lunes, 2 de agosto de 2010

PROPÓSITO DEL AYUNO

Desde hace varios años hemos estado organizando este ayuno para el período de arrepentimiento (1 Elul al 10 Tishrei). Lo hacemos en estas fechas por su relación con las últimas fiestas, las cuales anuncian la Segunda Venida del Mesías.

Este es el “Ayuno de la Novia”. El propósito es preparar a la Novia de Cristo para la inminente venida del Señor. Las señales de los tiempos revelan que ya no falta mucho tiempo, por lo tanto debemos prepararnos.


¿POR QUÉ AYUNAMOS?
Ayunar es más que abstenerse de comer. El ayuno no es una dieta, sino un ejercicio espiritual que busca controlar a la carne para poder oír con más claridad al Espíritu de Dios que está dentro de nosotros. Es un esfuerzo consciente para conectarse con Dios.

El propósito del ayuno no es “doblar el brazo de Dios” para que nos cumpla nuestros deseos. No es una penitencia con la intención de buscar un favor. Al contrario, el verdadero ayuno busca acallar el alma y los deseos personales con el fin de buscar la voluntad de Dios (Isaías 58).

El ayuno es un tiempo que dedicamos a Dios para conectarnos con Él y escucharlo con mayor claridad. Él conoce lo que necesitamos aun mejor que nosotros mismos. Con ese fin, también debemos dedicar tiempo especial para orar, leer la Biblia y meditar. Sin estas actividades espirituales, el ayuno se reduciría a una simple “dieta”.

Al realizar un ayuno, es ideal no sólo abstenerse de comida sino de otras actividades que puedan distraernos de oír la voz de Dios y conectarnos con el Espíritu. Algunos de estos distractores son: televisión, cine, novelas, revistas, conversaciones vanas, etc.


DIFERENTES PLANES DE AYUNO
Lo ideal en un ayuno es abstenerse de todo alimento y distracción, para dedicar el tiempo completo a Dios. Pero dado que este ayuno es largo (40 días) y tenemos que seguir con las actividades cotidianas, entonces proponemos que el ayuno se haga en forma parcial.
A continuación les presentamos algunas opciones:
[Nota: Estos planes no pretenden limitar las opciones, sino sirven como base para facilitar tu elección. Si tienes otro plan que consideres más adecuado a tu caso particular, te animamos a que lo pruebes.]
A. Ayuno de ciertos alimentos
Puedes eliminar uno o varios alimentos de tu dieta diaria, por ejemplo: carnes, comida chatarra, dulces, postres, pastas, etc.

Un ejemplo de este tipo de ayuno es el que hizo Daniel por 21 días, absteniéndose de comer carne, postres y vino.
(Daniel 10:2-3)  En aquellos días, yo, Daniel, había estado en duelo durante tres semanas completas. (3) No comí manjar delicado ni entró en mi boca carne ni vino, ni usé ungüento alguno, hasta que se cumplieron las tres semanas.

No sólo se trata de eliminar “lo que nos gusta”, pues no el ayuno no es un castigo. La clave está en no consentir a la carne, sino darle el lugar al espíritu y poder oírlo con claridad. En ese sentido, es conveniente escoger alimentos buenos y sanos, en lugar de antojos.

B. Ayuno de tiempos
En este tipo de ayuno, en lugar de eliminar alimentos, uno se abstiene de tiempos de comida. Por ejemplo, se elimina la cena, y se aprovecha ese tiempo para dedicarlo a la oración y al estudio de la Biblia.

C. Ayuno progresivo
En ese plan de ayuno, se van quitando progresivamente diferentes tipos de alimentos, hasta llegar sólo a tomar agua.

Un ejemplo de este plan puede ser el siguiente:

Semana 1 > Se quitan las carnes
Semana 2 > Además de las carnes, + se quita la comida chatarra
Semana 3 >Además de la carne y comida chatarra, + se quitan los postres
Semana 4 > Además de la carne, comida chatarra y postes, + se quitan pan y pastas
Semana 5 > Sólo se comen verduras y frutas
Últimos días > Sólo se bebe agua

D. Ayuno total
Sólo se bebe agua por el tiempo de la duración del ayuno. Este es el ayuno clásico, pero algunos no recomiendan hacerlo por más de tres días. Muy pocas personas lo han hecho por 40 días.

Jesús hizo un ayuno de 40 días en el desierto en este período de arrepentimiento.
(Mateo 4:1-2)  Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. (2) Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, entonces tuvo hambre.

También lo hizo Moisés cuando subió al Monte Sinaí para pedir perdón por el pecado del Becerro de Oro. Estuvo arriba por 40 días. El día en que él descendió con las Segundas Tablas del Pacto era precisamente el 10 de Tishrei, Día de Expiación (Yom Kipur).
(Exodo 34:28-29)  Y Moisés estuvo allí con el SEÑOR cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan ni bebió agua. Y escribió en las tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos. (29) Y aconteció que cuando Moisés descendía del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, Moisés no sabía que la piel de su rostro resplandecía por haber hablado con Dios.

PREPARACIÓN
Para escoger el tipo de ayuno que vas a hacer, pídele a Dios que te dirija. Que tu ayuno comience buscando Su voluntad, no la tuya.

También aparta tiempo en tu día para dedicarlo a la oración y al estudio de la Palabra.  Cada día saldrá publicado el estudio del día en el blog Cita Divina.

En tu oración, además de derramar tu corazón delante de Dios, no te olvides de quedar callado para escuchar Su voz. Este es un ejercicio que deberíamos practicar todo el tiempo, pero es ideal para comenzar a ejercitarlo en el marco de un ayuno.

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