REY DE TODA LA TIERRA
Jesús será el rey de toda la Tierra.
(Zac. 14:9) Y el SEÑOR será rey
sobre toda la tierra; aquel día el SEÑOR será uno, y uno su nombre.
La geografía del entorno de Jerusalén va a cambiar…
(10) Toda la tierra se
volverá como una llanura desde Geba hasta Rimón, al sur de Jerusalén; pero ésta
se levantará y será habitada en su lugar desde la puerta de Benjamín hasta el
lugar de la puerta Primera, hasta la puerta del Angulo, y desde la torre de
Hananeel hasta los lagares del rey.
Los montes que están alrededor de Jerusalén van a bajar de
altura, para que Jerusalén sobresalga.
Esto mismo vio el profeta Miqueas…
(Miqueas 4:1-4) Y sucederá en los
últimos días que el monte de la casa del SEÑOR será establecido como cabeza de
los montes; se elevará sobre las colinas, y afluirán a él los pueblos. (2) Vendrán
muchas naciones y dirán: Venid y subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Dios
de Jacob, para que El nos instruya en sus caminos, y nosotros andemos en sus
sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del SEÑOR. (3) El
juzgará entre muchos pueblos, y enjuiciará a naciones poderosas y lejanas;
entonces forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No
alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra. (4)
Cada uno se sentará bajo su parra y bajo su higuera, y no habrá quien
los atemorice, porque la boca del SEÑOR de los ejércitos ha hablado.
Jerusalén será más alta, no sólo en altitud física sino en
estatura espiritual. Ella se establecerá
como el faro de luz para todo el mundo. La principal razón es porque el Señor
Jesús vivirá allí, y en ese lugar estará su trono y el Templo.
(Zac. 14:11) Y habitarán en ella
y no habrá más maldición; y Jerusalén habitará en seguridad.
DESTINO DE LOS
REBELDES
En contraste con la paz y seguridad que se vivirá en
Jerusalén, vemos que los pueblos que se rebelen contra el Señor sufrirán
destrucción…
(Zac. 14:12-15) Esta será la
plaga con que el SEÑOR herirá a todos los pueblos que han hecho guerra contra
Jerusalén: se pudrirá su carne estando ellos aún de pie, y se pudrirán sus ojos
en sus cuencas, y su lengua se pudrirá en su boca. (13) Y
sucederá aquel día que habrá entre ellos un gran pánico del SEÑOR; y cada uno
agarrará la mano de su prójimo, y levantará su mano contra la mano de su
prójimo. (14) También Judá peleará en Jerusalén; y se
amontonarán las riquezas de todas las naciones circunvecinas: oro, plata y
vestidos en gran abundancia. (15) Como aquella plaga así será la plaga del
caballo, del mulo, del camello, del asno y de todos los animales que haya en
aquellos campamentos.
Es posible que esta guerra de las naciones contra Jerusalén
y contra el Señor sea la batalla final que se menciona en Apocalipsis, la cual
sucederá al final del Milenio…
(Apocalipsis 20:7-10)
Cuando
los mil años se cumplan, Satanás será soltado de su prisión, (8) y
saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro extremos de la tierra,
a Gog y a Magog, a fin de reunirlas para la batalla; el número de ellas es como
la arena del mar. (9) Y subieron sobre la anchura de la tierra,
rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego
del cielo y los devoró. (10) Y el diablo que los engañaba fue arrojado al
lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta; y
serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
Ezequiel también habla de esta guerra en detalle (Ezequiel cap.
38).
Joel profetizó que el Señor defenderá y reivindicará a Jerusalén.
(Joel 3:16-21) El SEÑOR ruge desde Sion y desde
Jerusalén da su voz, y tiemblan los cielos y la tierra. Pero el SEÑOR es
refugio para su pueblo y fortaleza para los hijos de Israel. (17)
Entonces sabréis que yo soy el SEÑOR vuestro Dios, que habito en Sion,
mi santo monte. Y Jerusalén será santa, y los extranjeros no pasarán más por
ella. (18) Y sucederá que en aquel día los montes
destilarán vino dulce, las colinas manarán leche, y por todos los arroyos de
Judá correrán las aguas; brotará un manantial de la casa del SEÑOR y regará el
valle de Sitim. (19) Egipto será una desolación, y Edom será un
desierto desolado, por la violencia hecha a los hijos de Judá, en cuya tierra
han derramado sangre inocente. (20) Pero Judá será habitada para siempre, y
Jerusalén por todas las generaciones.
(21) Y yo vengaré su sangre, que
aún no he vengado, pues el SEÑOR habita en Sion.
El Señor hará guerra hasta que todos los pueblos de la
Tierra se sometan a El…y toda rodilla se doble y toda lengua confiese que Él es
el Rey (Rom. 14:11; Fil. 2:10)…
(Isaías 45:22-25) Volveos a mí y sed salvos, todos
los términos de la tierra; porque yo soy Dios, y no hay ningún otro. (23)
Por mí mismo he jurado, ha salido de mi boca en justicia una palabra que
no será revocada: Que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua jurará
lealtad. (24) De mí dirán: "Sólo en el SEÑOR hay
justicia y fuerza." A El vendrán y serán avergonzados todos los que contra
El se enojaron. (25) En el SEÑOR será justificada y se gloriará
toda la descendencia de Israel.
