lunes, 16 de septiembre de 2013

Zacarías 14:9-21


REY DE TODA LA TIERRA
Jesús será el rey de toda la Tierra.
(Zac. 14:9)  Y el SEÑOR será rey sobre toda la tierra; aquel día el SEÑOR será uno, y uno su nombre. 

La geografía del entorno de Jerusalén va a cambiar…
(10)  Toda la tierra se volverá como una llanura desde Geba hasta Rimón, al sur de Jerusalén; pero ésta se levantará y será habitada en su lugar desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la puerta Primera, hasta la puerta del Angulo, y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey. 

Los montes que están alrededor de Jerusalén van a bajar de altura, para que Jerusalén sobresalga.  Esto mismo vio el profeta Miqueas…
(Miqueas 4:1-4)  Y sucederá en los últimos días que el monte de la casa del SEÑOR será establecido como cabeza de los montes; se elevará sobre las colinas, y afluirán a él los pueblos.  (2)  Vendrán muchas naciones y dirán: Venid y subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob, para que El nos instruya en sus caminos, y nosotros andemos en sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del SEÑOR.  (3)  El juzgará entre muchos pueblos, y enjuiciará a naciones poderosas y lejanas; entonces forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.  (4)  Cada uno se sentará bajo su parra y bajo su higuera, y no habrá quien los atemorice, porque la boca del SEÑOR de los ejércitos ha hablado.

Jerusalén será más alta, no sólo en altitud física sino en estatura espiritual.  Ella se establecerá como el faro de luz para todo el mundo. La principal razón es porque el Señor Jesús vivirá allí, y en ese lugar estará su trono y el Templo. 
(Zac. 14:11)  Y habitarán en ella y no habrá más maldición; y Jerusalén habitará en seguridad. 

DESTINO DE LOS REBELDES
En contraste con la paz y seguridad que se vivirá en Jerusalén, vemos que los pueblos que se rebelen contra el Señor sufrirán destrucción…
(Zac. 14:12-15)  Esta será la plaga con que el SEÑOR herirá a todos los pueblos que han hecho guerra contra Jerusalén: se pudrirá su carne estando ellos aún de pie, y se pudrirán sus ojos en sus cuencas, y su lengua se pudrirá en su boca.  (13)  Y sucederá aquel día que habrá entre ellos un gran pánico del SEÑOR; y cada uno agarrará la mano de su prójimo, y levantará su mano contra la mano de su prójimo.  (14)  También Judá peleará en Jerusalén; y se amontonarán las riquezas de todas las naciones circunvecinas: oro, plata y vestidos en gran abundancia.  (15)  Como aquella plaga así será la plaga del caballo, del mulo, del camello, del asno y de todos los animales que haya en aquellos campamentos. 

Es posible que esta guerra de las naciones contra Jerusalén y contra el Señor sea la batalla final que se menciona en Apocalipsis, la cual sucederá al final del Milenio…
(Apocalipsis 20:7-10)  Cuando los mil años se cumplan, Satanás será soltado de su prisión,  (8)  y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlas para la batalla; el número de ellas es como la arena del mar.  (9)  Y subieron sobre la anchura de la tierra, rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró.  (10)  Y el diablo que los engañaba fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

Ezequiel también habla de esta guerra en detalle (Ezequiel cap. 38).

Joel profetizó que el Señor defenderá y reivindicará a Jerusalén.
(Joel 3:16-21)  El SEÑOR ruge desde Sion y desde Jerusalén da su voz, y tiemblan los cielos y la tierra. Pero el SEÑOR es refugio para su pueblo y fortaleza para los hijos de Israel.  (17)  Entonces sabréis que yo soy el SEÑOR vuestro Dios, que habito en Sion, mi santo monte. Y Jerusalén será santa, y los extranjeros no pasarán más por ella.  (18)  Y sucederá que en aquel día los montes destilarán vino dulce, las colinas manarán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán las aguas; brotará un manantial de la casa del SEÑOR y regará el valle de Sitim.  (19)  Egipto será una desolación, y Edom será un desierto desolado, por la violencia hecha a los hijos de Judá, en cuya tierra han derramado sangre inocente.  (20)  Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por todas las generaciones.  (21)  Y yo vengaré su sangre, que aún no he vengado, pues el SEÑOR habita en Sion.

El Señor hará guerra hasta que todos los pueblos de la Tierra se sometan a El…y toda rodilla se doble y toda lengua confiese que Él es el Rey (Rom. 14:11; Fil. 2:10)…
(Isaías 45:22-25)  Volveos a mí y sed salvos, todos los términos de la tierra; porque yo soy Dios, y no hay ningún otro.  (23)  Por mí mismo he jurado, ha salido de mi boca en justicia una palabra que no será revocada: Que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua jurará lealtad.  (24)  De mí dirán: "Sólo en el SEÑOR hay justicia y fuerza." A El vendrán y serán avergonzados todos los que contra El se enojaron.  (25)  En el SEÑOR será justificada y se gloriará toda la descendencia de Israel.

