Este es un resumen del mensaje:
Una de las cosas más importantes que podemos aprender de Dios es que Él quiere bendecirnos.
(Rom. 8:32) El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con El todas las cosas?
(Jer. 29:11) Porque yo sé los planes que tengo para vosotros—declara el SEÑOR—planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.
(Deu. 5:33) Andad en todo el camino que el SEÑOR vuestro Dios os ha mandado, a fin de que viváis y os vaya bien, y prolonguéis vuestros días en la tierra que vais a poseer.
(Sal. 84:11-12) Porque sol y escudo es el SEÑOR Dios; gracia y gloria da el SEÑOR; nada bueno niega a los que andan en integridad. (12) Oh SEÑOR de los ejércitos, ¡cuán bienaventurado es el hombre que en ti confía!
Si uno camina con el Señor, uno encontrará bendición.
Pero el enemigo tiene una estrategia para alejarnos de esa bendición. La estrategia es “Mamón”. Si caemos en la trampa de “Mamón”, perderemos las bendiciones que vienen por fe.
MAMÓN
¿Qué es Mamón?
Mamón es una palabra aramea que significa: “Riqueza”.
Está relacionado con la palabra hebrea “Matmon” : tesoro.
Algunos relacionan esta palabra con el verbo “confiar” (heb. Aman), de donde viene la palabra “Amen”.
Otros estudiosos consideran que esta palabra se deriva de la fenicia “Momón” que significa: “beneficio o utilidad”.
Históricamente, Mamón era una deidad pagana. Era el dios de la riqueza.
En la ciudad de Luxor, en Egipto, hay una esfinge gigante dedicada a este dios, conocida como el “Coloso de Mamón”.
Más que las “riquezas” en sí, Mamón representa el “amor a las riquezas”. Es cuando las riquezas se vuelven lo más importante. En otras palabras, Mamón es el espíritu de avaricia. Es una fuerza que nos lleva a dedicar la vida y entregarla a la búsqueda del dinero. Este espíritu prevalece en el mundo y su sistema económico.
Mamón no es equivalente al “dinero”. El dinero no es malo en sí, sino que lo es el “amor al dinero”. Cuando el dinero se convierte en un “ídolo”, entonces servimos a Mamón.
(1 Timoteo 6:7-11) Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él. (8) Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos. (9) Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. (10) Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores. (11) Pero tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad.
SERVIR A DIOS O A MAMÓN
En el Sermón del Monte, Jesús dijo que debíamos escoger entre servir a Dios o a Mamón (en español traducido como “riquezas”). Ambos son mutuamente excluyentes: Si uno ama a Dios, no puede amar a Mamón. Si uno ama a Mamón, no puede amar a Dios.
(Mateo 6:24) Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
Como ya vimos, la palabra “Mamón” también significa “confianza”. El equivalente de “servir a Mamón” es poner la confianza en las riquezas, en lugar de confiar en Dios.
¿CÓMO OPERA MAMÓN?
Por lo general, el espíritu de Mamón obra a través del MIEDO.
El miedo es la principal arma del enemigo. Miedo es lo opuesto a la FE.
FE: es la expectativa de que Dios cumplirá Sus promesas.
MIEDO: es la duda de que Dios cumplirá lo que prometió. Puesto en otras palabras: es la fe de que Dios no cumplirá con nosotros.
Si uno tiene miedo, entonces uno no puede tener fe.
Por el contrario, si uno tiene fe, entonces no puede sentir miedo porque conoce a Dios y sabe lo que Él hará lo que ha dicho.
Mamón promueve miedo. Lleva a pensar sobre el futuro y provoca miedo e inseguridad de lo que pueda pasar. Su frase favorita es: ¿Qué tal si…?
Luego de ponerlo a uno inseguro, Mamón ofrece una estrategia para alcanzar la “seguridad”. Su estrategia es la AVARICIA. Ganar dinero y acumularlo se convierte en el objetivo, en la meta y la pasión. Esta forma de ver las cosas lo lleva a uno a no estar dispuesto a dar, ni a compartir ni a ser generoso.
El resultado es que uno termina siendo “esclavo de Mamón”.
El enemigo nos llena de duda con respecto a la provisión futura. Luego muestra la forma en que pueden ser “cubiertas” las necesidades. Las soluciones que propone son: avaricia, acumulación de bienes, formas de hacerse rico rápido, razones por las cuáles no se debe ser generoso ni compartir con los demás.
Lo que el enemigo oculta es que “la carnada siempre viene con un anzuelo”. Satanás a veces nos da lo que queremos, con tal que mordamos el anzuelo, pero no nos dice que eso tiene un alto costo. Ofrece mucho, pero al final nos atrapa y nos esclaviza.
Cuando nos enriquecemos por Mamón, no es una bendición. Esas riquezas vienen acompañadas de tristeza. Por el contrario, la prosperidad que viene de Dios es integral y viene acompañada de bendición.
(Proverbios 10:22) La bendición del SEÑOR es la que enriquece, y El no añade tristeza con ella.
[Pronto continuaremos con la Parte II de esta enseñanza...]
Exelente interpretacion.
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