SUCOT EN EL MILENIO
Mucha gente va a vivir en Jerusalén, y por eso sus murallas
se extenderán. Pero también el resto del
mundo seguirá poblado. Los líderes de todas
las naciones estarán sujetos al Señor, quien reinará desde Jerusalén. Todos estarán obligados a presentarse cada
año ante el Señor.
(Zac. 14:16) Y sucederá que todo
sobreviviente de todas las naciones que fueron contra Jerusalén subirán de año
en año para adorar al Rey, SEÑOR de los ejércitos, y para celebrar la fiesta de
los Tabernáculos.
La fecha en que las naciones deben ir a Jerusalén es del 15
al 21 de Tishri (7° mes del calendario bíblico), fechas en las que se celebra
la Fiesta de Tabernáculos (heb. Sucot). Evidentemente seguiremos celebrando las
fiestas durante el Milenio.
Y quienes no quieran ir a Jerusalén a rendir homenaje al Rey
de reyes, entonces recibirán castigo…
(Zac. 14:17-19) Y sucederá que
los de las familias de la tierra que no suban a Jerusalén para adorar al Rey,
SEÑOR de los ejércitos, no recibirán lluvia sobre ellos. (18) Y
si la familia de Egipto no sube ni viene, entonces sobre ellos no habrá lluvia;
será la plaga con la cual el SEÑOR herirá a las naciones que no suban a
celebrar la fiesta de los Tabernáculos.
(19) Este será el castigo de
Egipto y el castigo de todas las naciones que no suban a celebrar la fiesta de
los Tabernáculos.
SANTIDAD AL SEÑOR
Cuando el Señor establezca Su Reino en Jerusalén, toda la
Ciudad será santa, hasta las cosas más comunes...
(Zac. 14:20-21) En aquel día
estará grabado en los cascabeles de los caballos: SANTIDAD AL SEÑOR. Y serán
las ollas en la casa del SEÑOR como los tazones delante del altar. (21) Y
toda olla en Jerusalén y en Judá será consagrada al SEÑOR de los ejércitos;
todos los que ofrezcan sacrificios vendrán y tomarán de ellas y en ellas
cocerán; y no habrá más mercader en la casa del SEÑOR de los ejércitos en aquel
día.
Antes, la frase “Santidad al Señor” se encontraba grabada en
la diadema del sumo sacerdote (Exo. 28:36; 39:30); pero durante el reinado de
Jesús, absolutamente todo será santo, hasta los utensilios de uso cotidiano.
Esta santidad incluye a las personas que se les permitirá
vivir en Jerusalén. Deben ser santos, porque el Señor es santo (Heb. 12:14).
(Isaías 4:3-6) Y acontecerá que el
que sea dejado en Sion y el que quede en Jerusalén será llamado santo: todos
los que estén inscritos para vivir en Jerusalén. (4)
Cuando el Señor haya lavado la inmundicia de las hijas de Sion y haya
limpiado la sangre derramada de en medio
de Jerusalén con el espíritu del juicio y el espíritu abrasador, (5)
entonces el SEÑOR creará sobre todo lugar del monte Sion y sobre sus
asambleas, una nube durante el día, o sea humo, y un resplandor de llamas de
fuego por la noche; porque sobre toda la gloria habrá un dosel; (6)
será un cobertizo para dar sombra contra el calor del día, y refugio y
protección contra la tormenta y la lluvia.
Zacarías termina diciendo: “No habrá más mercader en la casa del SEÑOR de los ejércitos en aquel
día”.
Este es el día que añoraba ver Jesús cuando limpió el Templo
(Mat. 21:12-13). El Señor sabía que no
había llegado el tiempo, pero lo hizo como una sombra de lo que vendría. Finalmente Jerusalén será una Ciudad Santa, y
el Templo ya no será mercado ni cueva de ladrones, porque todo será santo y
consagrado al Señor.
Terminemos leyendo la profecía de Isaías referente a la
restauración de Jerusalén:
(Isaías 52:1) Despierta,
despierta, vístete de tu poder, oh Sion; vístete de tus ropajes hermosos, oh
Jerusalén, ciudad santa. Porque el incircunciso y el inmundo no volverán a
entrar en ti.
(Isaías 52:8-15) ¡Una voz! Tus centinelas
alzan la voz, a una gritan de júbilo porque verán con sus propios ojos cuando
el SEÑOR restaure a Sion. (9) Prorrumpid a una en gritos de júbilo, lugares
desolados de Jerusalén, porque el SEÑOR ha consolado a su pueblo, ha redimido a
Jerusalén. (10) El SEÑOR ha desnudado su santo brazo a la
vista de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la
salvación de nuestro Dios. (11) Apartaos, apartaos, salid de allí, nada
inmundo toquéis; salid de en medio de ella, purificaos, vosotros que lleváis
las vasijas del SEÑOR. (12) Pues no saldréis precipitadamente, ni iréis
como fugitivos; porque delante de vosotros irá el SEÑOR, y vuestra retaguardia
será el Dios de Israel. (13) He aquí, mi siervo prosperará, será
enaltecido, levantado y en gran manera exaltado. (14)
De la manera que muchos se asombraron de ti, pueblo mío, así fue
desfigurada su apariencia más que la de cualquier hombre, y su aspecto más que
el de los hijos de los hombres.
(15) Ciertamente El asombrará a
muchas naciones, los reyes cerrarán la boca ante El; porque lo que no les
habían contado verán, y lo que no habían oído entenderán.
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