Lo que los cristianos celebran como el “Viernes Santo”
debería ser lo mismo que Pascua. Jesús murió
en la cruz el 14 de Nisan, el día en que el Señor había escogido para que el
pueblo celebrara la Pascua (heb. Pesaj). No fue una “casualidad”, sino exactamente lo
que estaba en los planes de Dios.
La sangre del Cordero de la Pascua en las puertas de las
casas de los israelitas en Egipto, era la sombra de la sangre que derramaría
Jesucristo en la Cruz, en ese 14 de Nisán.
Hoy en día, celebramos en la Pascua ambos eventos,
pues están relacionados.
Esto fue lo que Jesús dijo a sus discípulos que recordaran
en esta fecha: (Lucas 22:7,13-20) Llegó el día de la fiesta de los panes sin levadura en que debía sacrificarse el cordero de la Pascua. … Entonces ellos fueron y encontraron todo tal como El les había dicho; y prepararon la Pascua. (14) Cuando llegó la hora, se sentó a la mesa, y con El los apóstoles, (15) y les dijo: Intensamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; (16) porque os digo que nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios. (17) Y habiendo tomado una copa, después de haber dado gracias, dijo: Tomad esto y repartidlo entre vosotros; (18) porque os digo que de ahora en adelante no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios. (19) Y habiendo tomado pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. (20) De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por vosotros.
¿Notan que se mencionan dos copas? Esto no es un error. Ellos estaban celebrando la Pascua, tal como
lo habían hecho desde que los israelitas salieron de Egipto. Ellos bebían cuatro copas como parte de la
celebración, y comían pan sin levadura, tal como está escrito en Éxodo 12. Pero en esa ocasión, Jesús explicó que de ese
momento en adelante no sólo recordarían el cordero de Pascua en Egipto, sino al
Cordero de Dios que nos salvaría de la muerte eterna por medio de su sacrifico
en la Cruz.
CAMBIO DE FECHA
Durante los primeros 300 años del cristianismo, los
creyentes (judíos y gentiles) celebraron la Pascua el día 14 de Nisán. Pero para finales del siglo III, los
cristianos gentiles ya no querían ser identificados con el pueblo judío que
estaba siendo perseguido por Roma. Esta
separación llevó a un divorcio que se firmó en el Primer Concilio de Nicea, en
el año 325. En esa asamblea de obispos,
cuyo invitado de honor fue el emperador Constantino, se tomaron
muchas decisiones que cambiaron el destino de la iglesia cristiana. Uno de los frutos de este concilio fue el “Credo
de Constantino”, el cual debían confesar todos los cristianos del imperio
romano.
Credo de
Constantino
“Renuncio a todas las costumbres, ritos,
legalismos, panes sin levadura, fiestas de corderos de los hebreos,
sacrificios, oraciones, purificaciones, santificaciones y propiciaciones,
himnos y cánticos, observaciones, sinagogas y las comidas y bebidas de los
hebreos. En una sola palabra, renuncio absolutamente a todo lo judío, toda ley,
rito y costumbre”.
“Acepto
todas las costumbres, ritos, legalismos, fiestas romanas, sacrificios,
oraciones, purificaciones con agua, santificaciones por el Pontífice Máximo (lit. el sumo sacerdote de Roma),
propiciaciones, fiestas del sábado nuevo (lat. Sol dei, ingl. Sunday, lit. día del sol), todos los nuevos cánticos,
observaciones, y todas las comidas y bebidas de los romanos. En otras palabras,
acepto absolutamente todo lo que es romano, toda ley nueva, rito y costumbre de
Roma, y la nueva Religión Romana”.
[Ref.: Stefano Assemani, Acta Sanctorum Martyrum, Orientalium at Occidentalium Vol. I, 1748]
Desde entonces,
muchos cristianos dejaron de celebrar la Pascua el día 14 de Nisan, tal como lo
había determinado el Señor (Lev. 23:5; Exo. 12:1-14).
A partir del
Concilio de Nicea, los líderes de la iglesia determinaron que la “nueva Pascua”
debía celebrarse el viernes que coincide con la primera luna llena posterior al
equinoccio de verano, aproximadamente entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
Los líderes
religiosos de entonces siguieron su propio camino, en lugar de seguir las
instrucciones de Dios con respecto al calendario bíblico. Establecieron también sus propias tradiciones
y costumbres que ya no se asemejan mucho a las establecidas en la Biblia.
Pero si queremos
seguir el orden establecido por Dios y ajustarnos a su Agenda Divina, debemos
preguntarnos qué es lo que Él ha mandado.
En el próximo
artículo veremos lo que la Biblia dice con respecto a la Pascua…
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