miércoles, 1 de septiembre de 2010

Joel (Día 23): Cumplimiento de Joel 2:10


EN LA HISTORIA
Antes de hablar del cumplimiento profético de las señales en los cielos y la tierra, veamos cómo se cumplió esto en la historia…
(Joel 2:10)  Ante ellos tiembla la tierra, se estremecen los cielos, el sol y la luna se oscurecen, y las estrellas pierden su resplandor.

En tiempos de Babilonia y Roma se vivió de una forma. La tierra tembló al paso del enorme ejército, así como cuando pasa cerca un tren. El humo del fuego que iba dejando el ejército invasor por detrás y por delante llenó los cielos, y lo oscureció de tal forma que era difícil ver el sol, la luna y las estrellas.

Así fue en tiempos antiguos, pero en los últimos tiempos se apreciará de otra manera…

EN LA PROFECÍA
Muchos profetas de diferentes tiempos han hablado del día en que el sol se oscurecerá y la luna se verá de color rojo. Acompañando a estas señales, también habrá un gran terremoto.

Estas señales revelan que el Día del Señor ha llegado.
(Isaías 13:9-10)  He aquí, el día del SEÑOR viene, cruel, con furia y ardiente ira, para convertir en desolación la tierra y exterminar de ella a sus pecadores. (10) Pues las estrellas del cielo y sus constelaciones no destellarán su luz; se oscurecerá el sol al salir, y la luna no irradiará su luz.

(Ezequiel 32:7-8)  Cuando te hayas extinguido, cubriré los cielos y oscureceré sus estrellas; cubriré el sol de nubes, y la luna no dará su luz. (8) Todos los astros brillantes del cielo oscureceré por causa tuya, y pondré tinieblas sobre tu tierra --declara el Señor DIOS.

(Hageo 2:21-22)  Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, diciendo:  Yo estremeceré los cielos y la tierra, (22) y volcaré el trono de los reinos y destruiré el poder de los reinos de las naciones; y volcaré el carro y a los que montan en él, y caerán los caballos y sus jinetes, cada uno por la espada de su hermano.

[Otras referencias: Zacarías 14:3-7; Amós 5:8, 8:9-10; Ezequiel 38:19-23; Hageo 2:6-7]

En Apocalipsis vemos que estas señales se darán cuando el Señor abra el sexto sello del Libro que está en el Cielo.
(Apocalipsis 6:12-17)  Vi cuando el Cordero abrió el sexto sello, y hubo un gran terremoto, y el sol se puso negro como cilicio hecho de cerda, y toda la luna se volvió como sangre, (13) y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, como la higuera deja caer sus higos verdes al ser sacudida por un fuerte viento. (14) Y el cielo desapareció como un pergamino que se enrolla, y todo monte e isla fueron removidos de su lugar. (15) Y los reyes de la tierra, y los grandes, los comandantes, los ricos, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; (16) y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros y escondednos de la presencia del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero, (17) porque ha llegado el gran día de la ira de ellos, ¿y quién podrá sostenerse?

En Apocalipsis se mencionan tres grandes terremotos:
  • Cuando el Señor abra el 6° Sello (Apoc. 6:12)
  • Como parte del 2° Ay (Apoc. 11:13)
  • Cuando se derrame 7° Copa de ira (Apoc. 16:17-20)
En Hebreos también está escrito:

(Hebreos 12:26-29)  Su voz hizo temblar entonces la tierra, pero ahora El ha prometido, diciendo: Aun una vez más, Yo haré temblar no sólo la tierra, sino también el cielo. (27) Y esta expresión: Aún, una vez más, indica la remoción de las cosas movibles, como las cosas creadas, a fin de que permanezcan las cosas que son inconmovibles. (28) Por lo cual, puesto que recibimos un reino que es inconmovible, demostremos gratitud, mediante la cual ofrezcamos a Dios un servicio aceptable con temor y reverencia; (29) porque nuestro Dios es fuego consumidor.

Esta será la culminación de la profecía. Todos los habitantes de la Tierra podrán ver estos acontecimientos, los cuales darán testimonio de que ha llegado el Día del Señor.

Mañana veremos lo que Jesús dijo acerca de este Día…

ORACION

Señor, no quiero tener miedo de las señales de los tiempos. Más bien, quiero que me sirvan de alarma para prepararme. No quiero que el día de Tu venida me encuentre durmiendo. Quiero velar y estar atento.

Por ello, te pido que abras mis ojos para reconocer Tus señales. Abre mi entendimiento para comprender y así poder atender a Tu llamado. Quiero reconocer tus tiempos y unirme a tus planes y propósitos.

[Silencio para escuchar]

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