viernes, 19 de octubre de 2012

FIESTA INVENTADA





En tiempo de los reyes en Israel, hubo un líder que se inventó una fiesta para ser celebrada en el octavo mes bíblico. 
(I Reyes 12:32-33)  Y Jeroboam instituyó una fiesta en el mes octavo, en el día quince del mes, como la fiesta que hay en Judá, y subió al altar. Así hizo en Betel, ofreciendo sacrificio a los becerros que había hecho. Y puso en Betel a los sacerdotes de los lugares altos que él había construido.  (33)  Entonces subió al altar que había hecho en Betel el día quince del mes octavo, es decir en el mes que él había planeado en su propio corazón; e instituyó una fiesta para los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.

El Señor no convocó a ninguna fiesta en el mes octavo.  El rey se inventó esta fiesta, imitando la del mes séptimo (Tabernáculos, heb. Sucot).  El cambio lo hizo por conveniencia política, y esto tuvo consecuencias. 

Para entender por qué razón el rey hizo esto, daremos un paso atrás para ver el contexto histórico…


ISRAEL SE DIVIDE EN DOS REINOS
Antes de morir Salomón, Dios le envió palabra profética para decirle que su reino sería partido en dos.  Esta sería una de las consecuencias por haberse apartado de los caminos de Dios. 
(I Reyes 11:1-8)  Pero el rey Salomón, además de la hija de Faraón, amó a muchas mujeres extranjeras, moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas,  (2)  de las naciones acerca de las cuales el SEÑOR había dicho a los hijos de Israel: No os uniréis a ellas, ni ellas se unirán a vosotros, porque ciertamente desviarán vuestro corazón tras sus dioses. Pero Salomón se apegó a ellas con amor.  (3)  Y tuvo setecientas mujeres que eran princesas y trescientas concubinas, y sus mujeres desviaron su corazón.  (4)  Pues sucedió que cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses, y su corazón no estuvo dedicado por entero al SEÑOR su Dios, como había estado el corazón de David su padre.  (5)  Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas.  (6)  Salomón hizo lo malo a los ojos del SEÑOR, y no siguió plenamente al SEÑOR, como le había seguido su padre David.  (7)  Entonces Salomón edificó un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está frente a Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón.  (8)  Así hizo también para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.

Esta desviación tendría sus serias consecuencias:
(I Reyes 11:11-13)  Y el SEÑOR dijo a Salomón: Porque has hecho esto, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que te he ordenado, ciertamente arrancaré el reino de ti, y lo daré a tu siervo.  (12)  Sin embargo, no lo haré en tus días, por amor a tu padre David, sino que lo arrancaré de la mano de tu hijo.  (13)  Tampoco arrancaré todo el reino, sino que daré una tribu a tu hijo por amor a mi siervo David y por amor a Jerusalén la cual he escogido.



Dios envió al profeta Ahías para hablar con el hombre que sería el otro rey de Israel: Jeroboam.
(I Reyes 11: 29-40)  Aconteció, pues, en aquel tiempo, que saliendo Jeroboam de Jerusalén, le encontró en el camino el profeta Ahías silonita, y éste estaba cubierto con una capa nueva; y estaban ellos dos solos en el campo.  Y tomando Ahías la capa nueva que tenía sobre sí, la rompió en doce pedazos.  Y dijo a Jeroboam:  Toma para ti los 10 pedazos; porque así dijo El Eterno Dios de Israel:  He aquí que yo rompo el reino de la mano de Salomón, y a ti te daré 10 tribus; y él tendrá una tribu por amor a David mi siervo, y por amor a Jerusalén, ciudad que yo he elegido de todas las tribus de Israel; por cuanto me han dejado, y han adorado a Astoret diosa de los sidonios, a Quemos dios de Moab, y a Moloc dios de los hijos de Amón; y no han andado en mis caminos para hacer lo recto delante de mis ojos, y mis estatutos y mis decretos, como hizo David su padre.  Pero no quitaré nada del reino de sus manos, sino que lo retendrá por rey todos los días de su vida, por amor a David mi siervo, al cual yo elegí, y quien guardó mis mandamientos y mis estatutos.  Pero quitaré el reino de la mano de su hijo, y lo daré a ti, las diez tribus.  Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo David tenga lámpara todos los días delante de mí en Jerusalén, ciudad que yo me elegí para poner en ella mi nombre.  Yo, pues, te tomaré a ti, y tú reinarás en todas las cosas que desare tu alma, y serás rey sobre Israel.  Y si prestares oído a todas las cosas que te mandare, y anduvieres en mis caminos, e hicieres lo recto delante de mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como hizo David mi siervo, yo estaré contigo y te edificaré casa firme, como la edifiqué a David, y yo te entregaré a Israel.  Y yo afligiré a la descendencia de David a causa de esto, mas no para siempre.  Por esto Salomón procuró matar a Jeroboam, pero Jeroboam se levantó y huyó a Egipto, a Sisac rey de Egipto, y estuvo en Egipto hasta muerte de Salomón.

