viernes, 3 de diciembre de 2010

Januka: Día 3

 El Siervo + 3 luces



 FIESTA DE LAS LUCES
La fiesta de Januka gira alrededor de la lámpara, cuya luz va en incremento. Por eso esta fiesta se conoce como la “Fiesta de las Luces”.

Esta fiesta celebra la luz del mundo, en medio de tanta oscuridad. Esa luz del mundo es Jesús. El es el siervo que enciende la luz en nuestros corazones. Después de hacerlo, él nos invita a que nosotros también seamos luz a las naciones.

La lámpara de Januka (Janukía) tiene nueve brazos (ocho brazos más el siervo) en memoria de los ocho días que milagrosamente duró frasco de aceite santo, el cual normalmente hubiera alcanzado sólo para un día.

ACEITE PARA LA LAMPARA
Para la lámpara del Templo no se podía usar cualquier aceite. Tenía que ser uno especial.

Curiosamente, el aceite santo no era producido por los levitas o los sacerdotes, sino debía ser llevado por el pueblo.
(Exodo 27:20-21) Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas para el alumbrado, para que la lámpara arda continuamente. (21) En la tienda de reunión, fuera del velo que está delante del testimonio, Aarón y sus hijos la mantendrán en orden delante del SEÑOR desde la tarde hasta la mañana; será estatuto perpetuo para todas las generaciones de los hijos de Israel.

El aceite santo provenía de la primicia que sale de los olivos machados (no prensados). De la primer machacada, sólo salen gotas. Ésta era la primicia de la cosecha de los olivos. Estas gotas recogidas por los israelitas eran apartadas para el aceite santo que iluminaría el candelabro en el Templo.

Posteriormente, los israelitas prensaban aún más los olivos, de lo cual salía más aceite que les servía como alimento, unción y alumbrado en sus casas. La primicia era para Dios, y el resto para el pueblo.

Dios espera que nosotros hagamos nuestra parte para mantener vivo el fuego en nuestros corazones. Dios manda el fuego, y nosotros llevamos el aceite.
(Levítico 24:1-3)  Entonces habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: (2) Manda a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas para el alumbrado, para hacer arder la lámpara continuamente. (3) Fuera del velo del testimonio, en la tienda de reunión, Aarón las dispondrá para que ardan desde el anochecer hasta la mañana delante del SEÑOR continuamente; será estatuto perpetuo para todas vuestras generaciones.

Los sacerdotes recibían en el Templo la primicia del aceite, y lo guardaban en unos frascos especiales que llevaban el sello del sumo sacerdote. Sólo este aceite se podía usar para la Menora, el candelabro en el Templo. Cada frasco tenía suficiente aceite para durar un día.

Dios no espera milagros de nosotros. Él sólo espera que le demos lo que tenemos. Con lo que demos, aunque sea poquito y no parezca suficiente, Él hará el resto. Nosotros debemos dar “lo primero”, la primicia, y Dios hará el milagro.

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