domingo, 6 de marzo de 2011

Luna Nueva: Adar II


SEGUNDO ADAR
Este año hebreo cuenta con dos meses “Adar”. Cada cierto tiempo se debe añadir un mes extra en el calendario hebreo para ajustar los meses lunares a las estaciones, las cuales están regidas por el sol. Si esto no se hiciera, la Pascua no caería en primavera ni las fiestas de la cosecha de frutos en el otoño. [Nota: el año lunar tiene aproximadamente 11 días menos que el año solar.]

Hoy comienza Adar II.

EL ÚLTIMO MES
ADAR es el último mes del año bíblico. Originalmente éste era el mes sexto, según el conteo de la creación. Pero luego de la salida de Egipto, Dios cambió el calendario, haciendo del mes de la liberación el primero del año (Exo. 12:1-2). En este sentido, Nisán marca un nuevo inicio, mientras que Adar representa el final de una etapa.

No es “coincidencia” que precisamente en este último mes del año el enemigo haya programado el fin de los judíos. Adar iba a ser el último mes de vida de los judíos que vivían en Babilonia en tiempos de Ester.

Para tiempos de Ester, a los judíos ya se les había dado permiso de regresar a la Tierra de Israel…pero sólo el 5% de ellos retornó. El resto se quedaron en Babilonia. Ya habían pasado 70 años allí, y se habían acomodado. Tenían casas y negocios. Aunque muchos mantenían su religión y costumbres, no querían incomodarse en ir a un lugar que tenían que ser recuperado y reconstruido.

Pero fueron esos judíos que se quedaron en Babilonia los que corrieron el riesgo de morir.

Allí se levantó un líder que desarrolló un odio hacia los judíos, al punto de desear su muerte.
(Ester 3:1-6)  Después de esto el rey Asuero engrandeció a Amán, hijo de Hamedata agagueo, y lo ensalzó y estableció su autoridad sobre todos los príncipes que estaban con él. (2) Y todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey se inclinaban y se postraban ante Amán, porque así había ordenado el rey en cuanto a él; pero Mardoqueo ni se inclinaba ni se postraba. (3) Entonces los siervos del rey, que estaban a la puerta del rey, dijeron a Mardoqueo: ¿Por qué traspasas el mandato del rey? (4) Y sucedió que después que ellos le habían hablado día tras día y él se había negado a escucharlos, se lo informaron a Amán para ver si la palabra de Mardoqueo era firme; porque él les había declarado que era judío. (5) Cuando Amán vio que Mardoqueo no se inclinaba ni se postraba ante él, Amán se llenó de furor. (6) Y él no se contentó con echar mano sólo a Mardoqueo, pues le habían informado cuál era el pueblo de Mardoqueo; por tanto Amán procuró destruir a todos los judíos, el pueblo de Mardoqueo, que estaban por todo el reino de Asuero.

Amán era un hombre supersticioso; por lo tanto, echó suertes para ver cuál mes era propicio para sus dioses eliminar a sus enemigos.
(Ester 3:7)  En el mes primero, que es el mes de Nisán, el año doce del rey Asuero, se echó el Pur, es decir la suerte, delante de Amán para cada día y cada mes hasta el mes doce, que es el mes de Adar.

Pero sabemos que no hay tal cosa como “la suerte”, ya que Dios está en control de todo lo que pasa en el mundo, aun entre los que no le conocen. Aunque el enemigo haga “planes”, nada sucederá si Dios no lo permite.
(Ester 3:8-12)  Y Amán dijo al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y diseminado entre los pueblos en todas las provincias de tu reino; sus leyes son diferentes de las de todos los demás pueblos, y no guardan las leyes del rey, así que no conviene al rey dejarlos vivos . (9) Si al rey le parece bien, decrétese que sean destruidos, y yo pagaré diez mil talentos de plata en manos de los que manejan los negocios del rey, para que los pongan en los tesoros del rey. (10) El rey tomó de su mano el anillo de sellar y se lo dio a Amán, hijo de Hamedata agagueo, enemigo de los judíos. (11) Y el rey dijo a Amán: Quédate con la plata, y también con el pueblo, para que hagas con él lo que te parezca bien. (12) Entonces fueron llamados los escribas del rey el día trece del mes primero, y conforme a todo lo que Amán había ordenado, fue escrito a los sátrapas del rey, a los gobernadores que estaban sobre cada provincia y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia conforme a su escritura, a cada pueblo conforme a su lengua, escrito en el nombre del rey Asuero y sellado con el anillo del rey.

