jueves, 9 de mayo de 2013

Luna Nueva: Mes 3

Hoy da inicio el TERCER MES del calendario bíblico.  Este mes recibe también el nombre de “Siván”.

Lo más relevante de este mes es la celebración de la Fiesta de SEMANAS (heb. Shavuot).  También se conoce como “Pentecostés”, por los cincuenta días (gr. “penta) que se cuentan desde la Fiesta de las Primicias hasta esta fiesta.  Shavuot es la culminación del “Conteo del Omer” (Lev. 23:14-16).

¿Qué conexión tiene la Fiesta de Primicias con la Fiesta de Semanas? 
En ambas fiestas, el pueblo de Dios debe presentar al Señor los primeros frutos de sus cosechas (cebada en Primicias, y trigo en Semanas). 

¿Qué nos enseña esto?
Los frutos de la salvación son sólo el inicio de nuestro proceso de redención.  Este primer paso lo damos por fe al creer que Jesús murió por nuestros pecados y resucitó de la muerte. 

Pero no debemos quedarnos allí y conformarnos con haber sido “salvos por fe”.  Dios también espera que demos frutos de obediencia.  En nuestra vida como creyentes debemos seguir caminando y progresando, hasta llegar a dar frutos de una vida transformada. ¿Cómo? A través de la obediencia a la Palabra de Dios.  Aquí es donde entra la Fiesta de Shavuot, pues fue precisamente en ese día que el Señor descendió sobre el Monte Sinaí ante todo el pueblo y les entregó la Torá, las instrucciones de cómo debían vivir.
En un sentido espiritual, Primicias representa los frutos que comenzamos a dar cuando acabamos de entregarnos al Señor (cuando reconocemos a Jesús como el Cordero de Dios que murió por nosotros para librarnos de la esclavitud al pecado). Mientras que Shavuot representa los frutos que comenzamos a dar cuando nos sometemos a la Ley de Dios y ponemos en práctica Su Palabra. 

No basta sólo con reconocer a Jesús como nuestro “Salvador”, el Cordero de Dios que quita nuestro pecado.  También debemos reconocerlo como nuestro “Señor”, el Rey de nuestra vida a quien debemos obedecer (Mat. 7:18-29).

INVITACIÓN PARA EL SIGUIENTE PASO
Dios invitó a Su pueblo a dar el siguiente paso en el mes tercero:
(Éxodo 19:1-6)  Al tercer mes de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, ese mismo día, llegaron al desierto de Sinaí.  (2)  Partieron de Refidim, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon en el desierto; allí, delante del monte, acampó Israel.  (3)  Y Moisés subió hacia Dios, y el SEÑOR lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob y anunciarás a los hijos de Israel: (4)  "Vosotros habéis visto lo que he hecho a los egipcios, y cómo os he tomado sobre alas de águilas y os he traído a mí.  (5)  "Ahora pues, si en verdad escucháis mi voz y guardáis mi pacto, seréis mi especial tesoro entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra;  (6)  y vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa." Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.

Luego de haber sido librados de la esclavitud al pecado, si no queremos quedarnos en el desierto, el siguiente paso debe ser conocer la Palabra de Dios y ponerla en práctica. 

¿Qué respuesta dio el pueblo de Israel a la invitación del Señor?
(Exo. 19:7-8)  Entonces Moisés fue y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso delante de ellos todas estas palabras que el SEÑOR le había mandado.  (8)  Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Haremos todo lo que el SEÑOR ha dicho. Y llevó Moisés al SEÑOR las palabras del pueblo. 

 Estaban dispuestos a hacer todo lo que el Señor les dijera, a pesar que aún no habían oído las palabras del Pacto.  Esto muestra su buena intención y su confianza en Dios.

