Ya estamos
llegando al final del Conteo del Omer, que es el conteo de 50 días a partir de
la Fiesta de Primicias.
(Levítico
23:15-16) Contaréis
desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que trajisteis la
gavilla de la ofrenda mecida; contaréis siete semanas completas. Contaréis
cincuenta días hasta el día siguiente al séptimo día de reposo; entonces
presentaréis una ofrenda de espiga tierna al SEÑOR.
Este domingo (24
mayo 2015) es el día 50, en el cual se celebra la “Fiesta de las Semanas”
(heb. Shavuot), también conocida en español como Pentecostés (del
griego “Pentekoste” que significa “quincuagésimo”).
(Deuteronomio
16:9-10) Siete semanas
contarás; comenzarás a contar siete semanas desde el momento en que empieces a
meter la hoz a la mies. (10) Entonces celebrarás la fiesta de las semanas al
SEÑOR tu Dios con el tributo de una ofrenda voluntaria de tu mano, la cual
darás según el SEÑOR tu Dios te haya bendecido.
Shavuot está separada de la semana de la Pascua por cincuenta días, pero en realidad ambas fiestas están intrínsecamente conectadas. Lo que comenzó en Pascua llega a su culminación en Shavuot (Pentecostés)…
El conteo de los cincuenta días comienza en la Fiesta de Primicias (heb. Bikurim). Este es el día en que se presentan las primicias de la cosecha de la cebada. Cincuenta días después se presentan las primicias de la cosecha del trigo, en el contexto de la Fiesta de Shavuot.
En un sentido espiritual, Primicias representa los frutos que comenzamos a dar cuando acabamos de entregarnos al Señor (cuando reconocemos a Jesús como el Cordero de Dios que murió por nosotros para librarnos de la esclavitud al pecado). Mientras que Shavuot representa los frutos que comenzamos a dar cuando nos sometemos a la Ley de Dios y ponemos en práctica Su Palabra.
No basta sólo con reconocer a Jesús como nuestro “Salvador”, el Cordero de Dios que quita nuestro pecado. También debemos reconocerlo como nuestro “Señor”, el Rey de nuestra vida, a quien debemos obedecer (Mateo 7:21-24).
EN LA HISTORIA
Esta conexión entre Primicias y Pentecostés también se aprecia en la historia de Israel. El proceso de Redención que Dios comenzó en Egipto el día de la Pascua, llegó a un punto culminante tres meses después al pie del Monte Sinaí.
Shavuot está separada de la semana de la Pascua por cincuenta días, pero en realidad ambas fiestas están intrínsecamente conectadas. Lo que comenzó en Pascua llega a su culminación en Shavuot (Pentecostés)…
El conteo de los cincuenta días comienza en la Fiesta de Primicias (heb. Bikurim). Este es el día en que se presentan las primicias de la cosecha de la cebada. Cincuenta días después se presentan las primicias de la cosecha del trigo, en el contexto de la Fiesta de Shavuot.
En un sentido espiritual, Primicias representa los frutos que comenzamos a dar cuando acabamos de entregarnos al Señor (cuando reconocemos a Jesús como el Cordero de Dios que murió por nosotros para librarnos de la esclavitud al pecado). Mientras que Shavuot representa los frutos que comenzamos a dar cuando nos sometemos a la Ley de Dios y ponemos en práctica Su Palabra.
No basta sólo con reconocer a Jesús como nuestro “Salvador”, el Cordero de Dios que quita nuestro pecado. También debemos reconocerlo como nuestro “Señor”, el Rey de nuestra vida, a quien debemos obedecer (Mateo 7:21-24).
EN LA HISTORIA
Esta conexión entre Primicias y Pentecostés también se aprecia en la historia de Israel. El proceso de Redención que Dios comenzó en Egipto el día de la Pascua, llegó a un punto culminante tres meses después al pie del Monte Sinaí.
(Éxodo
19:1) Al tercer
mes de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, ese mismo día,
llegaron al desierto de Sinaí.
En el Monte Sinaí, Dios entregó la instrucción (heb. Torá) al pueblo de Israel. Habiendo aceptado ser el pueblo especial de Dios, ahora Israel debía aprender cómo vivir como Dios manda.
Allí Dios le
hizo una invitación especial al pueblo de Israel.
(Éxodo 19:5-6) Ahora pues, si en verdad escucháis
mi voz y guardáis mi pacto, seréis mi especial tesoro entre todos los pueblos,
porque mía es toda la tierra; y vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes
y una nación santa…
(1 Pedro 2:9) Pero vosotros sois linaje escogido,
real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de
que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable;
En el día de
cincuenta después de haber salido de Egipto, el Señor bajó en medio de Su
pueblo.
