Poco tiempo después de comenzar a levantar los cimientos del Templo, los judíos recibieron oposición de sus vecinos. Se dejaron amedrentar, y detuvieron la construcción. Pero, ¿no era ése el propósito principal por el cual habían retornado a Jerusalén?
Dios levantó a dos profetas, Hageo y Zacarías, para llamar la atención a Su Pueblo.
No es casualidad que Hageo recibió este mensaje precisamente el 1 de Elul (mes 6), el día en que da inicio el período de arrepentimiento:
(Hageo 1:1-11) El año segundo del rey Darío, en el mes sexto, el día primero del mes, vino la palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y al sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, diciendo: (2) Así dice el SEÑOR de los ejércitos: "Este pueblo dice: 'No ha llegado el tiempo, el tiempo de que la casa del SEÑOR sea reedificada.'" (3) Entonces vino la palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo, diciendo: (4) ¿Es acaso tiempo para que vosotros habitéis en vuestras casas artesonadas mientras esta casa está desolada? (5) Ahora pues, así dice el SEÑOR de los ejércitos: Considerad bien vuestros caminos. (6) Sembráis mucho, pero recogéis poco; coméis, pero no hay suficiente para que os saciéis; bebéis, pero no hay suficiente para que os embriaguéis; os vestís, pero nadie se calienta; y el que recibe salario, recibe salario en bolsa rota. (7) Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Considerad bien vuestros caminos. (8) Subid al monte, traed madera y reedificad el templo, para que me agrade de él y yo sea glorificado--dice el SEÑOR. (9) Esperáis mucho, pero he aquí, hay poco; y lo que traéis a casa, yo lo aviento. ¿Por qué?--declara el SEÑOR de los ejércitos--. Por causa de mi casa que está desolada, mientras cada uno de vosotros corre a su casa. (10) Por tanto, por causa vuestra, los cielos han retenido su rocío y la tierra ha retenido su fruto. (11) Y llamé a la sequía sobre la tierra, sobre los montes, sobre el trigo, sobre el mosto, sobre el aceite, sobre lo que produce la tierra, sobre los hombres, sobre el ganado y sobre todo el trabajo de vuestras manos. Luego de encontrar oposición y enfrentar obstáculos, el pueblo de Dios prefirió tomar el camino fácil y dedicarse mejor a construir sus casas y levantar sus negocios, en lugar de edificar la Casa de Dios. Claramente ése no es el orden. Como vimos ayer, la prioridad debe ser edificar lo espiritual, y luego vendrá la bendición material como consecuencia. ¿No nos pasa esto también a nosotros el día de hoy? Meditemos si tenemos las prioridades en orden.
¿Cuál fue la respuesta de los judíos en aquel tiempo?
(Hageo 1:12-11) Y Zorobabel, hijo de Salatiel, el sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y todo el remanente del pueblo, obedecieron la voz del SEÑOR su Dios y las palabras del profeta Hageo, como el SEÑOR su Dios le había mandado. Y temió el pueblo delante del SEÑOR. (13) Entonces Hageo, mensajero del SEÑOR, por mandato del SEÑOR, habló al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros--declara el SEÑOR. (14) Y despertó el SEÑOR el espíritu de Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y el espíritu de todo el remanente del pueblo. Y vinieron y comenzaron la obra en la casa del SEÑOR de los ejércitos, su Dios, (15) el día veinticuatro del mes sexto, en el año segundo del rey Darío.
Los líderes de Israel atendieron al llamado de atención del Señor, y de inmediato volvieron al sitio del Templo para reiniciar la edificación del Templo.
Debemos poner nuestras prioridades en orden. Primero debemos edificar nuestra vida espiritual; de ello vendrá naturalmente la bendición en todos los ámbitos de nuestra vida. Si hacemos la voluntad de Dios, el Señor estará con nosotros.
VUELVE LA OPOSICIÓN
Tan pronto como se reinició la obra, de nuevo se levantó la oposición. (Esdras 5:2-4) Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Josadac, se levantaron entonces y comenzaron a reedificar la casa de Dios en Jerusalén; y los profetas de Dios estaban con ellos apoyándolos. (3) En aquel tiempo Tatnai, gobernador de la provincia al otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros vinieron a ellos y les hablaron así: ¿Quién os dio orden de reedificar este templo y de terminar este edificio? (4) También les dijeron así: ¿Cuáles son los nombres de los hombres que están reedificando este edificio?