Al morir Salomón, su hijo Roboam subió al trono.  Pero él no prestó atención a las peticiones del pueblo para bajar los altos impuestos; más bien les puso una carga más pesada.
(I Rey. 12:13-15)  Y el rey respondió al pueblo duramente, dejando el consejo que los ancianos le habían dado; y les habló conforme a consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo, mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones.  Y no oyó el rey al pueblo; porque era designio de El Eterno para confirmar la palabra que El Eterno había hablado por medio de Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat.

Cuando el pueblo oyó que Jeroboam había vuelto de su exilio, enviaron a llamarle del norte de Israel para hacerlo rey.  Para contrarrestar la rebelión, Roboam reunió 180,000 hombres de la casa de Judá y de la tribu de Benjamín con el fin de hacer guerra a las tribus rebeldes del norte y hacerlas volver bajo su autoridad (1 Reyes 12: 20-21).  Pero Dios frenó a Roboam, y no le permitió apagar la rebelión del norte?
(I Reyes 12:22-24)  Pero vino palabra de El Eterno a Semaías varón de Dios, diciendo:  Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y a los demás del pueblo, diciendo:  Así ha dicho El Eterno:  No vayáis, ni peleéis contra vuestros hermanos los hijos de Israel; volveos cada uno a su casa, porque esto lo he hecho yo.  Y ellos oyeron la palabra de Dios, y volvieron y se fueron, conforme a la palabra del Eterno.

Diez Tribus del Norte se rebelaron contra Roboam, y nombraron a Jeroboam como su rey.  Solamente las tribus de Benjamín y Judá  permanecieron fieles a la casa de David, con Roboam como su rey.  De esa forma, la nación de Israel se dividió en dos reinos: Reino del Sur (Casa de Judá), y Reino del Norte (Casa de Efraín).   

[Nota: En el blog Estudio Biblia pueden encontrar un estudio completo de la historia y el futuro profético de las Dos Casas]


REINO DEL NORTE
¿Qué pasó con Jeroboam cuando comenzó a fungir como el rey de las diez tribus del norte en Israel? 
(I Reyes 12:25-27)  Entonces reedificó Jeroboam a Siquem en el monte de Efraín, y habitó en ella; y saliendo de allí, reedificó a Penuel.  Y dijo Jeroboam en su corazón:  Ahora se volverá el reino a la casa de David, si este pueblo subiere a ofrecer sacrificios en la casa de El Eterno en Jerusalén; porque el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam rey de Judá, y me matarán a mí, y se volverán a Roboam rey de Judá. 

Jeroboam tuvo miedo que las tribus sobre las cuales gobernaba se volvieran de nuevo al rey Roboam, nieto de David.  Esto podría suceder con facilidad, ya que todos solían subir a Jerusalén tres veces al año para celebrar las Fiestas en el Templo: Pascua (heb. Pesaj), Pentecostés (heb. Shavuot) y Tabernáculos (heb. Sucot).   Para evitar que su pueblo fuera a Jerusalén, introdujo reformas religiosas. 

a.  Otras opciones de adoración
(I Reyes 12:28-30)  Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto.  Y puso uno en Bet-el, y el otro en Dan.  Y esto fue causa de pecado; porque el pueblo iba a adorar delante uno hasta Dan.

El Becerro de Oro no era exactamente un ídolo pagano, sino una falsa imagen de Dios.  El pueblo creía que estaba adorando a Yahweh, quien los sacó de Egipto… y ese es el gran engaño.  En realidad estaba adorando a una falsa imagen de Dios. 

¿Por qué aceptó esto el pueblo?  Por conveniencia.  Jeroboam puso los becerros de oro en lugares estratégicos: uno al extremo norte del territorio, en Dan.  Otro al extremo sur, en Betel, justo antes de la frontera con Judá.  Ahora los israelitas ya no tendrían que viajar lejos para poder “adorar a Dios”. 

Si alguien se opondría rotundamente a estos cambios serían los levitas, quienes conocían bien las leyes y el orden de Dios.  Seguramente ellos protestaron, pero Jeroboam los calló tomando otra medida político-religiosa:

b.  Reemplazó a los sacerdotes
(I Reyes 12:31)  Hizo también casas sobre los lugares altos, e hizo sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de Leví.
(II Crónicas 11:15)  Y los sacerdotes y levitas que estaban en todo Israel, se juntaron a él desde todos los lugares donde vivían.  Porque los levitas dejaban sus ejidos y sus posesiones, y venían a Judá y a Jerusalén; pues Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de El Eterno.  Y él designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, y para los demonios, y para los becerros que él había hecho.

c.  Instituyó una nueva fiesta
Otro de los cambios radicales y estratégicos que hizo Jeroboam fue cambiar el calendario bíblico.  Se inventó una nueva fiesta en el mes octavo.  Ahora los israelitas ya no tendrían que peregrinar a Jerusalén tres veces al año, pues ahora tenían su propia fiesta local.   
(I Reyes 12:32-33)  Entonces instituyó Jeroboam fiesta solemne en el mes octavo, a los quince días del mes, conforme a la fiesta solemne que se celebraba en Judá; y sacrificó sobre un altar. Así hizo en Bet-el, ofreciendo sacrificios a los becerros que había hecho.  Ordenó también en Bet-el sacerdotes para los lugares altos que él había fabricado.  Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, el mes que él había inventado de su propio corazón; e hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.

