El Mes 5 (Av) se caracteriza por ser un mes de tragedias, especialmente en el día 9 de Av. En esa fecha han sucedido varios acontecimientos trágicos en la historia de Israel, y por ello los judíos ayunan en ese día.
¿Qué ha acontecido en el 9 de Av en la historia de Israel y el pueblo judío?
(587 a.C.) Destrucción del Primer Templo a manos de los babilonios
(70 d.C.) Destrucción del Segundo Templo a manos de los romanos.
(135 d.C.) Derrota final de la revuelta judía y destrucción completa de Jerusalén.
(1095) El papa Urbano II convocó a la Primera Cruzada, en la cual se masacraron miles de judíos.
(1190) Martirio de Cork. Muerte de 500 judíos en el castillo de York, Inglaterra
(1290) Expulsión de los judíos de Inglaterra
(1492) Expulsión de los judíos de España
(1914) Inicio de la Primera Guerra Mundial, y persecución de los judíos por el ejército ruso (pogroms)
(1942) Inicio de la deportación de judíos a los campos de exterminio
(2005) Expulsión de los judíos de la Franja de Gaza por el gobierno israelí
Hay otra tragedia que sucedió en el día 9 de Av, un año después de que los israelitas fueran librados de la esclavitud en Egipto…
PECADO DE LOS ESPÍAS
Según la tradición, el día 8 de Av llegó el reporte de los espías que habían sido enviados a explorar la Tierra Prometida.
(Números 13:30-32) Entonces Caleb calmó al pueblo delante de Moisés, y dijo: Debemos ciertamente subir y tomar posesión de ella, porque sin duda la conquistaremos. (31) Pero los hombres que habían subido con él dijeron: No podemos subir contra ese pueblo, porque es más fuerte que nosotros. (32) Y dieron un mal informe a los hijos de Israel de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por la que hemos ido para reconocerla es una tierra que devora a sus habitantes, y toda la gente que vimos en ella son hombres de gran estatura.
En lugar de creer en el buen reporte de Josué y Caleb, el pueblo dejó invadir su corazón de miedo y perdieron su fe en Dios.
Según la tradición, el día 9 de Av el Señor decretó que esa generación no entraría a la Tierra Prometida por su falta de fe.
FIN DE UNA GENERACIÓN
La primera vez que se menciona en la Biblia el mes 5 es en Números.
(Números 33:38) Entonces el sacerdote Aarón subió al monte Hor por mandato del SEÑOR, y allí murió, el año cuarenta después que los hijos de Israel habían salido de la tierra de Egipto, el primer día del mes quinto.
Aarón no murió un día cualquiera. El fue llamado ese preciso día para irse con el Señor.
(Num. 20:23-29) Y habló el SEÑOR a Moisés y a Aarón en el monte Hor, en la frontera de la tierra de Edom, diciendo: (24) Aarón será reunido a su pueblo, pues no entrará a la tierra que yo he dado a los hijos de Israel, porque vosotros os rebelasteis contra mi orden en las aguas de Meriba. (25) Toma a Aarón y a su hijo Eleazar y tráelos al monte Hor; (26) y quita a Aarón sus vestidos y ponlos sobre su hijo Eleazar. Entonces Aarón será reunido a su pueblo , y morirá allí. (27) Moisés hizo tal como el SEÑOR le ordenó, y subieron al monte Hor ante los ojos de toda la congregación. (28) Y después que Moisés le quitó a Aarón sus vestidos y se los puso a su hijo Eleazar, Aarón murió allí sobre la cumbre del monte, y Moisés y Eleazar descendieron del monte. (29) Cuando toda la congregación vio que Aarón había muerto, toda la casa de Israel lloró a Aarón por treinta días.
Aarón representaba a la “generación del desierto”, aquellos que fueron liberados de la esclavitud en Egipto. Pero ninguno de ellos entró a la Tierra Prometido; todos ellos, excepto Josué y Caleb, murieron en el desierto por su falta de fe.
(Hebreos 3:8-14) No endurezcais vuestros corazones, como en la provocación, como en el día de la prueba en el desierto, (9) donde vuestros padres me tentaron al ponerme a prueba, y vieron mis obras por cuarenta años. (10) Por lo cual me disgusté con aquella generación, y dije: "Siempre se desvían en su corazón, y no han conocido mis caminos"; (11) Como juré en mi ira: "No entrarán en mi reposo." (12) Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo. (13) Antes exhortaos los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado. (14) Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad.
