jueves, 2 de septiembre de 2010

Joel (Día 24): Día de Su Venida, Día de Fuego


JESÚS HABLA DEL DÍA
Cuando Jesús habló a los discípulos acerca de los últimos tiempos, Él mencionó las señales que acompañarían Su Segunda Venida:
(Mateo 24:29-35)  Pero inmediatamente después de la tribulación de esos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su luz, las estrellas caerán del cielo y las potencias de los cielos serán sacudidas. (30) Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y entonces todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al hijo del hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. (31) Y El enviará a sus ángeles con una gran trompeta y reunirán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta el otro. (32) Y de la higuera aprended la parábola: cuando su rama ya se pone tierna y echa las hojas, sabéis que el verano está cerca. (33) Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, sabed que El está cerca, a las puertas. (34) En verdad os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. (35) El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.

También en el Evangelio de Lucas está escrito:
(Lucas 21:25-28)  Y habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra, angustia entre las naciones, perplejas a causa del rugido del mar y de las olas, (26) desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las potencias de los cielos serán sacudidas. (27) Y entonces verán al hijo del hombre que viene en una nube con poder y gran gloria. (28) Cuando estas cosas empiecen a suceder, erguíos y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención.

Las señales de las que Jesús habló son las mismas que menciona el profeta Joel: sonará la trompeta, el sol se oscurecerá, la luna y las estrellas se oscurecerán, los cielos se estremecerán. Estas son las señales de Su venida, que es lo mismo que el Día del Señor.

DESPIERTEN
Así como Joel, también Pedro hace un llamado al pueblo de Dios para que despierten y estén atentos a las señales de los tiempos. En esta ocasión, con relación a la Segunda Venida del Señor.
(2 Pedro 3:1-7)  Amados, esta es ya la segunda carta que os escribo, en las cuales, como recordatorio, despierto en vosotros vuestro sincero entendimiento, (2) para que recordéis las palabras dichas de antemano por los santos profetas, y el mandamiento del Señor y Salvador declarado por vuestros apóstoles. (3) Ante todo, sabed esto: que en los últimos días vendrán burladores, con su sarcasmo, siguiendo sus propias pasiones, (4) y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde que los padres durmieron, todo continúa tal como estaba desde el principio de la creación. (5) Pues cuando dicen esto, no se dan cuenta de que los cielos existían desde hace mucho tiempo, y también la tierra, surgida del agua y establecida entre las aguas por la palabra de Dios, (6) por lo cual el mundo de entonces fue destruido, siendo inundado con agua; (7) pero los cielos y la tierra actuales están reservados por su palabra para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos.

Luego del Diluvio, el Señor prometió que no volvería a destruir el mundo con agua (Gen. 9:11). Pero no dijo lo mismo del fuego. El apóstol Pedro nos hace ver que el fuego está reservado para los últimos tiempos.
(2 Pedro 3:9-14)  El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento. (10) Pero el día del Señor vendrá como ladrón, en el cual los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas. (11) Puesto que todas estas cosas han de ser destruidas de esta manera, ¡qué clase de personas no debéis ser vosotros en santa conducta y en piedad, (12) esperando y apresurando la venida del día de Dios, en el cual los cielos serán destruidos por fuego y los elementos se fundirán con intenso calor! (13) Pero, según su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia. (14) Por tanto, amados, puesto que aguardáis estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por El en paz, sin mancha e irreprensibles.

Nosotros no podemos hacer nada para evitar lo inevitable. Lo único que podemos hacer es prepararnos para tal día. ¿Qué dice Pedro que harán los que aguardan estas cosas? Procurarán “ser hallados en paz, sin mancha e irreprensibles”.

No se trata de haber sido “perfectos” siempre, porque no hay nadie justo, sólo Jesús. Más bien es un compromiso de ir limpiándose y purificándose. ¿Cómo se hace eso? Reconociendo en qué nos hemos desviado, pidiendo perdón y rectificando.

Luego de haber encontrado la salvación por la sangre del Cordero de Dios, debemos buscar la santificación (1 Juan 3:3-10). En lugar de construir la vida con “paja, heno y hojarasca”, que se queman con el fuego, debemos procurar invertir en “oro y plata”, la cual se purifica con el fuego.

Analicemos qué hay en nuestro corazón. ¿Qué sale de tu boca y de tu corazón cuando te enfrentas al calor de las pruebas de la vida? Si te prende el fuego, es porque es “paja”, pero si sales mejor de la prueba de como entraste, entonces tienes metal precioso por dentro.
(1 Corintios 3:10-15) Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como sabio arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica sobre él. Pero cada uno tenga cuidado cómo edifica encima. (11) Pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, el cual es Jesucristo. (12) Ahora bien, si sobre este fundamento alguno edifica con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, (13) la obra de cada uno se hará evidente; porque el día la dará a conocer, pues con fuego será revelada; el fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno. (14) Si permanece la obra de alguno que ha edificado sobre el fundamento, recibirá recompensa. (15) Si la obra de alguno es consumida por el fuego, sufrirá pérdida; sin embargo, él será salvo, aunque así como por fuego.

…En tu ORACIÓN de hoy medita sobre esto. Este tiempo de ayuno es propicio para sacar la paja—no del ojo ajeno, sino del propio. Esta es la preparación que debemos hacer para ese Día en que vendrá fuego…

1 comentario:

  1. Anónimo3/9/10 10:21

    Un dato curioso...
    en Hageo 1:14-15 dice que el 24 de Tishrei (mes 6°)--un día como HOY--- el Señor despertó el espíritu de Zorobabel, el espíritu de Josué y el espíritu de todo el resto del pueblo!!!
    Me llama poderosamente la atención porque estamos precisamente en el dia 24 del sexto mes, en medio del ayuno....
    Así que clamemos porque el Eterno despierte nuestro espíritu tal como lo hizo hace miles de años!!!

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