lunes, 17 de septiembre de 2012

EL AFAN DE LA VIDA (Mat. 6:25)


(Día 30)

 Luego que Jesús preguntara si servimos a Dios o a las riquezas, Él habló sobre el miedo y el afán de la vida.  
(Mateo 6:25)  Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? 

Los temas del “amor al dinero” y el “afán de la vida” están vinculados, ya que ambos tienen como raíz principal el miedo.



MAMÓN Y EL MIEDO
Ya vimos que el espíritu de avaricia es conocido como Mamón.  Éste obra a través del miedo, llevándonos pensar sobre el futuro y provocando inseguridad sobre lo que pueda pasar.

La estrategia que Mamón ofrece para alcanzar la “seguridad” es la avaricia. Ganar dinero y acumularlo se convierte en el objetivo, en la meta y la pasión. La avaricia y codicia cierra la puerta a la generosidad, que es una de las virtudes del Reino.  Si uno vive para acumular, en lugar de disfrutar y compartir, entonces uno sirve a Mamón y no a Dios.  Cuando ponemos nuestra confianza en las riquezas en lugar de confiar en Dios, es el equivalente a “servir a Mamón”.

MIEDO vrs FE
Miedo es lo opuesto a la FE.

*  FE:
Es tener certeza y seguridad de lo que vendrá, aun cuando no se pueda ver.  La fe no está basada en lo que uno “desea”, sino en lo que Dios dijo y prometió. 
(Hebreos 11:1)  Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

(Romanos 10:17)  Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo.

*  MIEDO:
Es la inseguridad de lo que va a ocurrir.  Uno puede tener miedo porque no ha oído la Palabra de Dios, o porque no cree, a pesar de haber oído a Dios.  Lo primero es ignorancia (lo cual no exime de culpa); lo segundo es pecado, (y por ello muchos no alcanzan la promesa).
(Hebreos 3:15-16)  en cuanto se dice: Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.  (16)  Porque ¿quiénes, habiendo oído, le provocaron? ¿Acaso no fueron todos los que salieron de Egipto guiados por Moisés?
(Hebreos 3:18-19)  ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a los que fueron desobedientes?  (19)  Vemos, pues, que no pudieron entrar a causa de su incredulidad.

Muchos no entraron a la Tierra Prometida porque no tuvieron fe en Dios.  Se dejaron invadir de miedo porque no creyeron en Dios, sino que se dejaron llevar por las circunstancias, por la vista, (por “el ojo” Mat. 6:22-23). 

CODICIA
El diccionario define la “codicia” como: “el deseo excesivo de poseer muchos bienes y riquezas”.  Es el amor al dinero y el deseo insaciable de tener más y más.

En el mundo, la codicia es el modus vivendi, pero tiene un alto costo.
(Proverbios 28:22)  El hombre avaro corre tras la riqueza, y no sabe que la miseria vendrá sobre él.

Cuando uno se enriquece por el afán de la vida, el fruto no es de bendición. Mucha gente sacrifica principios y valores con tal de obtener ganancias.  Esas riquezas vienen acompañadas de tristeza.
(Proverbios 10:22)  La bendición del SEÑOR es la que enriquece, y El no añade tristeza con ella.

De principio a fin, la Biblia nos revela que Dios quiere bendecirnos y que prosperemos.  Esto lo interpretamos como prosperidad material, pero es mucho más que eso.  Aun más importante que lo material es lo espiritual.
(3 Juan 1:2)  Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud.

Si uno pone su confianza en el dinero, saldrá perdiendo. Pero si uno confía en Dios, llegará a tener bendición, en la medida que el Señor le dé.  Y aun la bendición que el Señor nos dé, no es para “acumularla” sino para compartirla.
(1 Timoteo 6:17-19)  A los ricos en este mundo, enséñales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos.  (18)  Enséñales que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos y prontos a compartir,  (19)  acumulando para sí el tesoro de un buen fundamento para el futuro, para que puedan echar mano de lo que en verdad es vida.


ORACION
Señor, confieso que a veces he permitido que el miedo entre en mi corazón, pero hoy veo que esto es pecado porque no he creído en Ti; o tal vez ni siquiera he buscado Tu Palabra. Perdóname, pues a veces he puesto mi confianza en el dinero, cuando mi seguridad está sólo en Ti. Dame ojos para ver la realidad espiritual, y no dejarme llevar por las circunstancias. 

Señor, ya no quiero vivir más por la vista, sino por fe.  Sé que sin fe es imposible agradarte, y quien se acerca a Ti debe creer que existes y que recompensas a los que te buscan.  Ya no quiero preocuparme por mi vida, por lo que comeré o beberé.  Sé que debo hacer mi parte, pero debo aprender a confiar en Ti, porque de Ti viene toda bendición.   

Señor, no quiero quedarme fuera de Tus Promesas por mi falta de fe.  Yo quiero todo lo que tienes para mí. Quiero la bendición que viene de ti, la cual no trae tristeza.

[Mateo 6:25; Hebreos 11:6]

No hay comentarios:

Publicar un comentario