(Hebreos 3:17-19) ¿Y con quiénes se disgustó por cuarenta años? ¿No fue con aquellos que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? (18) ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a los que fueron desobedientes? (19) Vemos, pues, que no pudieron entrar a causa de su incredulidad.
LA razón por la que esa generación no entró a la Tierra Prometida no fue el “miedo” sino la INCREDULIDAD. De hecho, la raíz del miedo es la incredulidad, la falta de fe.
¿Cuándo siente uno miedo? Por lo general viene cuando uno no sabe lo que va a pasar. En otras palabras, es la falta de conocer o no saber. Pero, ¿qué de aquellas personas que sí conocen, y aún así sienten miedo? Es porque no creen.
(Num. 14:6-9) Y Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rasgaron sus vestidos; (7) y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por la que pasamos para reconocerla es una tierra buena en gran manera. (8) Si el SEÑOR se agrada de nosotros, nos llevará a esa tierra y nos la dará; es una tierra que mana leche y miel. (9) Sólo que no os rebeléis contra el SEÑOR, ni tengáis miedo de la gente de la tierra, pues serán presa nuestra. Su protección les ha sido quitada, y el SEÑOR está con nosotros; no les tengáis miedo.
¿Cómo podemos evitar que nos pase lo mismo que a los israelitas de esa generación?
Primero, dedicar nuestras vidas a conocer a Dios.
Luego, creer en El, aunque las circunstancias sean adversas.
La fe no depende de las circunstancias, sino está sobre ellas. La fe depende de lo que creemos de Dios, no de lo que ven nuestros ojos.
(Hebreos 11:1) Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
(Hebreos 11:6) Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que es remunerador de los que le buscan.
Tener fe no es tener una “buena imaginación” o tener “buenos deseos” que van en contra de la realidad. Tener fe es creer en lo que Dios ha dicho o en lo que conocemos de Dios. Por eso, la fe parte de conocer a Dios.
Si no tenemos fe, lo más probable es que no conozcamos a Dios.
Pero si hemos conocido a Dios, y aún así no tenemos fe, entonces eso es “pecado”.
(Hebreos 4:1-2) Por tanto, temamos, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. (2) Porque en verdad, a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva, como también a ellos; pero la palabra que ellos oyeron no les aprovechó por no ir acompañada por la fe en los que la oyeron.
REACCIÓN ANTE LA TRAGEDIA
Ante las tragedias, podemos tener dos reacciones: Una es culpar a Dios y alejarnos de Él. Otra es sacar provecho de la prueba para aprender y madurar espiritualmente. Si es necesario, debemos reconocer nuestras faltas, arrepentirnos y cambiar. Si no hay falta, esperar en el Señor lo bueno que vendrá, porque todas las cosas ayudan para bien a los que aman a Dios (Rom. 8:28).
CONSUELO
Este mes también es conocido como: Menajem Av [lit. Consuelo del Padre]. Así como ha habido tragedias en este mes, también estamos esperando el consuelo que éstas han traído. Dios no permite nada que ultimadamente no sea para bien para aquellos que le aman (Rom. 8:28).
Además, el Señor prometió a través de sus profetas que los días de ayuno se convertirán en días de gozo y fiesta.
(Zacarías 8:19) Así dice el SEÑOR de los ejércitos: "El ayuno del cuarto mes, el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo se convertirán para la casa de Judá en gozo, alegría y fiestas alegres. Amad, pues, la verdad y la paz."
AYUNO
¿Debemos ayunar nosotros en esa fecha?
En el tiempo de Zacarías se hicieron la misma pregunta:
(Zac. 7:2-3) La aldea de Betel había enviado a Sarezer, a Regem-melec y a sus hombres a implorar el favor del SEÑOR, (3) y a hablar a los sacerdotes que eran de la casa del SEÑOR de los ejércitos, y a los profetas, diciendo: ¿Debemos llorar en el mes quinto y abstenernos como lo hemos hecho durante tantos años?
