miércoles, 5 de septiembre de 2012

SAL DE LA TIERRA (Mat. 5:13)


(Día 18)

Ya terminamos de ver lo que se conoce como “las Bienaventuranzas”.  Pero ése no es el fin del discurso, sino tan sólo el inicio…

Como vimos, las Bienaventuranzas son las virtudes que se esperan de un ciudadano del Reino de Dios (Mat. 5:3-12), y éstas son:

*  Reconocimiento de la pobreza espiritual;
*  Libertad para llorar;
*  Humildad;
*  Hambre y sed de justicia;
*  Misericordia;
*  Limpio de corazón;
*  Buscador de paz;
*  Dispuesto a ser perseguido.

Cuando uno pone en práctica estas virtudes, uno recibirá bendición espiritual, y también bendecirá a los demás.  El Señor dijo que así es como uno puede ser “sal de la Tierra” y “luz al mundo”. 

Hoy veremos lo que significa la primera analogía, y mañana la segunda…



SAL DE LA TIERRA 
(Mateo 5:13)  Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.

Jesús comparó a los creyentes que practican las Bienaventuranzas en sus vidas con la “Sal”.  

La sal tiene varios efectos:

a. Da sabor a la comida.
Tal vez todos hemos tenido la oportunidad de probar comida sin sal, y ciertamente en insípida.  La sal ayuda a que salga el sabor de los alimentos. 

De la misma manera, si un creyente sólo practica una “religión”, pero no pone en práctica la Palabra ni permite que Dios transforme su corazón y su alma, entonces su vida será tan insípida como la sal que ha perdido su sabor. 

¿Cuántos cristianos “insípidos” hay en el mundo?  Profesan ser “hijos de Dios”, pero viven al estilo del mundo.  No es de extrañar que los impíos no se sientan atraídos a Dios si lo que miran es lo mismo que en el mundo. 

Por el contrario, la práctica de una verdadera vida cristiana, acentuada por las virtudes de las Bienaventuranzas, trae bendición a quien las practica, y también sirve de testimonio al mundo.   

Pablo hizo una analogía entre la sal y una buena actitud de los creyentes.
(Colosenses 4:5-6)  Andad sabiamente para con los de afuera, aprovechando bien el tiempo.  (6)  Que vuestra conversación sea siempre con gracia, sazonada como con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada persona.


b. Ayuda a conservar los alimentos.
La sal previene que ciertos alimentos se descompongan.  En tiempos antiguos, cuando aún no habían inventado el congelador, la gente usaba la sal para conservar la carne.   

La Biblia habla que la levadura contamina la masa.  En contraste, la sal previene la contaminación. 

En un sentido espiritual, el creyente que practica las Bienaventuranzas “purifica” su vida, y sirve de ejemplo a su casa, familia, y comunidad. 

Por el contrario, si una persona ha creído en el Señor, pero no transforma su vida, corre el riesgo de volver a contaminarse.
(2 Pedro 2:20-21)  Porque si después de haber escapado de las contaminaciones del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, de nuevo son enredados en ellas y vencidos, su condición postrera viene a ser peor que la primera.  (21)  Pues hubiera sido mejor para ellos no haber conocido el camino de la justicia, que habiéndolo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado.


ORACIÓN
Señor, yo no quiero vivir como el mundo, sino quiero que mi vida sea transformada por medio de la renovación de mi entendimiento, para hacer Tu voluntad.   No quiero que mi vida sea inútil e insípida, sino quiero ser “sal de la Tierra”.   Ayúdame y revélame cómo puedo poner en práctica las “Bienaventuranzas” en mi vida, no sólo para mi bendición sino para beneficio de mi prójimo.  Pero, sobre todo, porque quiero que Tu Nombre sea glorificado a través de mi vida. 

Señor, quiero ser sal de la Tierra.

[Rom. 12:1-2; Mat. 5:13]

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