 Sin embargo, hay un riesgo con esto.  Si ellos aún no habían oído lo que Dios esperaba de ellos, ¿cómo podrían hacerlo?  Mucha gente se queda con “buenas intenciones”, pero ya no llegan a escuchar la Palabra ni la voz de Dios, por ende no puede obedecer. 
Como vemos más adelante, en la historia de Éxodo, los israelitas tampoco después oyeron.  Cuando apenas Dios había pronunciado la introducción de sus mandamientos (lo que se conoce como los “10 Mandamientos”), el pueblo se alejó y pidieron que Dios ya no les hablara. 
(Exo. 20:18-19)  Y todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido de la trompeta y el monte que humeaba; y cuando el pueblo vio aquello, temblaron, y se mantuvieron a distancia.  (19)  Entonces dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros y escucharemos; pero que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos. 

Muchas veces la gente prefiere tener relación con un intermediario que con Dios directamente.  Pero esa fue la causa de su desviación posterior. Ese miedo y alejamiento los llevó al Pecado del Becerro de Oro, que consiste en hacer una imagen falsa de Dios, en lugar de buscar una relación directa con Él.

El temor de Dios es sano en cuanto a que nos lleva a la obediencia, pero no cuando nos aleja de Él.  Esto es lo que explicó Moisés:
(Exo. 20:20-21)  Y respondió Moisés al pueblo: No temáis, porque Dios ha venido para poneros a prueba, y para que su temor permanezca en vosotros, y para que no pequéis.  (21)  Y el pueblo se mantuvo a distancia, mientras Moisés se acercaba a la densa nube donde estaba Dios.

Hoy, cuando se comienza a hablar de la “Torá” y de la Ley de Dios, mucha gente tiene miedo y se aleja.  Pero esa no es la intención de Dios.  Él quiere que entendamos Su mente y Su corazón.  Él quiere que recibamos su instrucción y la pongamos por obra.  Pero, por muy buena que sea nuestra intención, ¿cómo podemos practicar lo que no conocemos?  ¿Cómo podemos obedecer si no conocemos la Ley?

Más tarde el Señor les ordena las prioridades, y les dice: “OIGAN lo que les diré, y luego HAGAN”.
(Deu. 5:1-4)  Entonces llamó Moisés a todo Israel y les dijo: Oye, oh Israel, los estatutos y ordenanzas que hablo hoy a vuestros oídos, para que los aprendáis y pongáis por obra.  (2)  El SEÑOR nuestro Dios hizo un pacto con nosotros en Horeb.  (3)  No hizo el SEÑOR este pacto con nuestros padres, sino con nosotros, con todos aquellos de nosotros que estamos vivos aquí hoy.  (4)  Cara a cara habló el SEÑOR con vosotros en el monte de en medio del fuego.

No podemos “hacer” sin antes haber “oído”.  Por eso el Señor dice una y otra vez: “Oye, Israel,” y luego le dice: “Guarda mis lo que te digo”.

Esta es la frase que los israelitas repiten todos los días: Oye, Israel (heb. Shemá Yisrael).
(Deu. 6:4-6)  Escucha, oh Israel, el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR uno es.  (5)  Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.  (6)  Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón.

Debemos buscar el Rostro de Dios.  No basta con conformarse con buenas intenciones, y al final hacer lo que cada uno quiere; tampoco debemos limitarnos a conocer la letra de la ley.  Más bien, debemos buscar al Señor para conocer cuál es Su corazón y Su mente. 

No podemos pretender avanzar ni tomar la Tierra si no estamos dispuestos a conocer el orden de Dios y someternos a Él.

También hoy Dios nos llama a aceptar esa invitación, a seguir dando pasos para madurar espiritualmente y acercarnos a Él. ¿Qué respuesta daremos hoy al Señor?  ¿Estamos dispuestos a “oír y hacer”, o seguiremos haciendo lo que cada uno quiere?  La invitación está hecha, y está en nosotros aceptarla o dejarla.   


EL ESPÍRITU SANTO DESCENDIÓ EN SHAVUOT
Muchos creyentes no relacionan la fiesta de Pentecostés con la Ley, sino con el bautismo del Espíritu Santo, ya que fue esa fecha en la que el Espíritu de Dios, el Consolador prometido, descendió sobre los apóstoles, tal como Jesús les había dicho.
(Hechos 2:1-4)  Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar.  (2)  De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados,  (3)  y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos.  (4)  Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse.

