(Día 30)
(Mateo 6:25) Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué
beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el
alimento y el cuerpo más que la ropa?
Los temas del “amor al dinero” y el “afán de la vida” están
vinculados, ya que ambos tienen como raíz principal el miedo.
MAMÓN Y EL MIEDO
Ya vimos que el espíritu de avaricia es conocido como
Mamón. Éste obra a través del miedo,
llevándonos pensar sobre el futuro y provocando inseguridad sobre lo que pueda
pasar.
La estrategia que Mamón ofrece para alcanzar la “seguridad” es
la avaricia. Ganar dinero y acumularlo se convierte en el objetivo, en la meta
y la pasión. La avaricia y codicia cierra la puerta a la generosidad, que es
una de las virtudes del Reino. Si uno
vive para acumular, en lugar de disfrutar y compartir, entonces uno sirve a
Mamón y no a Dios. Cuando ponemos
nuestra confianza en las riquezas en lugar de confiar en Dios, es el
equivalente a “servir a Mamón”.
MIEDO vrs FE
Miedo es lo opuesto a la FE.
* FE:
Es tener certeza y seguridad de lo que vendrá, aun cuando no
se pueda ver. La fe no está basada en lo
que uno “desea”, sino en lo que Dios dijo y prometió.
(Hebreos 11:1) Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo
que no se ve.
(Romanos 10:17) Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo.
* MIEDO:
Es la inseguridad de lo que va a ocurrir. Uno puede tener miedo porque no ha oído la Palabra
de Dios, o porque no cree, a pesar de haber oído a Dios. Lo primero es ignorancia (lo cual no exime de
culpa); lo segundo es pecado, (y por ello muchos no alcanzan la promesa).
(Hebreos 3:15-16) en cuanto se dice: Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones,
como en la provocación. (16) Porque ¿quiénes, habiendo oído, le provocaron?
¿Acaso no fueron todos los que salieron de Egipto guiados por Moisés?
(Hebreos 3:18-19) ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a los que fueron
desobedientes? (19) Vemos, pues, que no pudieron entrar a causa
de su incredulidad.
Muchos no entraron a la Tierra Prometida porque no tuvieron
fe en Dios. Se dejaron invadir de miedo
porque no creyeron en Dios, sino que se dejaron llevar por las circunstancias, por
la vista, (por “el ojo” Mat. 6:22-23).
CODICIA
El diccionario define la “codicia” como: “el deseo excesivo de poseer muchos bienes y
riquezas”. Es el amor al dinero y el
deseo insaciable de tener más y más.
En el mundo, la codicia es el modus vivendi, pero tiene un alto costo.
(Proverbios 28:22) El hombre avaro corre tras la riqueza, y no sabe que la miseria vendrá
sobre él.
Cuando uno se enriquece por el afán de la vida, el fruto no
es de bendición. Mucha gente sacrifica principios y valores con tal de obtener
ganancias. Esas riquezas vienen
acompañadas de tristeza.
(Proverbios 10:22) La bendición del SEÑOR es la que enriquece, y El no añade tristeza con
ella.
De principio a fin, la Biblia nos revela que Dios quiere
bendecirnos y que prosperemos. Esto lo
interpretamos como prosperidad material, pero es mucho más que eso. Aun más importante que lo material es lo espiritual.
(3 Juan 1:2) Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y
que tengas buena salud.
Si uno pone su confianza en el dinero, saldrá perdiendo.
Pero si uno confía en Dios, llegará a tener bendición, en la medida que el
Señor le dé. Y aun la bendición que el
Señor nos dé, no es para “acumularla” sino para compartirla.
(1 Timoteo 6:17-19) A los ricos en este mundo, enséñales que no sean altaneros ni pongan su
esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, el cual nos da
abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos. (18)
Enséñales que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos y
prontos a compartir, (19) acumulando para sí el tesoro de un buen
fundamento para el futuro, para que puedan echar mano de lo que en verdad es
vida.
ORACION
Señor, confieso que
a veces he permitido que el miedo entre en mi corazón, pero hoy veo que esto es
pecado porque no he creído en Ti; o tal vez ni siquiera he buscado Tu Palabra. Perdóname,
pues a veces he puesto mi confianza en el dinero, cuando mi seguridad está sólo
en Ti. Dame ojos para ver la realidad espiritual, y no dejarme llevar por las
circunstancias.
Señor, ya no quiero
vivir más por la vista, sino por fe. Sé
que sin fe es imposible agradarte, y quien se acerca a Ti debe creer que
existes y que recompensas a los que te buscan.
Ya no quiero preocuparme por mi vida, por lo que comeré o beberé. Sé que debo hacer mi parte, pero debo
aprender a confiar en Ti, porque de Ti viene toda bendición.
Señor, no quiero
quedarme fuera de Tus Promesas por mi falta de fe. Yo quiero todo lo que tienes para mí. Quiero
la bendición que viene de ti, la cual no trae tristeza.
[Mateo 6:25; Hebreos 11:6]
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