SUCOT EN EL MILENIO
Mucha gente va a vivir en Jerusalén, y por eso sus murallas se extenderán.  Pero también el resto del mundo seguirá poblado.  Los líderes de todas las naciones estarán sujetos al Señor, quien reinará desde Jerusalén.  Todos estarán obligados a presentarse cada año ante el Señor.
(Zac. 14:16)  Y sucederá que todo sobreviviente de todas las naciones que fueron contra Jerusalén subirán de año en año para adorar al Rey, SEÑOR de los ejércitos, y para celebrar la fiesta de los Tabernáculos. 



La fecha en que las naciones deben ir a Jerusalén es del 15 al 21 de Tishri (7° mes del calendario bíblico), fechas en las que se celebra la Fiesta de Tabernáculos (heb. Sucot). Evidentemente seguiremos celebrando las fiestas durante el Milenio.

Y quienes no quieran ir a Jerusalén a rendir homenaje al Rey de reyes, entonces recibirán castigo…
(Zac. 14:17-19)  Y sucederá que los de las familias de la tierra que no suban a Jerusalén para adorar al Rey, SEÑOR de los ejércitos, no recibirán lluvia sobre ellos.  (18)  Y si la familia de Egipto no sube ni viene, entonces sobre ellos no habrá lluvia; será la plaga con la cual el SEÑOR herirá a las naciones que no suban a celebrar la fiesta de los Tabernáculos.  (19)  Este será el castigo de Egipto y el castigo de todas las naciones que no suban a celebrar la fiesta de los Tabernáculos. 

SANTIDAD AL SEÑOR
Cuando el Señor establezca Su Reino en Jerusalén, toda la Ciudad será santa, hasta las cosas más comunes...  
(Zac. 14:20-21)  En aquel día estará grabado en los cascabeles de los caballos: SANTIDAD AL SEÑOR. Y serán las ollas en la casa del SEÑOR como los tazones delante del altar.  (21)  Y toda olla en Jerusalén y en Judá será consagrada al SEÑOR de los ejércitos; todos los que ofrezcan sacrificios vendrán y tomarán de ellas y en ellas cocerán; y no habrá más mercader en la casa del SEÑOR de los ejércitos en aquel día.

Antes, la frase “Santidad al Señor” se encontraba grabada en la diadema del sumo sacerdote (Exo. 28:36; 39:30); pero durante el reinado de Jesús, absolutamente todo será santo, hasta los utensilios de uso cotidiano. 



Esta santidad incluye a las personas que se les permitirá vivir en Jerusalén. Deben ser santos, porque el Señor es santo (Heb. 12:14). 
(Isaías 4:3-6)  Y acontecerá que el que sea dejado en Sion y el que quede en Jerusalén será llamado santo: todos los que estén inscritos para vivir en Jerusalén.  (4)  Cuando el Señor haya lavado la inmundicia de las hijas de Sion y haya limpiado la sangre derramada  de en medio de Jerusalén con el espíritu del juicio y el espíritu abrasador,  (5)  entonces el SEÑOR creará sobre todo lugar del monte Sion y sobre sus asambleas, una nube durante el día, o sea humo, y un resplandor de llamas de fuego por la noche; porque sobre toda la gloria habrá un dosel;  (6)  será un cobertizo para dar sombra contra el calor del día, y refugio y protección contra la tormenta y la lluvia.

Zacarías termina diciendo: “No habrá más mercader en la casa del SEÑOR de los ejércitos en aquel día”.
Este es el día que añoraba ver Jesús cuando limpió el Templo (Mat. 21:12-13).  El Señor sabía que no había llegado el tiempo, pero lo hizo como una sombra de lo que vendría.  Finalmente Jerusalén será una Ciudad Santa, y el Templo ya no será mercado ni cueva de ladrones, porque todo será santo y consagrado al Señor.

Terminemos leyendo la profecía de Isaías referente a la restauración de Jerusalén:
(Isaías 52:1)  Despierta, despierta, vístete de tu poder, oh Sion; vístete de tus ropajes hermosos, oh Jerusalén, ciudad santa. Porque el incircunciso y el inmundo no volverán a entrar en ti.
(Isaías 52:8-15)  ¡Una voz! Tus centinelas alzan la voz, a una gritan de júbilo porque verán con sus propios ojos cuando el SEÑOR restaure a Sion.  (9)  Prorrumpid a una en gritos de júbilo, lugares desolados de Jerusalén, porque el SEÑOR ha consolado a su pueblo, ha redimido a Jerusalén.  (10)  El SEÑOR ha desnudado su santo brazo a la vista de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios.  (11)  Apartaos, apartaos, salid de allí, nada inmundo toquéis; salid de en medio de ella, purificaos, vosotros que lleváis las vasijas del SEÑOR.  (12)  Pues no saldréis precipitadamente, ni iréis como fugitivos; porque delante de vosotros irá el SEÑOR, y vuestra retaguardia será el Dios de Israel.  (13)  He aquí, mi siervo prosperará, será enaltecido, levantado y en gran manera exaltado.  (14)  De la manera que muchos se asombraron de ti, pueblo mío, así fue desfigurada su apariencia más que la de cualquier hombre, y su aspecto más que el de los hijos de los hombres.  (15)  Ciertamente El asombrará a muchas naciones, los reyes cerrarán la boca ante El; porque lo que no les habían contado verán, y lo que no habían oído entenderán.


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