Esta es la respuesta que Dios dio:
(Zac. 7:4-7) Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR de los ejércitos, diciendo: (5) Habla a todo el pueblo de la tierra y a los sacerdotes, y di: "Cuando ayunabais y os lamentabais en el quinto y el séptimo mes durante estos setenta años, ¿ayunabais en verdad por mí? (6) "Y cuando coméis y bebéis, ¿no coméis y bebéis para vosotros mismos? (7) "¿No son estas las palabras que el SEÑOR proclamó por medio de los ntiguos profetas, cuando Jerusalén estaba habitada y próspera con sus ciudades a su alrededor, y el Neguev y la tierra baja estaban habitados?"
De nada sirve ayunar si no estamos dispuestos a obedecer a Dios. El propósito del ayuno es buscar la voluntad de Dios, y luego hacerla.
(Zac. 8:19) Así dice el SEÑOR de los ejércitos: "El ayuno del cuarto mes , el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo se convertirán para la casa de Judá en gozo, alegría y fiestas alegres. Amad, pues, la verdad y la paz."
Una situación similar se vivió en tiempo de Ezequiel. En relación con esto, el profeta recibió la siguiente palabra precisamente en el mes quinto.
(Eze 20:1-7) Y sucedió que en el año séptimo, el día diez del quinto mes, vinieron algunos de los ancianos de Israel a consultar al SEÑOR, y se sentaron delante de mí. (2) Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: (3) Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel y diles: "Así dice el Señor DIOS: '¿Venís a consultarme? Vivo yo, que no me dejaré consultar por vosotros'"--declara el Señor DIOS. (4) ¿Los juzgarás? ¿Los juzgarás, hijo de hombre? Hazles saber las abominaciones de sus padres, (5) y diles: "Así dice el Señor DIOS: 'El día que escogí a Israel y juré a los descendientes de la casa de Jacob, me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, y les juré diciendo: Yo soy el SEÑOR vuestro Dios; (6) aquel día les juré que los sacaría de la tierra de Egipto a una tierra que yo había escogido para ellos, que mana leche y miel y que es la más hermosa de todas las tierras. (7) 'Y les dije: "Arroje cada uno las cosas detestables que os atraen, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto; yo soy el SEÑOR vuestro Dios."
¿Qué les pidió Dios?
“Arroje cada uno las cosas que los atraen y no se contaminen con los ídolos de Egipto.”
Tanto en la palabra de Zacarías como de Ezequiel vemos un patrón: Buscaban a Dios para pedirle, pero no estaban dispuestos a escuchar lo que Él tenía que decirles y mucho menos obedecerle.
Si vamos a ayunar, que sea con la motivación correcta: buscar la voluntad de Dios y obedecerle.
LECTURA PARA EL DÍA DE REPOSO
Para el día de reposo que viene después del 9 de Av, la lectura de los profetas (Haftará) que corresponde es Isaías 40. Así comienza:
(Isa. 40:1-10) Consolad, consolad a mi pueblo--dice vuestro Dios. (2) Hablad al corazón de Jerusalén y decidle a voces que su lucha ha terminado, que su iniquidad ha sido quitada, que ha recibido de la mano del SEÑOR el doble por todos sus pecados. (3) Una voz clama: Preparad en el desierto camino al SEÑOR; allanad en la soledad calzada para nuestro Dios. (4) Todo valle sea elevado, y bajado todo monte y collado; vuélvase llano el terreno escabroso, y lo abrupto, ancho valle. (5) Entonces será revelada la gloria del SEÑOR, y toda carne a una la verá, pues la boca del SEÑOR ha hablado. (6) Una voz dijo: Clama. Entonces él respondió: ¿Qué he de clamar? Toda carne es hierba, y todo su esplendor es como flor del campo. (7) Sécase la hierba, marchítase la flor cuando el aliento del SEÑOR sopla sobre ella; en verdad el pueblo es hierba. (8) Sécase la hierba, marchítase la flor, mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre. (9) Súbete a un alto monte, oh Sion, portador de buenas nuevas; levanta con fuerza tu voz, oh Jerusalén, portadora de buenas nuevas; levántala, no temas. Di a las ciudades de Judá: Aquí está vuestro Dios. (10) He aquí, el Señor DIOS vendrá con poder, y su brazo gobernará por El. He aquí, con El está su galardón, y delante de El su recompensa.
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