¿Qué relación hay entre la Torá y el Espíritu?
Algunos equivocadamente creen que el Espíritu Santo vino a tomar el lugar de la Ley.  Pero eso no fue lo que Jesús dijo:
(Juan 14:15-17)  Si me amáis, guardaréis mis mandamientos.  (16)  Y yo rogaré al Padre, y El os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre;  (17)  es decir, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce, pero vosotros sí le conocéis porque mora con vosotros y estará en vosotros.

(Juan 14:23-26)  Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.  (24)  El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que oís no es mía, sino del Padre que me envió.  (25)  Estas cosas os he dicho estando con vosotros.  (26)  Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho.

En esto consiste el Nuevo Pacto, tal como lo explica Jeremías.  La ley ya no estará escrita en piedra, porque así nos es difícil recibirla y es cargosa.  Más bien, el Señor dice que el Espíritu Santo la grabará en nuestros corazones.  Esto implica que no sólo nos recordará la Palabra, sino que también nos ayudará a ponerla en práctica.
(Jer. 31:31-33)  He aquí, vienen días--declara el SEÑOR-- en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto,  (32)  no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos--declara el SEÑOR;  (33)  porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días--declara el SEÑOR--. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.

Esta es la conexión entre la Ley y el Espíritu en el día de Pentecostés, en el mes de Siván.


TRIBU DEL MES: ZABULÓN
A simple vista daría la impresión que la misión de esta tribu no tiene nada que ver con la visión de este mes, ya que era un pueblo comerciante.  ¿Qué relación tiene el comercio con la Torá? 

La tribu de Zabulón no se dedicaba directamente al estudio de la Torá, pero eran ellos quienes financiaban a la tribu de Isacar, quienes se dedicaban al estudio y la enseñanza de la Torá. Los de Isacar pudieron conocer las profundidades de la Palabra de Dios y las revelaciones de los tiempos (I Cro. 12:32) gracias a que contaban con el tiempo para hacerlo porque los de Zabulón los apoyaban económicamente.

Otra característica de la tribu de Zabulón es que ellos no se acomodaron a quedarse como estaban en un principio. Ellos avanzaron, y tomaron posesión de su promesa.
Antes de morir, Jacob profetizó lo siguiente acerca de esta tribu:
(Gen. 49:13)  Zabulón habitará a la orilla del mar; y él será puerto para naves, y su límite será hasta Sidón.

También Moisés volvió a profetizarles en esa dirección:
(Deu. 33:18-19)  Y de Zabulón, dijo: Alégrate, Zabulón, en tus salidas e Isacar, en tus tiendas.  (19)  Llamarán a los pueblos al monte; allí ofrecerán sacrificios de justicia, pues disfrutarán de la abundancia de los mares, y de los tesoros escondidos en la arena.

Curiosamente, en la asignación de territorios, a esta tribu no le tocó tierras en ninguna costa, ni del Mar Mediterráneo ni del Mar de Galilea, ni siquiera del Mar Muerto.  Su territorio estaba en el centro de Israel.   La única conexión de esta tribu con el mar era la ruta comercial que pasaba por su territorio, la cual recibía el nombre de “Via Maris” (lit. ruta marítima), y conectaba el comercio entre Egipto y Damasco.  Gracias al comercio y a su tierra fértil, esta tribu prosperó en gran manera. 

Pero no se conformaron con quedarse así.  Dado que la tribu vecina de Aser no tomó posesión de sus territorios ni echaron fuera a sus habitantes, Zabulón comenzó a avanzar hasta llegar a tener acceso al mar.  Era una tribu valiente que trabajó duro, luchó, y marchó adelante hasta obtener la promesa.

De ellos se habla en el Cántico de Débora:
(Jueces 5:17-18)  Galaad se quedó al otro lado del Jordán. ¿Y por qué se quedó Dan en las naves? Aser se sentó a la orilla del mar, y se quedó junto a sus puertos.  (18)  Zabulón era pueblo que despreció su vida hasta la muerte…

Zabulón habla el mismo mensaje del mes:  no se conformen con poco, ni se detengan en el camino …avancen hasta alcanzar la promesa.


1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho su estudio hermana. Que el Señor la bendiga, la guarde, le sea propicio y le conceda paz!!!

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