(Éxodo 19:16-20) Y aconteció que al tercer día, cuando llegó la mañana, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un fuerte sonido de trompeta; y tembló todo el pueblo que estaba en el campamento. Entonces Moisés sacó al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y ellos se quedaron al pie del monte. Y todo el monte Sinaí humeaba, porque el SEÑOR había descendido sobre él en fuego; el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía con violencia. El sonido de la trompeta aumentaba más y más; Moisés hablaba, y Dios le respondía con el trueno. Y el SEÑOR descendió al monte Sinaí, a la cumbre del monte; y llamó el SEÑOR a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió.
(Éxodo 19:16-20) Y aconteció que al tercer día, cuando llegó la mañana, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un fuerte sonido de trompeta; y tembló todo el pueblo que estaba en el campamento. Entonces Moisés sacó al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y ellos se quedaron al pie del monte. Y todo el monte Sinaí humeaba, porque el SEÑOR había descendido sobre él en fuego; el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía con violencia. El sonido de la trompeta aumentaba más y más; Moisés hablaba, y Dios le respondía con el trueno. Y el SEÑOR descendió al monte Sinaí, a la cumbre del monte; y llamó el SEÑOR a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió.
Ese día, el
Señor les dio la Torá, comenzando con lo que se conoce como los “Diez
Mandamientos” (Exo. 20:1-17), los cuales son la introducción o el resumen de
toda la Ley. Jesús lo explicó de la siguiente manera:
(Mateo 22:36-40) Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley? Y El le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
La entrega de la Torá es el evento histórico que se conmemora en la Fiesta de Shavuot (Semanas).
(Mateo 22:36-40) Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley? Y El le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
La entrega de la Torá es el evento histórico que se conmemora en la Fiesta de Shavuot (Semanas).
CUMPLIMIENTO MESIÁNICO
Cada Fiesta
Bíblica tiene su cumplimiento en el Mesías Yeshua (Jesucristo). El
cumplimiento de la fiesta de Shavuot se dio en el día cincuenta después de la
resurrección de Yeshua.
(Hechos 2:1-4) Cuando llegó el día de Pentecostés (heb. Shavuot), estaban todos juntos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados, y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos. (4) Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse.
En la Fiesta de las Semanas (heb. Shavuot), el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos de Jesús.
¿Qué relación tiene el bautismo en el Espíritu Santo con la entrega de la Torá?
El profeta Jeremías lo explica.
(Jeremías 31:31-33) He aquí, vienen días--declara el SEÑOR-- en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, (32) no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos--declara el SEÑOR; (33) porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días--declara el SEÑOR--. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
Antes los mandamientos estaban escritos en tablas de piedra (Exo. 24:12), pero el Espíritu Santo sella la Palabra de Dios es nuestros corazones.
(Ezequiel 11:19-20) Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.
(Ezequiel 36:26-27) Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.
Cuando la ley está dentro del corazón, es más fácil obedecerla (Salmo 40:8; Salmo 37:31).
(Hechos 2:1-4) Cuando llegó el día de Pentecostés (heb. Shavuot), estaban todos juntos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados, y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos. (4) Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse.
En la Fiesta de las Semanas (heb. Shavuot), el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos de Jesús.
¿Qué relación tiene el bautismo en el Espíritu Santo con la entrega de la Torá?
El profeta Jeremías lo explica.
(Jeremías 31:31-33) He aquí, vienen días--declara el SEÑOR-- en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, (32) no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos--declara el SEÑOR; (33) porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días--declara el SEÑOR--. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
Antes los mandamientos estaban escritos en tablas de piedra (Exo. 24:12), pero el Espíritu Santo sella la Palabra de Dios es nuestros corazones.
(Ezequiel 11:19-20) Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.
(Ezequiel 36:26-27) Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.
Cuando la ley está dentro del corazón, es más fácil obedecerla (Salmo 40:8; Salmo 37:31).
En este día de
Pentecostés, abramos nuestro corazón para que el Espíritu Santo escriba allí las
Palabras de Dios, y así nos sea más fácil obedecerle.
Así dijo Jesús:
(Juan 14:23-26) Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos
a él, y haremos con él morada. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la
palabra que oís no es mía, sino del Padre que me envió. Estas cosas os he dicho
estando con vosotros. Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre
enviará en mi nombre, El os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo
que os he dicho.
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