martes, 15 de mayo de 2012

Fiesta de Semanas (Pentecostés)

 
La cuarta fiesta bíblica se conoce como: Fiesta de las Semanas.  Recibe ese nombre porque se deben contar siete semanas desde la Fiesta de Primicias, y al día 50, se celebra esta fiesta.  En hebreo se conoce como Shavuot, que significa “Semanas”.

(Deuteronomio 16:9-10) Siete semanas contarás; comenzarás a contar siete semanas desde el momento en que empieces a meter la hoz a la mies. (10) Entonces celebrarás la fiesta de las semanas al SEÑOR tu Dios con el tributo de una ofrenda voluntaria de tu mano, la cual darás según el SEÑOR tu Dios te haya bendecido.

Hoy en día esta fiesta es más conocida como Pentecostés (del griego “Pentekoste” que significa “quincuagésimo”). Este nombre se refiere al día 50 en que se celebra esta fiesta.

(Levítico 23:15-16) Contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que trajisteis la gavilla de la ofrenda mecida; contaréis siete semanas completas. (16) Contaréis cincuenta días hasta el día siguiente al séptimo día de reposo; entonces presentaréis una ofrenda de espiga tierna al SEÑOR.

CULMINACIÓN DE LA PASCUA
Shavuot está separada de la semana de la Pascua por cincuenta días, pero en realidad ambas fiestas están intrínsecamente conectadas. Lo que comenzó en Pascua llega a su culminación en Pentecostés (heb. Shavuot).

El conteo de los cincuenta días comienza en la Fiesta de Primicias o Primeros Frutos (heb. Bikurim). Este es el día en que se presentan las primicias de la cosecha de la cebada. Cincuenta días después se presentan las primicias de la cosecha del trigo, en el contexto de la Fiesta de Shavuot.

(Levítico 23:16-17) Contaréis cincuenta días hasta el día siguiente al séptimo día de reposo; entonces presentaréis una ofrenda de espiga tierna al SEÑOR. (17) Traeréis de vuestras moradas dos panes para ofrenda mecida, hechos de dos décimas de un efa; serán de flor de harina, amasados con levadura, como primeros frutos al SEÑOR.

En un sentido espiritual, Primicias representa los frutos que comenzamos a dar cuando acabamos de entregarnos al Señor (cuando reconocemos a Jesús como el Cordero de Dios que murió por nosotros para librarnos de la esclavitud al pecado). Mientras que Shavuot representa los frutos que comenzamos a dar cuando nos sometemos a la Ley de Dios y ponemos en práctica Su Palabra.

No basta sólo con reconocer a Jesús como nuestro “Salvador”, el Cordero de Dios que quita nuestro pecado. También debemos reconocerlo como nuestro “Señor”, el Rey de nuestra vida, a quien debemos obedecer.

Jesús lo explicó de la siguiente manera:
(Mateo 7:18-24) Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. (19) Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado al fuego. (20) Así que, por sus frutos los conoceréis. (21) No todo el que me dice: "Señor, Señor", entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. (22) Muchos me dirán en aquel día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" (23) Y entonces les declararé: "Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad." (24) Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca…


EN LA HISTORIA
El proceso de Redención que Dios comenzó en Egipto el día de la Pascua, llegó a un punto culminante tres meses después al pie del Monte Sinaí.

(Éxodo 19:1) Al tercer mes de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, ese mismo día, llegaron al desierto de Sinaí.

Allí Dios le hizo una invitación especial al pueblo de Israel.

Mt Sinai
(Éxodo 19:3-6) Y Moisés subió hacia Dios, y el SEÑOR lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob y anunciarás a los hijos de Israel: (4) "Vosotros habéis visto lo que he hecho a los egipcios, y cómo os he tomado sobre alas de águilas y os he traído a mí. (5) "Ahora pues, si en verdad escucháis mi voz y guardáis mi pacto, seréis mi especial tesoro entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; (6) y vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa." Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.

Para poder dar el fruto de ser un reino de sacerdotes y una nación santa, el pueblo debe escuchar la voz de Dios y obedecer el Pacto (1 Pedro 2:9-12).

¿Cuál fue la respuesta de los israelitas ante tal invitación?
(Éxodo 19:7-8) Entonces Moisés fue y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso delante de ellos todas estas palabras que el SEÑOR le había mandado. (8) Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Haremos todo lo que el SEÑOR ha dicho. Y llevó Moisés al SEÑOR las palabras del pueblo.

