(Día 20)
La enseñanza de Jesús parecía tan innovadora en su tiempo,
que algunos pensaban Él estaba haciendo a un lado la ley…pero era todo lo
contrario. Jesús dijo:
(Mateo 5:17) No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido
para abolir, sino para cumplir.
La palabra “abolir” (gr. Kataluo)
también se puede traducir como: disolver, desintegrar, desatar, demoler,
derribar, derrocar.
La palabra “cumplir” (gr. Pleroo), que literalmente significa: llenar algo, o hacerlo repleto;
es decir, llevar a plenitud.
Ciertamente Jesús nunca faltó a la Ley de Dios. El fue perfecto
y justo. Pero a lo que no se sometió fue
a la “ley de los hombres”.
Los líderes judíos habían puesto leyes extras a las que Dios
había dado, tales como lavamientos de manos y prohibiciones específicas en el
día de reposo, las cuales no estaban escritas en la Palabra. A éstas no se sometió Jesús, porque eran
interpretaciones humanas, no divinas.
La Ley de Dios está plasmada en la Biblia, más
específicamente en los primeros cinco libros: Génesis, Éxodo, Levítico, Números
y Deuteronomio. En hebreo se conoce como
Torá, y en español se le llama “Pentateuco”.
Si nos atreviéramos a criticar a los judíos por haber “añadido”
a la Ley, también deberíamos los cristianos vernos al espejo, ya que las tantas
religiones o sectas cristianas han añadido doctrinas y reglas a la Palabra de
Dios. Aunque hayan sido puestas con “buena
intención”, al final terminan distrayéndonos de la verdad de la Palabra de Dios…y
así nacen las religiones.
Jesús no vino a “abolir” la Ley (Torá) ni a desestimar lo
que escribieron los profetas (de Isaías a Malaquías). Más bien, Él vino a cumplirla, no sólo poniendo
en práctica las Leyes del Reino, viviendo como Dios manda, sino que también
cumpliendo las profecías escritas sobre el Mesías.
Pablo escribió:
(Romanos 10:4) Porque Cristo es el fin de la ley para justicia a todo aquel que cree.
Este versículo se ha prestado a malas interpretaciones, debido
a que “fin” tiene varios significados en español. En este versículo, la palabra en griego es “Telos”,
que literalmente significa: meta u objetivo.
Jesús no es “la cancelación” de la Ley, sino el objetivo y propósito de
la Ley. A Él apunta, y de Él habla. Jesús no acabó con la Ley, sino la
cumplió.
El rechazo a la Torá viene desde muy temprano en la historia
de la Iglesia Cristiana, por el espíritu antisemita que entró a causa de la
persecución romana. Es lamentable que
eso nos haya sido heredado, pues nos ha alejado de lo que es el fundamento de
la Biblia: la Torá (o Pentateuco), los primeros cinco libros, que son conocidos
bíblicamente como “la Ley”, o también “Moisés”.
Contrario a alejarnos de la Ley, Jesús nos llama a que
volvamos la vista a esa parte tan abandonada, pero tan vital, de la Palabra de
Dios. En el Sermón del Monte, Jesús
siguió diciendo:
(Mat 5:18-19) Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se
perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se
cumpla. (19) Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos
mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado
muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los
enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
En los Cielos no se ha autorizado un plebiscito para hacer
reformas a la Ley de Reino de Dios. El
orden de Dios no ha cambiado. Lo que
cambió con el Nuevo Pacto es el lugar donde la Ley está escrita:
(Jeremías 31:31-33) He aquí, vienen días--declara el SEÑOR-- en que haré con la casa de
Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto,
(32) no como el pacto que hice
con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de
Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos--declara
el SEÑOR; (33) porque este es el pacto que haré con la casa
de Israel después de aquellos días--declara el SEÑOR--. Pondré mi ley dentro de
ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi
pueblo.
Lean el Salmo 119 (dado que es un texto largo, pueden dividir la
lectura en varios días).
ORACIÓN
Señor, te pido
perdón, porque en mi ignorancia he rechazado la Ley, Tus mandamientos. Al hacerlo, te hemos rechazado a Ti. Tú no has cambiado, porque eres el mismo,
ayer, hoy y por siempre. Cielo y Tierra
pasarán; más Tu Palabra no pasará. No se
perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se
cumpla.
Señor, no quiero ser
contada entre los “pequeños” del Reino de los Cielos por haber rechazado tus
mandamientos. Más bien, quiero
guardarlos y enseñarlos, como Tú dijiste.
Bendito Tú, Señor;
enséñame tus estatutos. He contado con
mis labios de todas las ordenanzas de tu boca.
Me he gozado en el camino de tus testimonios, más que en todas las
riquezas. Meditaré en tus preceptos, y
consideraré tus caminos. Me deleitaré en
tus estatutos, y no olvidaré tu palabra.
Favorece a tu siervo, para que viva y guarde tu palabra. Abre mis ojos, para que vea las maravillas de
tu ley. Amén.
[Hebreos 13:8-9; Mateo 5:18-19; Rom. 3:31; Mateo 24:35; Salmo
119:12-18]
excelente, que bendición; la torah de DIOS es eterna, porque el todo poderoso no cambia, el es el mismo ayer hoy y siempre, y el no muere. Shalom
ResponderEliminarAmén 😇
ResponderEliminarAmén, Amén
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