En esta ocasión, Dios permitió que los planes del enemigo avanzaran, pero también les dio a los judíos en Babilonia once meses para volverse a Él. El día antes de la Pascua fueron escritas y enviadas las cartas con el permiso de matar a todos los judíos del reino y quedarse con sus propiedades en el día 13 de Adar.
(Ester 3:13-14) Y se enviaron cartas por medio de los correos a todas las provincias del rey para destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un solo día, el día trece del mes doce, que es el mes de Adar, y sus posesiones dadas al saqueo. (14) La copia del edicto que sería promulgada ley en cada provincia fue publicada a todos los pueblos para que estuvieran preparados para ese día.

ANTE LA AMENAZA
Todos tenían once meses para prepararse para tal día. Los judíos ayunaron y oraron. También lo hizo la reina Ester, quien era judía. Sin embargo, nadie en el palacio sabía que ella era judía, porque lo había escondido.

Cuando todo parecía perdido, el Señor le dio cara-vuelta a todo. La verdad salió a luz, y quedaron expuestas las malas intenciones de Amán y la identidad de Ester. El mal que Amán había preparado para los judíos cayó sobre él y su familia. Los judíos pudieron defenderse y salvar su vida. Al final, se hizo evidente que Dios estaba en control de todo.

PRESENTE, AUNQUE INVISIBLE
Ester es el único libro de toda la Biblia en el que no se menciona el nombre de Dios. Aun así, la mano de Dios se hace evidente en la historia, especialmente al final. Esto nos enseña que a pesar que la mano de Dios no sea evidente en ciertos momentos de la vida, Él está allí y está en control. Este es uno de los mensajes que no debemos olvidar en los últimos tiempos, cuando el mal parezca estar triunfando y todo parezca fuera de control.

Dios no deja de ser Dios, y Él siempre está en control de todo lo que sucede en el Universo.
Dios es Elohim, el Creador y sustentador de todo.
El es El-Shaddai, el Todopoderoso, el que todo lo puede hacer, y nos provee de todo lo que necesitamos para cumplir nuestro propósito.
El es El-Elyon, el Dios Altísimo; no hay nadie más alto que Él.
Él es El-Roi, quien todo lo ve. El está pendiente de ti, y te cuida.
Él es YHVH, el Dios Eterno, el que es, que era y que ha de venir.

Ninguno de estos nombres aparece en el libro de Ester; sin embargo, Él está allí, detrás de telones, dirigiendo todo lo que sucede. Él está en control, no el rey Asuero ni Hamán.

DIA DE GOZO
El día que se esperaba luto para los judíos se tornó en un día de fiesta.
(Ester 9:1)  En el mes doce (es decir, el mes de Adar), el día trece cuando estaban para ejecutarse el mandato y edicto del rey, el mismo día que los enemigos de los judíos esperaban obtener dominio sobre ellos, sucedió lo contrario, porque fueron los judíos los que obtuvieron dominio sobre los que los odiaban. (2) Se reunieron los judíos en sus ciudades por todas las provincias del rey Asuero para echar mano a los que buscaban su daño; y nadie podía oponérseles, porque el temor a ellos había caído sobre todos los pueblos.

A partir de ese día, los judíos celebran todos los años la fiesta de Purim, en el día en que fueron salvados milagrosamente de la muerte.
(Ester 9:17-19) Esto sucedió el día trece del mes de Adar, y el día catorce descansaron, y lo proclamaron día de banquete y de regocijo. (18) Pero los judíos que se hallaban en Susa se reunieron el trece y el catorce del mismo mes, y descansaron el día quince y lo proclamaron día de banquete y de regocijo. (19) Por eso los judíos de las áreas rurales, que habitan en las ciudades abiertas, proclaman el día catorce del mes de Adar día festivo para regocijarse, hacer banquetes y enviarse porciones de comida unos a otros.

