viernes, 1 de julio de 2011

Luna Nueva: Mes 4

El mes pasado vimos cómo la gloria de Dios descendió sobre el Monte Sinaí.  En ese día, el Señor entregó la Ley (heb. Torá), la instrucción para que nos vaya bien.  Pero, ¿quién iba a pensar que un mes después el pueblo iba a cambiar esa Gloria por una imagen falsa de Dios?  Eso fue lo que sucedió con el Pecado del Becerro de Oro. (Éxodo 32).  Según la tradición, esto ocurrió en este mes bíblico (mes 4), también conocido como “Tamuz”.

Tamuz es un nombre babilónico.  Pero no es cualquier “nombre”, sino el del principal dios de Babilonia.  Según la leyenda, Tamuz era la pareja de la diosa  Ishtar (luego Asera, Diana y Venus), diosa de la fertilidad y de la resurrección. 

¿Qué hace algo tan pagano entre los nombres de los meses hebreos?  Es lo que debemos preguntarnos.  Influencia se han permeado entre las costumbres y creencias del pueblo de Dios.  El nombre del mes proviene del tiempo en que los judíos vivieron en Babilonia. Por eso es tan importante tener cuidado de basar todo en la Palabra de Dios, y no en tradiciones humanas.  Si adoptamos creencias desviadas y nos hacemos una falsa imagen de Dios, terminaremos adorando al “becerro de oro” en lugar de al Dios Altísimo, YHVH. 

¿Cómo podemos evitar que nos suceda esto?  Simple: Conociendo muy bien la Palabra de Dios, y mantener una relación íntima y personal con el Señor.  No basta sólo con leer la Biblia, ir a la iglesia y escuchar sermones.  Debemos conocer a Dios.

EVENTOS HISTÓRICOS DEL MES

*  17 Tamuz: Pecado del Becerro de Oro
Según la tradición, el pueblo comenzó a adorar la imagen falsa de Dios en este día (Exo. 32:1-4).  Dado que les daba miedo tener una relación directa con Dios, el pueblo le pidió a Aarón que hiciera una imagen del Dios que los sacó de Egipto.  Ellos preferían tratar con la “imagen” que con Dios mismo. 

El “Pecado del Becerro de Oro” no consiste en la adoración de ídolos paganos, sino pretender adorar a Dios a través de una imagen falsa de Él o a través de un intermediario.  La “religiosidad” es una forma en la que se expresa este pecado.  La religión diseñada por el hombre presenta una imagen incompleta de Dios.  Dicen conocer a Dios, pero prefieren “bajar” a Dios a su nivel en lugar de hacer el esfuerzo de “elevarse” a Él.  Como Dios es demasiado grande, prefieren definirlo a su manera, y lo encasillan en un pequeño cuadro que pueden comprender con el limitado conocimiento humano. 

La consecuencia de este pecado fue el alejamiento de Dios y el rompimiento de las Tablas de la Ley.  No es casualidad que quienes siguen a una religión en lugar de a Dios terminen alejados del Señor y rechazando la Ley (heb. Torá).

* 9 Tamuz: Brecha en el muro
En esta fecha del mes, el ejército babilonio abrió brecha en el muro de Jerusalén, lo cual llevó a la posterior destrucción de la ciudad y del Templo. 
(Jer. 39:1-2)  Y aconteció que Jerusalén fue tomada en el año noveno de Sedequías, rey de Judá, en el décimo mes, cuando vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitiaron.  (2)  En el año undécimo de Sedequías, en el mes cuarto, a los nueve días del mes, se abrió brecha en el muro de la ciudad. 

Esto sucedió tanto en tiempo de los babilonios (586 a.C.) como de los romanos (70 d.C.).  En ambos casos se suspendió el sacrificio diario (heb. Korban Tamid).  En el tiempo de los babilonios, se suspendió porque se habían quedado sin animales para sacrificio debido a que estaban sitiados.  En tiempo de los romanos, se detuvo a causa de la profanación del Templo, cuando los romanos colocaron un ídolo en el Lugar Santo.