Los otros pueblos que vivían en la Tierra quisieron intimidar a los judíos para que cesaran de construir el Templo. Pero, a diferencia de la primera vez, ellos no se dejaron intimidar en esta ocasión. Defendieron su caso como mejor pudieron. Ellos hicieron su parte, y Dios hizo el resto.
(Esdra 5:5) Pero el ojo de su Dios velaba sobre los ancianos de los judíos, y no les detuvieron la obra hasta que un informe llegara a Darío, y volviera una respuesta escrita tocante al asunto.
El Señor les dio gracia ante las autoridades. El rey les permitieron seguir con la construcción, y también les ayudó materialmente. No sólo eso, sino que el rey advirtió que quien se opusiera a esta obra, recibiría castigo.
(Esdras 6:7-14) No impidáis esta obra de la casa de Dios, y que el gobernador de los judíos y los ancianos de los judíos reedifiquen esta casa de Dios en su lugar. (8) Además, este es mi decreto en cuanto a lo que habéis de hacer por estos ancianos de Judá en la reedificación de esta casa de Dios: del tesoro real de los tributos del otro lado del río se han de pagar todos los gastos a este pueblo, y esto sin demora. (9) Y todo lo que se necesite: novillos, carneros y corderos para holocausto al Dios del cielo, y trigo, sal, vino y aceite de unción, según lo pidan los sacerdotes que están en Jerusalén, se les dará día por día sin falta, (10) para que puedan ofrecer sacrificios agradables al Dios del cielo y orar por la vida del rey y de sus hijos. (11) Y he proclamado un decreto de que cualquiera que quebrante este edicto, de su casa se arranque un madero, y levantándolo, sea colgado en él, y que su casa sea reducida a escombros a causa de esto. (12) Y que el Dios que ha hecho morar allí su nombre derribe a todo rey o pueblo que trate de cambiarlo para destruir esta casa de Dios en Jerusalén. Yo, Darío, he proclamado este decreto; que sea ejecutado con toda exactitud. (13) Entonces Tatnai, gobernador de la provincia al otro lado del río, Setar-boznai y sus compañeros ejecutaron el decreto con toda exactitud, tal como el rey Darío había ordenado. (14) Y los ancianos de los judíos tuvieron éxito en la edificación según la profecía del profeta Hageo y de Zacarías, hijo de Iddo. Y terminaron de edificar conforme al mandato del Dios de Israel y al decreto de Ciro, de Darío y de Artajerjes, rey de Persia.
¡Qué cambio! La situación dio cara-vuelta, y la oposición se transformó en apoyo para que pudieran cumplir con el propósito divino. Dios no sólo nos manda a hacer cosas, y luego nos deja solos; si Él nos pide algo, también nos proveerá de los medios necesarios para lograrlo.
Por otro lado , éste es el mensaje que profetizó Zacarías:
(Zacarías 4:6-10) Continuó él, y me dijo: Esta es la palabra del SEÑOR a Zorobabel: "No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu"--dice el SEÑOR de los ejércitos. (7) "¿Quién eres tú, oh gran monte? Ante Zorobabel, te convertirás en llanura; y él sacará la piedra clave entre aclamaciones de '¡Gracia, gracia a ella!'" (8) Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: (9) Las manos de Zorobabel han puesto los cimientos de esta casa, y sus manos la acabarán. Entonces sabréis que el SEÑOR de los ejércitos me ha enviado a vosotros. (10) ¿Pues quién ha menospreciado el día de las pequeñeces? Estos siete se alegrarán cuando vean la plomada en la mano de Zorobabel; estos son los ojos del SEÑOR que recorren toda la tierra.
¡¡¡Gracia, gracia!!! Dios da gracia a quien está haciendo Su voluntad.
Oremos…
Señor, te pedimos perdón por buscar primeramente nuestra conveniencia, en lugar de edificar nuestro espíritu. No hemos tenido nuestras prioridades en orden, pero queremos cambiar. Queremos buscar primeramente Tu Reino, es decir, el orden en que Tú quieres que vivamos. Confiamos en que vendrá bendición luego de ello y Tú nos añadirás todo lo demás.Señor, te pedimos gracia para hacer Tu voluntad, y que la oposición sean como polvo ante la Roca de Tu propósito. Venga Tu Reino, y hágase Tu voluntad en la Tierra al igual que lo es en el Cielo.
[Mat. 6:33; Zac. 4:7; Mat. 6:10]
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