En
el capítulo anterior (Apoc. 8), vimos lo que acontecerá con las primeras cuatro
trompetas, pero dejamos pendiente el último versículo, el cual es una advertencia
y lamento:
(Apoc.
8:13) Y miré, y oí a
un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: ¡¡Ay, ay, ay, de
los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están
para sonar los tres ángeles!!
Este lamento se conoce como el “Primer Ay”.
A lo largo de Apocalipsis, veremos tres “ayes”. “¡Ay!”
es un grito de lamento y dolor—lamento porque el pueblo no se arrepintió, y
dolor por la consecuencia de su falta de arrepentimiento.
En
la Biblia hay un precedente de “ayes” que nos sirve de ejemplo a lo que volverá
a ocurrir en los últimos tiempos. Antes que los babilonios destruyeran
Jerusalén, Dios envió profetas para llamar al pueblo al arrepentimiento. Lamentablemente
no atendieron el llamado, y siguieron pecando como siempre (Eze. 2:1-5). Por
eso les llegó el Ay:
(Ezequiel
2:8-10) Mas tú, hijo de
hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la casa rebelde; abre tu
boca, y come lo que yo te doy. Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y
en ella había un rollo de libro. Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito
por delante y por detrás; y había escritas en él endechas y
lamentaciones y ayes.
En
Isaías también hace referencia al “Ay”.
(Isaías
3:8-11) Pues arruinada
está Jerusalén, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus obras han sido
contra Jehová para irritar los ojos de su majestad. La apariencia de sus
rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo
disimulan. ¡¡Ay del alma de ellos!! porque amontonaron mal para sí. Decid
al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos. ¡¡Ay del
impío!! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado.
El
Señor no manda juicio sin advertencia. Él envía a profetas por delante para dar
la oportunidad al arrepentimiento (Amos 3:7), antes que llegue el castigo y les
alcancen las consecuencias. De igual manera sucederá en el futuro: el Señor
enviará advertencias, y luego juicios para hacernos reaccionar. El calor irá subiendo
de intensidad, hasta que no quede otra opción para el impenitente que recibir el
castigo que merece. De hecho, todos nosotros merecemos la muerte porque hemos
pecado (Rom. 3:23-26); sin embargo, Dios no nos destruyó como merecíamos. Cada
día extra que nos da de vida es una nueva oportunidad para arrepentirnos. Pero
llegará el día en que la huanidad tendrá la última oportunidad. Antes de ese día (el Día del Señor), Dios va
a sacudir al mundo para hacernos reaccionar, y tal vez así nos arrepintamos. A
los que no haya respondido por las buenas, tal vez lo hagan por las malas. Y
aun esto es la manifestación de Su gran MISERICORDIA. Debemos ver los eventos
de los últimos días bajo ese lente. De
lo contrario, corremos el riesgo de “ofendernos” por lo que Dios hará y
permitirá. Pero lo que está en juego es
serio: la vida o la muerte eterna de todos los habitantes de la Tierra.
Para
que estemos preparados, Dios nos advierte que lo que traerán las siguientes
trompetas será muy fuerte: “¡¡Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, a
causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles!!”
(Apoc. 8:13)
Veamos
ahora lo que provocarán las siguientes trompetas…
5°
TROMPETA
Luego
que suene la quinta trompeta, Dios va a desatar el mundo espiritual de una
forma nunca antes vista…
(Apoc.
9:1-3) El quinto
ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la
tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. Y abrió el pozo del
abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el
sol y el aire por el humo del pozo. Y del humo salieron langostas sobre la
tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la
tierra.
El choque de esta estrella provocará que se abra el
abismo que está en el fondo de la Tierra, donde están encerrados los demonios que cayeron a
la Tierra cuando Satanás fue lanzado acá (Isaías 14:12-15; Lucas 8:26-31). Cuando
se abra el abismo, los demonios saldrán a atormentar a los hombres...pero con
ciertos límites:
(Apoc.
9:4-6) Y se les mandó que no dañasen
a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino
solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. Y les
fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su
tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. Y en aquellos
días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir,
pero la muerte huirá de ellos.
Los
demonios van a atormentar a los hombres “no sellados”, pero no tendrán la
autoridad para matarlos. El texto lo define como un juicio similar a la plaga
de las langostas (Exo.10:4-15), pero en este caso serán demonios, y los
describe de la siguiente manera:
(Apoc.
9:7-11) El aspecto de
las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las
cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas; tenían
cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones; tenían corazas
como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos
carros de caballos corriendo a la batalla; tenían colas como de
escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los
hombres durante cinco meses. Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo,
cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión.
“Abadón”
significa destrucción, al igual que Apolión (en griego). La raíz hebrea de esta
palabra es el verbo “Abad”, que significa: perecer o morir. En la
Biblia, “Abadón” se refiere a una persona (Apoc. 9:11), así como a un lugar,
que se menciona junto al Seol (Job 26:6; Prov. 15:11; Prov. 27:20). En
Apocalipsis, se describe a Abadón como el rey del abismo.
