jueves, 5 de mayo de 2011

Luna Nueva: Mes 2 (Iyar)

En el primer mes del año bíblico (Nisán) se celebra la Pascua, en la cual celebramos la liberación de la esclavitud, tanto de Egipto como del pecado.

Esta fiesta es tan importante, que Dios contempló dar una segunda oportunidad para aquellos que no la hubieran podido celebrar en ese mes. En el mes segundo puede haber una segunda Pascua…

SEGUNDA PASCUA
La primera vez que los israelitas celebraron la fiesta fue el día antes de salir de Egipto. La sangre del Cordero sobre sus puertas les abrió la puerta a la libertad. La segunda vez que la celebraron fue un año más tarde, en memoria del día de su liberación.
(Números 9:1-5)  El SEÑOR habló a Moisés en el desierto del Sinaí, en el primer mes del segundo año de su salida de la tierra de Egipto, diciendo: (2) Que los hijos de Israel celebren la Pascua a su tiempo señalado. (3) En el día catorce de este mes, al atardecer, la celebraréis a su tiempo señalado; la celebraréis conforme a todos sus estatutos y conforme a todas sus ordenanzas. (4) Mandó, pues, Moisés a los hijos de Israel que celebraran la Pascua. (5) Y celebraron la Pascua en el mes primero, en el día catorce del mes, al atardecer, en el desierto de Sinaí; tal como el SEÑOR había ordenado a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel.

Sin embargo, no todos pudieron celebrar esa Pascua.
(Números 9:6-7)  Pero había algunos hombres que estaban inmundos por causa de una persona muerta, y no pudieron celebrar la Pascua aquel día. Y vinieron ante Moisés y Aarón aquel día, (7) y aquellos hombres les dijeron: Aunque estemos inmundos por causa de una persona muerta, ¿por qué se nos impide presentar la ofrenda del SEÑOR en su tiempo señalado entre los hijos de Israel?

La respuesta legalista hubiera sido que no podrían hacerlo. Pero Moisés no rechazó a estas personas sino que buscó la voluntad de Dios.
(Números 9:6-13)  Entonces Moisés les dijo: Esperad, y oiré lo que el SEÑOR ordene acerca de vosotros. (9) Y habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: (10) Habla a los hijos de Israel y diles: Si alguno de vosotros o de vuestros descendientes está inmundo por causa de un muerto, o anda de viaje lejos, puede, sin embargo, celebrar la Pascua al SEÑOR. (11) La celebrarán a los catorce días del segundo mes, al atardecer; la comerán con pan sin levadura y hierbas amargas. (12) Nada dejarán de ella hasta la mañana, ni quebrarán hueso de ella; conforme a todos los estatutos de la Pascua la celebrarán. (13) Pero si alguno que está limpio y no anda de viaje, deja de celebrar la Pascua, esa persona será cortada de entre su pueblo, porque no presentó la ofrenda del SEÑOR a su tiempo señalado. Ese hombre llevará su pecado.

Dios mira el corazón. Pero si éste está torcido, no lo dejará pasar. Si hay buena intención, él nos da una segunda oportunidad.


Esta historia es muy importante para entender el tema principal de este mes: el Conteo del Omer…

CONTEO DEL OMER
A lo largo de todo el mes segundo se realiza el Conteo del Omer.
(Levítico 23:15-16) Contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que trajisteis la gavilla de la ofrenda mecida; contaréis siete semanas completas. (16) "Contaréis cincuenta días hasta el día siguiente al séptimo día de reposo; entonces presentaréis una ofrenda de espiga tierna al SEÑOR.

El Conteo del Omer consiste en contar cincuenta días a partir de la Fiesta de Primicias, y culmina el día cincuenta con la celebración de la fiesta de Semanas (o Pentecostés).

¿Por qué el Señor nos instruye contar?
Porque Él quiere que hagamos una conexión entre lo que representa la Pascua y lo que sucede en Pentecostés. Luego de recibir ser liberados del pecado (Pascua), Dios no quiere que nos quedemos en el “desierto”. Él quiere transformarnos, y llevarnos al Monte Sinaí (Pentecostés), donde nos entrega las instrucciones de cómo vivir (la Torá, el resumen del cual son los 10 Mandamientos).

De la misma manera, luego que Jesús murió en la cruz como el Cordero de Dios (en la Pascua), para salvación y perdón de pecados, cincuenta días después Él envió al Espíritu Santo (en la fiesta de Pentecostés) quien escribe la ley en nuestro corazón (Jer. 31:33).
(Ezequiel 11:19-20)  Yo les daré un solo corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Y quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, (20) para que anden en mis estatutos, guarden mis ordenanzas y los cumplan. Entonces serán mi pueblo y yo seré su Dios.

El Señor nos salvó, no para seguir viviendo en pecado, sino que tengamos una vida abundante, en obediencia a Él.
(Juan 16:7-13)  Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. (8) Y cuando El venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio; (9) de pecado, porque no creen en mí; (10) de justicia, porque yo voy al Padre y no me veréis más; (11) y de juicio, porque el príncipe de este mundo ha sido juzgado. (12) Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. (13) Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir.

El Espíritu Santo dentro de nosotros es quien nos recuerda lo que debemos hacer.
(Juan 14:23-26)  Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada. (24) El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que oís no es mía, sino del Padre que me envió. (25) Estas cosas os he dicho estando con vosotros. (26) Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, El os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho.

El Conteo del Omer nos habla de dar frutos dignos de la salvación que hemos recibido.
El conteo comienza en Primicias, el día en que se presentan los primeros frutos de la cebada. El conteo termina en la fiesta de Semanas, cuando se presentan los primeros frutos del trigo.

El mensaje espiritual de esto es que en estos cincuenta días debemos estar conscientes de “dar buen fruto” en nuestras vidas.  La redención, que comienza con nuestra confesión de fe, debe llevarnos a aprender y a poner en práctica Su Palabra. La fe debe ir acompañada de acción. Ese es el fruto que presentamos al Señor. Es el fruto del arrepentimiento y de la redención. Ya no somos esclavos al pecado, ahora somos siervos del Dios Altísimo, quien nos adoptó como hijos.

 
TRIBU del mes: ISACAR

La tribu relacionada con el mes segundo es ISACAR.
La Biblia revela que esta tribu tenía un don especial:
(1 Crónicas 12:32) los hijos de Isacar … entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos.

¿Sólo hay algunos pocos que saben entender “los tiempos”?
Tal vez unos piensan eso…pero en lo personal creo que todos los creyentes que tienen el Espíritu Santo dentro de ellos tienen acceso a ese conocimiento.

¿Cómo podemos hacerlo? La clave está en poner los ojos en el Cielo, y no en la Tierra. Es decir, debemos volver la vista a Dios, y ver qué está haciendo y diciendo Él. Eso es más real que lo que nuestra vista natural nos puede relevar. Esto mismo fue lo que Jesús les dijo a los fariseos.
(Mateo 16:2-3) Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. (3) Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis!

Abramos los ojos para ver las SEÑALES DE LOS TIEMPOS de Dios…

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