencer el espíritu de Mamón y el Mal Ojo en el Sermón del Monte:

(Mateo 6:25-34)  Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? (26) Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? (27) ¿Y quién de vosotros, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida? (28) Y por la ropa, ¿por qué os preocupáis? Observad cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan; (29) pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos. (30) Y si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe? (31) Por tanto, no os preocupéis, diciendo: "¿Qué comeremos?" o "¿qué beberemos?" o "¿con qué nos vestiremos?" (32) Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas. (33) Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (34) Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas.

La clave está en NO PREOCUPARSE.
Jesús lo repite cuatro veces en esta porción.

El diccionario define la PREOCUPACIÓN como: el sentimiento de inquietud, temor o intranquilidad que se tiene por una persona, una cosa o una situación determinada.

Según esta definición, la preocupación depende de las circunstancias. Pero lo que Jesús dice es que debemos ponernos “sobre” las circunstancias.

Pero, ante unas circunstancias negativas, ¿cómo puedo uno dejar de preocuparse?
Jesús da la respuesta: Confiar en Dios. Esto no se refiere a una “fe ciega” que quiere creer cualquier cosa, sino a la fe en lo que Dios ha dicho. Podremos confiar en Dios luego de haber buscado cuál es Su voluntad.

“Confiar en Dios” no sólo implica esperar que Él haga las cosas. También implica hacer lo que uno tiene que hacer. En las palabras de Jesús, es: “buscar el Reino de Dios y Su justicia”. Es hacer nuestra parte sabiendo que Dios hará Su parte.

¿Con qué ojos vemos la vida? ¿Con un mal ojo que ve el lado oscuro, que no está satisfecho con nada…o con un buen ojo cuya luz nos permite ver más allá de nuestras narices?

La bendición no depende de la "suerte" ni del "mal ojo", sino de nuestra obediencia y de la voluntad de Dios.  Y sabemos que Dios quiere algo bueno para Sus hijos. 
Ahora volvemos al punto en que comenzamos…
No debemos olvidar que Dios es Bueno, y Él suplirá nuestras necesidades.

PROBAD Y VED
Dios no sólo quiere que sepamos que Él es bueno, sino que quiere que lo experimentemos.
(Salmo 34:4-10)  Busqué al SEÑOR, y El me respondió, y me libró de todos mis temores. (5) Los que a El miraron, fueron iluminados; sus rostros jamás serán avergonzados. (6) Este pobre clamó, y el SEÑOR le oyó, y lo salvó de todas sus angustias. (7) El ángel del SEÑOR acampa alrededor de los que le temen, y los rescata. (8) Probad y ved que el SEÑOR es bueno. ¡Cuán bienaventurado es el hombre que en El se refugia! (9) Temed al SEÑOR, vosotros sus santos, pues nada les falta a aquellos que le temen. (10) Los leoncillos pasan necesidad y tienen hambre, mas los que buscan al SEÑOR no carecerán de bien alguno.

A quien busca al Señor y quien le teme, no le faltará nada.
¡Prueben y vean que el Señor es bueno!

1 comentario:

  1. muyyyyyyyyy buena la enseñanza gracias jesus x hacerme confiar tan solamente en ti

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