-->
Ayer vimos que Daniel se propuso en su corazón no
contaminarse con la comida de Babilonia. No fue una decisión de un solo día,
sino que implicaba una disciplina diaria. La obediencia es una decisión
intencional, no un “accidente” (2 Cro. 12:14); la santidad no se alcanza por coincidencia,
sino que es fruto de determinación y consistencia.
DIFERENTE
AL MUNDO
El pensamiento del mundo muchas veces va en contra
de la sabiduría de Dios, plasmada en Su Palabra (por ejemplo: el mundo enseña a
acumular, mientras que la Biblia dice que es más bienaventurado dar que recibir).
Este choque lo vemos repetidamente en la historia de Daniel…
En el palacio del rey, la sabiduría babilonia decía que era mejor comer carne y vino; y
para ellos era aún mejor si la comida era dedicada a los ídolos, porque creían
que eso les traería un beneficio espiritual (Daniel 1:10).
En contraste, la
sabiduría divina llevó a Daniel a proponer una dieta basada en vegetales y
legumbres (basada en la dieta del Jardín del Edén—Gen. 1:29), y agua en lugar
de vino. Aún más importante, su comida estaría sin contaminación espiritual.
(Daniel 1:11-14) Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto
por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: Te ruego
que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer,
y agua a beber. Compara luego nuestros rostros con los rostros de los
muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus
siervos según veas. Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez
días.
Los resultados fueron positivos y muy visibles…
(Daniel 1:15-16) Y al cabo de los diez días pareció el rostro de
ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la
porción de la comida del rey. Así, pues, Melsar se llevaba la porción de
la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres.
EN
INTEGRIDAD
Daniel y sus tres amigos judíos vivieron en
integridad ante Dios, y por eso el Señor los respaldó.
(Salmo 25:21) La integridad y la rectitud me preserven, porque en ti espero.
La palabra “integridad”
viene de una palabra en latín que significa: “entero, completo”. Una persona
íntegra es la que se comporta bien y correctamente, sin importar donde está o
con quien está. Lo que uno tiene adentro, lo proyecta hacia fuera. Es lo
contrario a ser de “doble ánimo” (a veces sí, y a veces no).
Oración…
Señor, quiero
seguir el ejemplo de Daniel, y vivir mi vida en integridad e intencionalidad.
No quiero ser de doble ánimo, inestable en todos mis caminos. Oro para que mi
fe no descanse en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
No quiero
ser sabio a mis propios ojos, sino que temeré al Señor y me apartaré de todo
mal. Señor, confiaré en Ti con todo mi corazón, y no me apoyaré en mi propio entendimiento. Te reconoceré en
todos mis caminos, pues sé que Tú enderezarás mis sendas. Escribiré tu Ley en la
tabla de mi corazón, y viviré una vida de integridad y temor de Dios, apartado
del mal.
Yo sé que
Tú me guardarás, porque has dicho que Tú honras a los que te honran. Si alguno te
sirve, Tú lo honrarás, y hallarán favor y buena estimación ante los ojos de
Dios y de los hombres.
…Continúa
en tu oración personal…
(ref. Santiago
1:8; 1 Corintios 2:5; Proverbios 3:3-7)
No hay comentarios:
Publicar un comentario