Después de 70 años de cautiverio en Babilonia, Dios abrió la puerta de la libertad a Su Pueblo. El Señor movió reyes y ejércitos para hacer Su Voluntad. Él le quitó el poder a Babilonia, y se lo dio a los medos y los persas. Así se abrió la oportunidad para que los judíos pudieran regresar a su Tierra.
(Esdras 1:1-3) En el primer año de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera la palabra del SEÑOR por boca de Jeremías, el SEÑOR movió el espíritu de Ciro, rey de Persia, y éste hizo proclamar por todo su reino y también por escrito, diciendo: (2) Así dice Ciro, rey de Persia: El SEÑOR, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra, y Él me ha designado para que le edifique una casa en Jerusalén, que está en Judá. (3) El que de entre todos vosotros pertenezca a su pueblo, sea su Dios con él. Que suba a Jerusalén, que está en Judá, y edifique la casa del SEÑOR, Dios de Israel; Él es el Dios que está en Jerusalén.
HOY es el día para tu libertad. El Señor ha despertado el espíritu de arrepentimiento, y nos está dando la oportunidad para regresar, para sanar, para restaurar.
¿Crees que no puedes? Si Dios lo hizo con los judíos en Babilonia, y también lo puede hacer con nosotros. Cuando Él hace un llamado, también provee de todo lo necesario para cumplirlo.
(Esdras 1:5-6) Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y los levitas, y todos aquellos cuyo espíritu Dios había movido a subir para edificar la casa del SEÑOR que está en Jerusalén. (6) Y todos los que habitaban alrededor de ellos les ayudaron con objetos de plata, con oro, con bienes, con ganado y con objetos preciosos, además de todo lo que fue dado como ofrenda voluntaria.
Dios levantó a un rey gentil para que cumpliera Su propósito. De esa forma, puso en libertad a Su pueblo para salir de la tierra del exilio y poder regresar a la Tierra Prometida. No sólo eso, sino que también les dio provisión para que reedificar.
Todo esto ya lo había profetizado Isaías, aproximadamente cien años antes de los hechos.
Ciro aún no había nacido, pero el Señor ya lo conocía por nombre y le había asignado un propósito.
(Isaías 44:24-28) Así dice el SEÑOR, tu Redentor, el que te formó desde el seno materno: Yo, el SEÑOR, creador de todo, que extiendo los cielos yo solo y afirmo la tierra sin ayuda; (25) hago fallar los pronósticos de los impostores, hago necios a los adivinos, hago retroceder a los sabios, y convierto en necedad su sabiduría. (26) Yo soy el que confirmo la palabra de su siervo, y cumplo el propósito de sus mensajeros; el que dice de Jerusalén: "Será habitada"; y de las ciudades de Judá: "Serán reedificadas, y sus ruinas levantaré"; (27) el que dice a la profundidad del mar: "Sécate"; y yo secaré tus ríos. (28) El que dice de Ciro: "Él es mi pastor, y él cumplirá todos mis deseos", y dice de Jerusalén: "Será reedificada", y al templo: "Serán echados tus cimientos."
Tú tienes un propósito…y no es ser esclavo. Tú tienes un destino, y no es Babilonia, sino Sión. Dios quiere que seas libre para cumplir tu propósito y llegar a tu destino. El Señor lo tiene todo en Sus manos, y Él cumplirá Su Voluntad. La pregunta es si nosotros nos uniremos a Él en Su Propósito.
No Todos Regresaron
¿No crees que ésta era una oportunidad demasiado buena para ignorarla? Eso pensaríamos; sin embargo, no todos la tomaron. En aquel tiempo, no todos los judíos salieron de Babilonia—no porque no pudieran, sino porque no quisieron. Sólo un 5% de los judíos regresaron a la Tierra de Israel.
Lo mismo sucede hoy. Todos somos llamados a regresar al Buen Camino, a la verdad instituida por Dios. El Señor nos invita a buscar la restauración…pero no todos aceptan. Muchos prefieren quedarse como están. Prefieren quedarse cómodamente en su cautiverio que hacer el esfuerzo de ser libre. Por ejemplo, no quieren dejar sus malos hábitos porque dicen: “¡Así soy yo!” Pero Dios quiere que seamos libres y cumplamos el propósito pleno para el cual fuimos creados.
La decisión es tuya y mía… ¿Escogeré ser libre, o seguiré limitado por mis ataduras?
Oremos…
Señor, Tú has dicho que “conoceremos la verdad, y nos hará libres”. Por lo tanto, dejamos atrás prejuicios y paradigmas, abrimos mente y corazón para recibir Tu propósito y entenderlo. Señor, nos has llamado a ser libres, y queremos serlo. En este tiempo de ayuno, saca a luz lo que me tiene cautivo, para poder arrepentirme. En mi abatimiento, recibo tus buenas nuevas. Venda el quebranto de mi corazón. Abre la cárcel en la que había caído y rompe mis cadenas. Has abierto una puerta para ser libres, y yo quiero cruzarla.
Proclamaré la buena voluntad de Dios en mi vida. Me levantaré y reedificaré las ruinas antiguas.
[Juan 8:31-36; Isaías 61:1-4]
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