Luego de la aceptación, Dios les dio dos días para purificarse, lavar sus ropas y prepararse para recibir la Torá al tercer día. En el día de cincuenta después de haber salido de Egipto, el Señor bajó en medio de Su pueblo.
(Éxodo 19:16-20) Y aconteció que al tercer día, cuando llegó la mañana, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un fuerte sonido de trompeta; y tembló todo el pueblo que estaba en el campamento. (17) Entonces Moisés sacó al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y ellos se quedaron al pie del monte. (18) Y todo el monte Sinaí humeaba, porque el SEÑOR había descendido sobre él en fuego; el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía con violencia. (19) El sonido de la trompeta aumentaba más y más; Moisés hablaba, y Dios le respondía con el trueno. (20) Y el SEÑOR descendió al monte Sinaí, a la cumbre del monte; y llamó el SEÑOR a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió.

Ese día, el Señor les dio la Torá, comenzando con lo que se conoce como los “Diez Mandamientos” (Exo. 20:1-17). En hebreo, este evento se conoce como “Matan Torá”, literalmente: entrega de la Torá.

Los “Diez Mandamientos” son la introducción o el resumen de toda la Ley. Jesús lo explicó de la siguiente manera:
(Mateo 22:36-40) Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley? (37) Y El le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. (38) Este es el grande y el primer mandamiento. (39) Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (40) De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.

De los Diez Mandamientos, los primeros se refieren a nuestra relación con Dios, y el resto a la relación con el prójimo. Jesús no estaba estableciendo nueva ley, sino que estaba resumiendo la Ley que Dios ya había dado desde el principio.

La entrega de la Torá es el evento histórico que se conmemora en la Fiesta de Shavuot (Semanas).


REACCIÓN DEL PUEBLO
¿Cómo reaccionó el pueblo de Israel al recibir la Torá, la Ley de Dios?
(Éxodo 20:18-19) Y todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido de la trompeta y el monte que humeaba; y cuando el pueblo vio aquello, temblaron, y se mantuvieron a distancia. (19) Entonces dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros y escucharemos; pero que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos.

Ellos tuvieron miedo, y se alejaron.

En un sentido espiritual, eso es lo que también muchos de nosotros hacemos. Nos da miedo oír Su Palabra, porque nos vemos ante una responsabilidad que parece más grande que nuestras fuerzas. Es un regalo que parece demasiado grande para nuestras manos.

Ante esta reacción, Moisés explicó al pueblo lo siguiente:
(Éxodo 20:20) Y respondió Moisés al pueblo: No temáis, porque Dios ha venido para poneros a prueba, y para que su temor permanezca en vosotros, y para que no pequéis.

Dios no quiere que tengamos “miedo” de Él, sino que tengamos temor reverencial que nos lleva a la obediencia—para que nos vaya bien y no pequemos.

El Señor no sólo da la Ley, sino que también nos capacita para cumplirla. Esto se hace evidente en el cumplimiento de esta Fiesta en el Mesías.


CUMPLIMIENTO MESIÁNICO
Cada Fiesta Bíblica tiene su cumplimiento en el Mesías Yeshua (Jesucristo). El cumplimiento de la fiesta de Shavuot se dio en el día cincuenta después de la resurrección de Yeshua.
(Hechos 2:1-4) Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar. (2) De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados, (3) y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos. (4) Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse.

En la Fiesta de las Semanas (Shavuot), el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos de Jesús.

¿Qué relación tiene el bautismo en el Espíritu Santo con la entrega de la Torá?
El profeta Jeremías lo explica.
(Jeremías 31:31-33) He aquí, vienen días--declara el SEÑOR-- en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, (32) no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos--declara el SEÑOR; (33) porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días--declara el SEÑOR--. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.

Antes los mandamientos estaban escritos en tablas de piedra (Exo. 24:12), pero el Espíritu Santo sella la Palabra de Dios es nuestros corazones.
(Ezequiel 11:19-20) Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, (20) para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.

(Ezequiel 36:26-27) Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. (27) Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

De esta forma, nos es más fácil obedecerla. La obediencia no es forzada de afuera, sino viene de adentro para fuera.

(Salmo 40:8) El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón.

(Salmo 37:31) La ley de su Dios está en su corazón; por tanto, sus pies no resbalarán.


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