Jesús
hizo referencia al abismo en una parábola, explicando que es lo que separa al
Hades del Seno de Abraham, ambos lugares donde las almas esperan la
resurrección o el juicio final (Lucas 16:19-31). El profeta Isaías dice que
cuando Satanás (Lucero) se rebeló contra Dios, fue lanzado al fondo del abismo,
que queda en las profundidades del a Tierra.
(Isaías
14:12-15) ¡¡Cómo
caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!! Cortado fuiste por
tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré
al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en
el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de
las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres
hasta el Seol, a los lados del abismo.
Pero
Satanás no se quedó en el abismo, sino que se pasea por el mundo y se presenta
ante el trono de Dios para acusar a los hombres…hasta que le llegue su hora
final, lo cual veremos al final de Apocalipsis (Apoc. 20:1-3,10). Más adelante veremos que la Bestia también
saldrá del abismo (Apoc. 11:7; 17:8).
Pero
regresemos a la narrativa de la 5° Trompeta…Cuando se abra el abismo, de allí
saldrán miles de demonios que atormentarán a la humanidad por cinco meses,
excepto a los que tienen el sello de Dios (Apoc. 9:1-11). Esta plaga será
terrible. Pero si lo vemos desde la perspectiva de Dios (desde donde Juan está
viendo), esto será en realidad un acto de misericordia. El Señor va a dar a la
humanidad “una probadita” de lo que es el infierno y la muerte eterna, y tal
vez esto convenza a algunos para arrepentirse y reconocer a Dios, y así eviten
irse al tormento eterno. Cinco meses no se comparan con toda una eternidad.
Pero
no vamos a minimizarlo, porque la consecuencia de esta trompeta será muy
fuerte, y se considera como el “Primer Ay”.
(Apoc.
9:12) El primer ay
pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto.
6°
TROMPETA
(Apoc.
9:13) El sexto ángel
tocó la trompeta,
y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de
Dios.
También
la sexta trompeta está relacionada con el Altar de Oro (Altar del Incienso). En
el capítulo 8 vimos que allí es donde llegan y se levantan las oraciones de los
santos como incienso (Apoc. 8:3-4). Al sonar esta trompeta, se oyó una voz que
salía del Incensario, la cual pedía lo siguiente:
(Apoc.
9:14-15) diciendo al
sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados
junto al gran río Eufrates. Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban
preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de
los hombres.
Estos
cuatro ángeles estaban asignados a una misión específica, en un lugar y tiempo determinados:
·
Misión: matar a 1/3 de la humanidad
·
Lugar: río Eufrates, en Babilonia (hoy Irak)
·
Tiempo: al sonar la sexta trompeta al final de
los tiempos
Nótese
que estos ángeles no tienen autoridad en sí, sino la que les es dada. Aun en
esto hay misericordia divina, porque Dios le pone límites a la destrucción así
como le ha puesto límites al mar (Prov. 8:27-31).
También
debemos notar que esta trompeta viene acompañada de las oraciones de los creyentes,
los cuales claman por la redención final y la justicia divina. La maldad del
hombre llegará al colmo, y ya no se aguantará más. Los santos clamarán para que
el Señor venga pronto.
Con
las oraciones de los santos, se desató del Oriente un ejército enorme,
conformado por millones de jinetes montados sobre caballos. En la Biblia, el
caballo representa un arma de guerra, que tiene ventaja sobre los soldados que
van a pie.
(Apoc.
9:16-17) Y
el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su
número. Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían
corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran
como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre.
Algunos
comentaristas dicen que probablemente éste sea un ejército chino, por el número
y la dirección de donde vienen. Sin embargo, la descripción de estos jinetes
nos hace pensar más en seres extraordinarios, que parecen más demonios que
personas.
¿Cuál
era la misión de este gran ejército?
(Apoc.
9:18-19) Por estas tres plagas fue muerta la tercera
parte de los hombres; por el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca. Pues
el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas; porque sus colas,
semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban.
De
nuevo, vemos que la Tierra fue sacudida por una terrible plaga satánica. Dios
está dando la oportunidad a los hombres que se den cuenta de lo que realmente representa
Satanás y sus legiones. Como dijimos, tal vez esto es una probadita del
infierno para que así se arrepientan más personas antes que llegue el Día del
Señor, cuando ya no habrá vuelta atrás. Y,
¿se arrepintieron algunos? Veamos la reacción:
(Apoc.
9:20-21) Y los otros hombres que no fueron
muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus
manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata,
de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar; y
no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su
fornicación, ni de sus hurtos.
La
Biblia dice que no se arrepintieron, pero por lo menos podemos saber que Dios
no los dejó sin tener su oportunidad.
Hasta
el final del capítulo 11 leeremos sobre la séptima trompeta, la trompeta final.
(la final). Pero antes se nos presentan
otros paréntesis explicatorios en el capítulo diez y principio del once…
-->
Dios los Bendiga grandemente, continuo con los estudios son de gran Bendición para mi vida
ResponderEliminar