> Tengamos cuidado que no se “abran brechas” en nuestra vida.  Detengámonos y meditemos si no hemos permitido que se abran espacios de pecado que puedan traernos consecuencias negativas en el futuro.

MENCIÓN DE TAMUZ
En la Biblia se hace una mención de Tamuz, no en relación con el mes sino con el dios babilónico.  La influencia babilónica había llegado hasta Jerusalén, y aun había contaminado el Templo.
(Eze. 8:14)  Entonces me llevó a la entrada de la puerta de la casa del SEÑOR que está al norte; y he aquí, había allí mujeres sentadas llorando a Tamuz.

Leamos todo el contexto para entender lo que estaba sucediendo en Jerusalén en esos tiempos.  Ezequiel estaba en Babilonia, porque había sido llevado cautivo con un grupo selecto.  Pero el Espíritu de Dios lo llevó a Jerusalén en visiones y le mostró lo siguiente:
(Eze. 8:1-6)  Y sucedió en el año sexto, en el día cinco del sexto mes, que estando yo sentado en mi casa y los ancianos de Judá sentados ante mí, bajó allí sobre mí la mano del Señor DIOS.  (2)  Entonces miré, y he aquí, una figura con aspecto de hombre; desde sus lomos para abajo tenía la apariencia de fuego, y desde sus lomos para arriba la apariencia de un resplandor, como el aspecto de un metal refulgente.  (3)  Y extendió algo semejante a una mano y me tomó por un mechón de mi cabello; y el Espíritu me alzó entre la tierra y el cielo y me llevó a Jerusalén en visiones de Dios, a la entrada de la puerta que mira al norte del atrio interior, allí donde estaba la morada del ídolo de los celos que provoca los celos.  (4)  Y he aquí, la gloria del Dios de Israel estaba allí, como la visión que yo había visto en la llanura.  (5)  Y Él me dijo: Hijo de hombre, levanta ahora tus ojos hacia el norte. Y levanté mis ojos hacia el norte, y he aquí, al norte de la puerta del altar, estaba el ídolo de los celos a la entrada.  (6)  Entonces me dijo: Hijo de hombre, ¿ves lo que hacen éstos, las grandes abominaciones que comete aquí la casa de Israel para que me aleje de mi santuario? Pero aún verás mayores abominaciones. 

El rey Acaz había modificado el atrio del Templo a su gusto, inspirado por un diseño que vio en Siria (II Reyes 16:10-16).  Los sacerdotes complacieron al rey, en lugar de dejar las cosas como Dios las había ordenado.  Hicieron las cosas al “estilo del hombre”, no conforme a la voluntad de Dios.  ¿No es esto algo similar al Pecado del Becerro de Oro?     

Por si esto no fuera suficiente, aun había algo peor.  El Espíritu llevó a Ezequiel más adentro.  Le mostró que se había abierto una brecha en el muro del Templo.  Allí se dio cuenta que las cosas estaban tan mal adentro como afuera.  
(Eze. 8:7-13)  Después me llevó a la entrada del atrio, y cuando miré, he aquí, había un agujero en el muro.  (8)  Y me dijo: Hijo de hombre, cava ahora en el muro. Cavé en el muro, y he aquí una entrada.  (9)  Entonces me dijo: Entra y ve las perversas abominaciones que ellos cometen aquí.  (10)  Entré, pues, y miré; y he aquí, había toda clase de reptiles y bestias y cosas abominables, y todos los ídolos de la casa de Israel estaban grabados en el muro por todo alrededor.  (11)  Y de pie frente a ellos, estaban setenta hombres de los ancianos de la casa de Israel, y Jaazanías, hijo de Safán, de pie entre ellos, cada uno con su incensario en la mano; y el aroma de la nube de incienso subía.  (12)  Me dijo entonces: Hijo de hombre, ¿has visto lo que hacen en la oscuridad los ancianos de la casa de Israel, cada uno en su cámara de imágenes grabadas? Porque ellos dicen: "El SEÑOR no nos ve; el SEÑOR ha abandonado la tierra."  (13)  Y me dijo: Aún verás que cometen mayores abominaciones. 

