(II Macabeos 2:16-18) Les escribimos esto, próximos a
celebrar la purificación del Templo; también ustedes hagan lo posible por
celebrar estos días. El Dios que salvó a todo su
pueblo y concedió a todos la herencia, el reino, el sacerdocio y la
santificación, como lo había prometido por
medio de la Ley, ese mismo Dios —así lo esperamos— tendrá compasión de nosotros
y nos reunirá en el Santuario, desde todas las partes de la tierra. Porque él
nos ha librado de graves males y ha purificado el Lugar santo.
Que tengan todos una feliz fiesta, que en hebreo se dice: ¡Jag Saméaj!
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