LOS QUE QUEDARON Y LOS QUE REGRESARON
En Ester vemos la historia de los judíos que se quedaron en Babilonia, a pesar que los persas les habían dado permiso de regresar a su tierra natal. Se acomodaron al destierro, y no quisieron “incomodarse” para ir a recibir la promesa de Dios. Se conformaron con poco, lo cual les costó caro, poniendo en riesgo aun sus vidas.

Si todo esto les pasó a los judíos en Babilonia, ¿qué pasó con los que regresaron a la Tierra Prometida?
El retorno a la Tierra de Israel ciertamente no fue fácil. Dejaron lo conocido por regresar a una tierra que, luego de 70 años en el exilio, les era prácticamente desconocida. Pero ellos creyeron en Dios. Luego de superar obstáculos y luchar contra los enemigos, lograron alcanzar la promesa.
(Esdras 6:14-16)  Y los ancianos de los judíos tuvieron éxito en la edificación según la profecía del profeta Hageo y de Zacarías, hijo de Iddo. Y terminaron de edificar conforme al mandato del Dios de Israel y al decreto de Ciro, de Darío y de Artajerjes, rey de Persia. (15) Y este templo fue terminado el tercer día del mes de Adar; era el año sexto del reinado del rey Darío. (16) Y los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás desterrados, celebraron con júbilo la dedicación de esta casa de Dios.


Mientras que los judíos en Babilonia estaban defendiendo sus vidas, los judíos que regresaron a la Tierra estaban edificando. En el mes que en Babilonia estaba determinado el exterminio de los judíos, en ese mismo mes en la Tierra Prometida, terminaron de construir el Templo y lo dedicaron.

El gozo de los judíos en Babilonia fue distinto al gozo de los que estaban en Israel. Uno fue un alivio de haber sido liberados, mientras que el otro fue la culminación de haber alcanzado la meta.

Mientras que los judíos en el exilio estaban celebrando una nueva fiesta de liberación, los judíos en Israel estaban preparándose para la fiesta de la más grande liberación…
(Esdras 6:19-22)  Los desterrados celebraron la Pascua el día catorce del mes primero. (20) Ya que los sacerdotes y los levitas se habían purificado juntamente, todos ellos estaban purificados, entonces mataron al cordero de la Pascua para todos los desterrados, tanto para sus hermanos los sacerdotes como para sí mismos. (21) Comieron la Pascua los hijos de Israel que habían vuelto del destierro y todos aquellos que se habían apartado de la impureza de las naciones de la tierra para unirse a ellos, para buscar al SEÑOR, Dios de Israel. (22) Y con gozo celebraron por siete días la fiesta de los panes sin levadura, porque el SEÑOR los había llenado de regocijo, y había vuelto hacia ellos el corazón del rey de Asiria para animarlos en la obra de la casa de Dios, el Dios de Israel.

Lección espiritual>>
El enemigo no quiere que cumplamos nuestro propósito ni que entremos a nuestra Tierra Prometida. El urde planes para destruirnos. Muchas veces lo hace de maneras evidentes, con ataques y amenazas; pero a veces lo hace sutilmente, tocándonos en nuestras áreas débiles.

¿Caeremos en la trampa o nos levantaremos como Ester, humillándonos delante del Señor? Debemos estar dispuestos a morir a nosotros mismos para poder recibir la vida que Dios tiene para nosotros.

No nos acomodemos al mundo, porque esa vida trae muerte. La verdadera vida la encontramos muriendo a nosotros mismos para vivir el destino que Dios tiene preparado para nosotros y así cumplir el propósito por el cual fuimos creados.

No podemos vivir con un pie en el mundo y otro en el Reino de Dios. Debemos escoger a cuál reino nos acogeremos. ¿Escogeremos la comodidad de “Babilonia” (el mundo), o entraremos la Tierra Prometida?

Muchas veces no alcanzamos las promesas, no porque no sean reales, sino porque no creemos o no estamos dispuestos a pagar el precio.

La Tierra Prometida era real, pero debían entrar a conquistarla y creer que Dios les ayudaría a vencer a los enemigos.

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