domingo, 8 de septiembre de 2019

8. Con intencionalidad e integridad (Dan. 1:10-16)


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Ayer vimos que Daniel se propuso en su corazón no contaminarse con la comida de Babilonia. No fue una decisión de un solo día, sino que implicaba una disciplina diaria. La obediencia es una decisión intencional, no un “accidente” (2 Cro. 12:14); la santidad no se alcanza por coincidencia, sino que es fruto de determinación y consistencia.

DIFERENTE AL MUNDO
El pensamiento del mundo muchas veces va en contra de la sabiduría de Dios, plasmada en Su Palabra (por ejemplo: el mundo enseña a acumular, mientras que la Biblia dice que es más bienaventurado dar que recibir). Este choque lo vemos repetidamente en la historia de Daniel…

En el palacio del rey, la sabiduría babilonia decía que era mejor comer carne y vino; y para ellos era aún mejor si la comida era dedicada a los ídolos, porque creían que eso les traería un beneficio espiritual (Daniel 1:10). 

En contraste, la sabiduría divina llevó a Daniel a proponer una dieta basada en vegetales y legumbres (basada en la dieta del Jardín del Edén—Gen. 1:29), y agua en lugar de vino. Aún más importante, su comida estaría sin contaminación espiritual.
(Daniel 1:11-14) Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber. Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas. Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días.

Los resultados fueron positivos y muy visibles…
(Daniel 1:15-16) Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey. Así, pues, Melsar se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres.

EN INTEGRIDAD
Daniel y sus tres amigos judíos vivieron en integridad ante Dios, y por eso el Señor los respaldó.
(Salmo 25:21) La integridad y la rectitud me preserven, porque en ti espero.

La palabra “integridad” viene de una palabra en latín que significa: “entero, completo”. Una persona íntegra es la que se comporta bien y correctamente, sin importar donde está o con quien está. Lo que uno tiene adentro, lo proyecta hacia fuera. Es lo contrario a ser de “doble ánimo” (a veces sí, y a veces no).

Oración…
Señor, quiero seguir el ejemplo de Daniel, y vivir mi vida en integridad e intencionalidad. No quiero ser de doble ánimo, inestable en todos mis caminos. Oro para que mi fe no descanse en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
No quiero ser sabio a mis propios ojos, sino que temeré al Señor y me apartaré de todo mal. Señor, confiaré en Ti con todo mi corazón, y no me apoyaré en mi  propio entendimiento. Te reconoceré en todos mis caminos, pues sé que Tú enderezarás mis sendas. Escribiré tu Ley en la tabla de mi corazón, y viviré una vida de integridad y temor de Dios, apartado del mal. 
Yo sé que Tú me guardarás, porque has dicho que Tú honras a los que te honran. Si alguno te sirve, Tú lo honrarás, y hallarán favor y buena estimación ante los ojos de Dios y de los hombres.
…Continúa en tu oración personal…

(ref. Santiago 1:8; 1 Corintios 2:5; Proverbios 3:3-7)

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