El nuevo sistema de adoración establecido en el Norte fue convirtiendo poco a poco a la Casa de Israel en una nación alejada de sus raíces hebreas y las costumbres instruidas por el Eterno en Su Torá.  Los levitas huyeron al Sur, y el pueblo sólo era instruido por los “nuevos sacerdotes” que servían al rey y a sus becerros de oro. 
(Oseas 8:11-12)  Porque multiplicó Efraín altares para pecar, tuvo altares para pecar.  Le escribí las grandezas de mi ley [la Torá], y fueron tenidas por cosa extraña.

ADVERTENCIA
Dios envió profetas al Reino del Notye para llamarlos al arrepentimiento, y les advirtió sobre las consecuencias si no atendían a este llamado. 
(I Reyes 14:15)  El Eterno sacudirá a Israel al modo que la caña se agita en las aguas; y él arrancará a Israel de esta buena tierra que había dado a sus padres, y los esparcirá más allá del Éufrates, por cuanto han hecho sus imágenes de Asera, enojando a El Eterno.  Y él entregará a Israel por los pecados de Jeroboam, el cual pecó, y ha hecho pecar a Israel.
(Oseas 2:11)  Haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus nuevas lunas y sus días de reposo, y todas sus festividades. 


LA HISTORIA SE REPITE
Esta misma situación se ha vuelto a repetir en la historia de la iglesia, lo cual ha tenido repercusiones hasta el día de hoy.  El Cristianismo nació del Judaísmo.  Jesús y sus apóstoles eran judíos.  La Torá no les era “cosa extraña”, sino que la estudiaban y la ponían en práctica. 

Si esto era así, ¿Qué hizo que los creyentes en el Mesías se apartaran de la Torá?  La separación comenzó luego de la Destrucción del Templo en el año 70 d.C., por la persecución de los romanos en contra de los judíos.  Pero se marcó oficialmente en el siglo III con el emperador romano Constantino.   Con el propósito de unificar al imperio romano con fines políticos, Constantino declaró que el cristianismo sería la religión oficial.  Para realizar su plan de unificación, el rediseñó el cristianismo y la transformó en una religión nueva.  Constantino mezcló el paganismo popular con su nueva fe cristiana.  Rechazó la Torá  y remplazó las fiestas del Señor con las paganas que se celebraban en aquel tiempo en Roma.  Cambió el calendario de Dios y se desconectó de los tiempos establecidos por Dios.

Constantino se había convertido al cristianismo, pero se divorció de las raíces hebreas de la fe.  Y no sólo él, sino obligó a todos los creyentes del Imperio Romano a que hicieran lo mismo.  Para probar su lealtad a la “religión oficial”, se obligaba a los creyentes a pronunciar el siguiente creo, el cual revela lo que la “iglesia oficial” creía:

Credo de Constantino

Renuncio a todas las costumbres, ritos, legalismos, panes sin levadura, y fiestas de corderos de los hebreos, sacrificios, oraciones, purificaciones, santificaciones y propiciaciones, himnos y cánticos, observaciones y sinagogas, y las comidas y bebidas de los hebreos.  En un a sola palabra, renuncio absolutamente a todo lo judío, toda ley, rito y costumbre...

Acepto todas las costumbres, ritos, legalismos, fiestas romanas, sacrificios, oraciones, purificaciones con agua, santificaciones por el Pontífice Máximo (el sumo sacerdote de Roma), propiciaciones, fiestas y el sábado nuevo, "Sol dei" (día del sol), todos los nuevas cánticos, observaciones, y todas las comidas y bebidas de los romanos.  En otras palabras, acepto absolutamente todo lo que es romano, toda la ley nueva, rito y costumbre de Roma, y de la nueva religión romana.

[Ref. Acta Sanctorum Martyrum Orientalium at Occidentalium]

Las decisiones que tomó Constantino y el consejo de obispos de ese tiempo afectaron el rumbo de la iglesia cristiana.  Su influencia nos ha llegado hasta el día de hoy.  Entre las fiestas que se adoptaron de tradiciones paganas está la “Semana Santa” y la Navidad.  Hoy se conocen como “fiestas cristianas”, pero su trasfondo y prácticas vienen de fiestas paganas romanas.

2 comentarios:

  1. Excelente articulo. Gracias!

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  2. Muy bueno, me ha servido para comprender bien acerca de las verdaderas fiestas cristianas

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