Ezequiel se dio cuenta que el mal había penetrado hasta lo más profundo.  En la privacidad, los líderes religiosos vivían en pecado.  Creían que podían seguir así, “a escondidas” del pueblo y de Dios. 

Y aún había más…
(Eze. 8:14)  Entonces me llevó a la entrada de la puerta de la casa del SEÑOR que está al norte; y he aquí, había allí mujeres sentadas llorando a Tamuz. 

Luego del solsticio de verano, cuando el sol llega a su cúspide y comienza a menguar (en junio), los adoradores de Tamuz hacían un rito de lamento.  Lloraban rogándole a la madre diosa que lo resucitara para que regresara del inframundo.   Las mujeres se prostituían, y el dinero que ganaban se lo ofrecían a la diosa (Ishtar, Asera, Diana, Venus). Luego celebraban una fiesta en celebración de su retorno. Esas costumbres paganas habían alcanzado al pueblo de Dios, y habían llegado a contaminar el Templo.

Pero aún había más…
(Eze. 8:15-16)  Y me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Aún verás mayores abominaciones que éstas.  (16)  Entonces me llevó al atrio interior de la casa del SEÑOR. Y he aquí, a la entrada del templo del SEÑOR, entre el pórtico y el altar, había unos veinticinco hombres de espaldas al templo del SEÑOR y de cara al oriente, y se postraban hacia el oriente, hacia el sol. 

Los veinticinco hombres representan al liderazgo religioso (eran 24 sacerdotes líderes de cada orden sacerdotal más el Sumo Sacerdote).  Ellos le dieron la espalda a Dios y volvieron sus rostros hacia el sol a quien adoraron.  En lugar de tener su vista hacia Dios, sus ojos estaban volteados hacia el pueblo (Eze. 44). 

Dios le mostró todo esto a Ezequiel para que hacerle ver por qué la Presencia de Dios abandonaría el Templo (Eze. 10). 
(Eze. 8:17-18)  Y El me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? ¿Le parece poco a la casa de Judá cometer las abominaciones que aquí han cometido, que han llenado la tierra de violencia y me han provocado repetidas veces? Porque he aquí, se llevan el ramo a la nariz.  (18)  Por tanto, yo ciertamente obraré con furor. Mi ojo no tendrá piedad, ni yo perdonaré; y aunque griten a mis oídos con gran voz, no los escucharé.

Llevarse el ramo a la nariz” era un refrán que equivalía a despreciar algo (como si oliera mal).  Pero, en lugar de despreciar el pecado del pueblo y sus líderes, despreciaban a Dios. 

Por lo demás, ellos creían que Dios no abandonaría a Su pueblo hicieran lo que hicieran.  Pero la realidad es que la Presencia de Dios no puede permanecer donde hay pecado impenitente.

Dios no manda juicio inmediato sobre aquel que haya pecado porque nos da tiempo para arrepentirnos.  Pero no creamos que Su Presencia permanecerá en medio de nosotros si no estamos dispuestos a sacar el pecado en nosotros. 
(2 Pedro 3:9-14)  El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento.  (10)  Pero el día del Señor vendrá como ladrón, en el cual los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas.  (11)  Puesto que todas estas cosas han de ser destruidas de esta manera, ¡qué clase de personas no debéis ser vosotros en santa conducta y en piedad,  (12)  esperando y apresurando la venida del día de Dios, en el cual los cielos serán destruidos por fuego y los elementos se fundirán con intenso calor!  (13)  Pero, según su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia.  (14)  Por tanto, amados, puesto que aguardáis estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por El en paz, sin mancha e irreprensibles.

1 comentario:

  1. Me ha encantado este fructifero estudio de las santas escrituras,,,Santo Bendito es EL SEÑOR

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