lunes, 4 de agosto de 2014

9 de AV (Tisha b'Av)


Av es el mes quinto del calendario bíblico. El día 9 de este mes (9 Av, heb. Tisha b’Av) es una fecha importante en la historia de Israel debido a dos grandes tragedias ocurridas en ese día: el Templo fue destruido, tanto el primer templo (en 587 a.C., por los babilonios) como el segundo (en 70 d.C., por los romanos). 

Por esta razón, en el 9 de Av se hace un ayuno especial para lamentar la destrucción del Templo.

LA RAZÓN
Ninguna lamentación estaría completa si no analizamos la razón.  Como dice el refrán: “Si no aprendemos de la historia, estamos condenados a repetirla”.

La razón de la destrucción del Templo no fue porque los enemigos de Israel eran más poderosos.  La verdadera causa fue el pecado del pueblo.  A pesar de muchos años de llamarlos al arrepentimiento, el pueblo no atendió a la voz de los profetas.  Por su actitud impenitente, el Señor se hizo a un lado y permitió que los enemigos de Israel los vencieran.  Israel se fue al exilio, tanto en tiempos de Babilonia como de Roma.

El pueblo judío sabe esto, y ha analizado la razón de la destrucción de ambos templos:
*  El 1er Templo fue destruido a causa de la idolatría, inmoralidad y el derramamiento de sangre.
*  El 2do Templo fue destruido a causa de “odio sin razón” (heb. Sinat Jinam). También fue por el rechazo generalizado al Mesías (pero esto aún no lo reconocen los judíos porque Dios les puso un velo para no reconocerlo, hasta que llegue la plenitud de los gentiles—Romanos 11).

Podemos preguntarnos: ¿Cómo puede Dios permitir la destrucción de su Templo?  La respuesta es: Porque a veces se necesita destruir lo malo para reedificar lo bueno. 
(Jeremías 18:7-9)  En un momento yo puedo hablar contra una nación o contra un reino, de arrancar, de derribar y de destruir;  (8)  pero si esa nación contra la que he hablado se vuelve de su maldad, me arrepentiré del mal que pensaba traer sobre ella.  (9)  Y de pronto puedo hablar acerca de una nación o de un reino, de edificar y de plantar.

Si la razón de la destrucción del Templo es el pecado del pueblo, el remedio o medicina es el arrepentimiento.  Zacarías profetizó sobre el efecto positivo del arrepentimiento del pueblo: el ayuno se convertirá en día de gozo…
(Zacarías 8:19-23)  Así dice el SEÑOR de los ejércitos: "El ayuno del cuarto mes , el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo se convertirán para la casa de Judá en gozo, alegría y fiestas alegres. Amad, pues, la verdad y la paz."  (20)  Así dice el SEÑOR de los ejércitos: "Y será que aun vendrán pueblos y habitantes de muchas ciudades;  (21)  y los habitantes de una irán a otra, diciendo: 'Vamos sin demora a implorar el favor del SEÑOR, y a buscar al SEÑOR de los ejércitos. Yo también iré.'  (22)  "Y vendrán muchos pueblos y naciones poderosas a buscar al SEÑOR de los ejércitos en Jerusalén y a implorar el favor del SEÑOR."  (23)  Así dice el SEÑOR de los ejércitos: "En aquellos días diez hombres de todas las lenguas de las naciones asirán el vestido de un judío, diciendo: 'Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros.'"

HOY
Hay un refrán judío que dice: Cada generación en la que no se reconstruye el Templo es como si fuera responsable por su destrucción”.

Este día de remembranza invita a considerar en qué punto de la restauración está el pueblo de Dios…

Del exilio asirio: Un remanente de la Casa de Israel está dejando el paganismo y está regresando a sus raíces.

Del exilio romano: Un remanente de la Casa de Judá ha regresado a la Tierra de Israel (desde fines del siglo XIX) y han formado el estado de Israel (desde 1948).  Pero aún a la fecha hay muchos judíos en la Diáspora, dispersados por todo el mundo.  Sin embargo, en los últimos años se está incrementando el número de judíos que están haciendo aliyá (retorno a Israel, lit. “subida”, en referencia a “subir a Jerusalén” Isa. 2:3), ya sea porque son “llamados” o porque hay sido perseguidos por el resurgimiento del antisemitismo en todo el mundo [lo cual se ha hecho más evidente durante la guerra en Gaza].

Recordando lo que se perdió en el 9 de Av, no podemos olvidar que hay un territorio muy importante que falta por recuperar y reconstruir: el Monte del Templo.  Ése es el lugar donde fueron levantados el primero y el segundo Templo, que hoy se encuentra ocupado por el Domo de la Roca y una mezquita. 

En la Guerra de 1967, el ejército de Israel recuperó el control de toda Jerusalén, incluyendo el Monte del Templo.  Sorpresivamente devolvió el control del área del Templo a los musulmanes como “un acto de buena fe”.  Esa decisión fue política y militar, pero le ha salido cara a Israel.  Hoy en día les cierran las puertas a los judíos para subir a orar al Monte.  Algunos grupos religiosos han estado peleando por el derecho de los judíos a orar en el Monte.  Ha sido una larga historia de tira y encoje que no termina.  Probablemente esta lucha continuará hasta que venga el Señor a reclamar su derecho legal sobre Monte Moria, sobre Jerusalén y sobre todo el mundo.  Yeshua HaMashiaj reedificará el Templo sobre el Monte, y allí establecerá Su Trono desde donde reinará sobre toda la Tierra. 

Mientras que parte del pueblo todavía esté en exilio,
…mientras que el Templo aun no sea reedificado,
…mientras que el pueblo de Dios todavía viva en desorden (y el templo espiritual esté en ruinas)
…Todavía tendremos razón para seguir orando y ayunando.


Sigamos orando por la paz de Jerusalén:

“Yo me alegré cuando me dijeron: Vamos a la casa de Yehová.
Plantados están nuestros pies dentro de tus puertas, oh Jerusalén.
Jerusalén, que está edificada como ciudad compacta, bien unida,
a la cual suben las tribus, las tribus de Yehová,
(lo cual es ordenanza para Israel) para alabar el nombre de Yehová.
Porque allí se establecieron tronos para juicio, los tronos de la casa de David.
Orad por la paz de Jerusalén: Sean prosperados los que te aman.
Haya paz dentro de tus muros, y prosperidad en tus palacios.
Por amor de mis hermanos y de mis amigos diré ahora: Sea la paz en ti.
Por amor de la casa de Yehová nuestro Dios procuraré tu bien.”
(Salmo 122)


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