miércoles, 27 de diciembre de 2017

APOCALIPSIS 2:12-17. Pérgamo (a)

HISTORIA DE PERGAMO
Pérgamo era una ciudad muy próspera y llena de cultura, con una de las bibliotecas más grandes del mundo antiguo. Aunque Éfeso era la ciudad más grande, Pérgamo llegó a ser la más influyente porque allí se ubicó el gobierno romano de la provincia de Asia Menor.

La ciudad de Pérgamo estaba situada al pie de una montaña, pero el área más importante se encontraba en la cima de la montaña, una acrópolis llena de palacios y templos. Miles de personas visitaban los templos dedicados a Zeus, Atenea, Dionisio y Esculapio, además de la adoración del emperador romano. El altar más grande de la acrópolis estaba dedicado a Zeus. El fuego de ese altar se mantenía encendido todo el tiempo. Este altar pagano es lo que en Apocalipsis se describe como “el trono de Satanás”. El diablo siempre busca los lugares altos para ser adorado. En la acrópolis de Pérgamo también se adoraba a Esculapio, el dios patrono de la medicina, que era representado con una serpiente. Y recordemos que Satanás es descrito en la Biblia como “la serpiente antigua” (Apoc. 12:9).

IGLESIA DE PÉRGAMO
En su mensaje a la iglesia de Pérgamo, Jesús los felicita por su fidelidad. A pesar de encontrarse en una ciudad con tanta influencia satánica, ellos han permanecido fieles. 
(Apocalipsis 2:13) Yo sé dónde moras: donde está el trono de Satanás. Guardas fielmente mi nombre y no has negado mi fe, aun en los días de Antipas, mi testigo, mi siervo fiel, que fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás. 

Algunos creyentes de Pérgamo murieron por su fe. Entre ellos está Antipas, quien la tradición señala como el obispo de la iglesia local. El Señor describe a Antipas como su “testigo fiel”, en griego: pistos martus.  Esta es la misma descripción que se da de Jesús en el capítulo uno (1:5).  “Martus” se traduce como “mártir”, pero literalmente significa “testigo”, es decir, alguien que da testimonio, aún hasta la muerte. Antipas dio fiel testimonio del Señor, no sólo hablando la verdad sino también viviendo según la Palabra de Dios, a pesar que esto no era popular en ese ambiente. Y él fue fiel hasta la muerte.

ESPADA DE DOS FILOS
Jesús se presenta a esta iglesia como “el que tiene la espada aguda de dos filos” (Apoc. 2:12). Bíblicamente, la espada representa lo siguiente:
(Efesios 6:17) Tomad también el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios.
(Hebreos 4:12-13) Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón.  Y no hay cosa creada oculta a su vista, sino que todas las cosas están al descubierto y desnudas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.

La espada es un símbolo de la Palabra de Dios. La descripción de “dos filos” representa que corta a ambos lados. Los romanos usaban esta espada de dos filos, lo cual les daba una ventaja sobre sus enemigos en la batalla, porque podía atacarse rápidamente a ambos lados, sin tener que esperar a cambiar de posición la espada. El peligro de los dos filos es que uno también puede salir herido cuando la espada regresa. Siendo la espada la Palabra de Dios, debemos cuidarnos de sus dos filos, porque seremos juzgados con la misma medida que juzgamos (Mateo 7:1-5). Primero debemos usar la palabra para limpiarnos a nosotros mismos, y luego podremos ayudar a los demás.  Como dice Pablo, el propósito de las Escrituras es edificar e instruir para bendición.
(II Timoteo 3:16-17)  Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra.

Al final de Apocalipsis vemos que el Señor usará una espada que sale de su boca, y con ella limpiará al mundo. 
(Apocalipsis 19:15) De su boca sale una espada afilada para herir con ella a las naciones, y las regirá con vara de hierro; y El pisa el lagar del vino del furor de la ira de Dios Todopoderoso.

Pero antes de limpiar al mundo con la Verdad, Él viene a limpiar a Su Iglesia.  La Biblia dice que el juicio comienza por la casa.
(I Pedro 4:12-19) Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que en medio de vosotros ha venido para probaros, como si alguna cosa extraña os estuviera aconteciendo; antes bien, en la medida en que compartís los padecimientos de Cristo, regocijaos, para que también en la revelación de su gloria os regocijéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, dichosos sois, pues el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, por ellos El es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Que de ninguna manera sufra alguno de vosotros como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entrometido.  Pero si alguno sufre como cristiano, que no se avergüence, sino que como tal glorifique a Dios. Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si comienza por nosotros primero, ¿cuál será el fin de los que no obedecen al evangelio de Dios? Y si el justo con dificultad se salva, ¿qué será del impío y del pecador? Por consiguiente, los que sufren conforme a la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, haciendo el bien.

El Señor se presentó a la iglesia de Pérgamo con la Espada de la Verdad, porque allí había cierto tipo de engaño, que debía ser corregido. Esto lo estudiaremos en la próxima entrada…



Más capítulos de este estudio en: 
Apocalipsis

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