lunes, 25 de abril de 2016

CONTEO DEL OMER

Luego de la semana de Pascua, uno pensaría que los días de fiesta ya se acabaron. Pero en realidad la conciencia festiva debe continuar.  El proceso de redención que comenzó en Pascua aún no se ha completado. 


Lo que comienza en la Pascua, se completa en la Fiesta de las Semanas, también conocido como Pentecostés.

Dios quiere que conectemos ambas fiestas con lo que se conoce como el “CONTEO DEL OMER”.
(Levítico 23:15-16)  Contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que trajisteis la gavilla de la ofrenda mecida; contaréis siete semanas completas. (16) "Contaréis cincuenta días hasta el día siguiente al séptimo día de reposo; entonces presentaréis una ofrenda de espiga tierna al SEÑOR.

A partir del Día de Primicias se cuentan siete semanas, es decir, 49 días. Al día siguiente, es decir, el día cincuenta, será una fiesta para el Señor. Esta es la Fiesta de Semanas (en hebreo,Shavuot), hoy más conocida como Pentecostés.

La Biblia dice que el día 50 cae “al día siguiente del séptimo día de reposo” (Lev. 23:16), es decir, domingo. Por lo tanto, el conteo debe comenzar el domingo de Primicias, día en que celebramos la resurrección del Mesías.


CONEXIÓN ENTRE PASCUA Y PENTECOSTÉS
¿Qué relación tiene la Pascua con la Fiesta de Semanas?
La conexión más evidente es la agrícola. Los primeros frutos de la cosecha de la cebada se presentan en la fiesta de Primicias. En cuanto a la cosecha de trigo, los primeros frutos se presentan en la fiesta de Semanas.



Pero esta explicación natural es sombra de una revelación espiritual más profunda. Como ya mencionamos, las fiestas nos hablan acerca de nuestra redención, la cual no es sólo un “evento”, sino un proceso. Lo que comenzó en Pascua, sigue en Panes Sin Levadura y Primicia, y nos lleva hasta Pentecostés. Aun allí no termina el camino, sino que sigue en las otras fiestas (de las cuales hablaremos en su momento).

Las fiestas son la sombra, y el mensaje espiritual es el siguiente: nuestra redención comienza cuando creemos que Jesús murió, fue sepultado y resucitó al tercer día, pero allí no termina… luego de ser salvos, debemos comenzar a vivir como Dios manda, como siervos de Dios y no como esclavos del pecado. Pero, ¿qué es lo que Dios manda? Lo que Él manda son sus “mandamientos” (valga la redundancia).  No es “casualidad” que Dios entregara la Ley (la Torá, lit. instrucción) en el Mt. Sinaí precisamente en el día de Pentecostés.


Al entender este proceso, vemos la importancia del “Conteo del Omer”, pues éste conecta las tres fiestas de la Semana de Pascua con la fiesta de Semanas (o Pentecostés). 

La redención que comienza con nuestra confesión de fe debe llevarnos a aprender y a poner en práctica Su Palabra. La fe debe ir acompañada de acción. Ese es el fruto que presentamos al Señor. Es el fruto del arrepentimiento, del cambio, de la redención. Ya no somos esclavos al pecado, ahora somos siervos del Dios Altísimo, quien nos adoptó como hijos.
(Romanos 6:17-18)   Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, os hicisteis obedientes de corazón a aquella forma de enseñanza a la que fuisteis entregados; y habiendo sido libertados del pecado, os habéis hecho siervos de la justicia.


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