Cuando Daniel llegó a Babilonia, él fue escogido para servir al gran rey Nabucodonosor. Aún después de la muerte del rey, sirvió en el gobierno de todos los subsecuentes reyes de Babilonia, hasta Belsasar. No sólo eso, sino que lo más admirable y milagroso es que trascendió a los babilonios y continuó en el liderazgo entre los persas. Esto es insólito, ya que en cualquier cambio de gobierno lo normal es que todo el liderazgo sea reemplazado, sobre todo los mandos altos y medios.
Estando Daniel en una posición tan alta
en el reinado, como gobernador y como consejero del rey, lo lógico es que Daniel
sería depuesto con el nuevo imperio. Aún su vida correría peligro. Pero un
milagro sucedió: Daniel permaneció en su posición de liderazgo a través de los
cambios de reyes, y aún de imperios (de Babilonia a Medo-Persia).
(Dan. 1:21) Daniel estuvo allí hasta el año
primero del rey Ciro.
Aun con el siguiente imperio, Daniel
sirvió a dos reyes: a Darío el medo y a Ciro el persa.
(Dan. 6:28) Y este mismo Daniel
prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el Persa.
Medita…
Si somos fieles a Dios, en lugar de “a
los hombres”, permaneceremos—a pesar de los cambios y de los tiempos. Quien sigue el plan de un hombre, durará sólo
mientras que él esté en el poder. Quien sigue el Plan de Dios, permanece para
siempre.
(Daniel 2:21) El es quien cambia los tiempos y las edades; quita reyes y pone reyes;
da sabiduría a los sabios, y conocimiento a los entendidos.
NUEVO
LIDERAZGO
Cuando los medo-persas subieron al poder,
Daniel no sólo sobrevivió sino que fue incorporado en las más altas esferas de
liderazgo.
(Daniel 6:1-2) Pareció bien a
Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo
el reino. Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a
quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado.
El imperio Medo-persa tenía bajo su
dominio a 120 provincias. Al subir al poder, Darío nombró nuevos líderes de las
provincias, y sobre estos escogió a tres gobernadores.
Daniel halló gracia ante todos los
hombres, porque él tenía el favor de Dios, y no sólo fue elegido como uno de
los tres gobernadores, sino como el principal entre ellos.
(Daniel 6:3) Pero Daniel mismo era superior a
estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el
rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.
ESPIRITU
SUPERIOR
La Biblia describe que Daniel tenía “un
espíritu superior”. Otra versión lo traduce como “espíritu extraordinario”. La palabra en hebreo es Yatir,
que también significa: que sobrepasa, preeminente, con excelencia,
extremadamente mejor.
Daniel era un hombre
que no sólo contaba con sabiduría sino con entendimiento, y tal entendimiento
que sólo puede dar el Espíritu de Dios. Sobre el conocimiento que cualquier
hombre puede obtener, Daniel contaba con la revelación espiritual, y eso hizo
la gran diferencia. Por eso sobresalió sobre todos los demás hombres. Y sin
duda, Daniel también contaba con humildad, porque los reyes no se sentían
amenazados por él, a pesar de su inteligencia y sabiduría.
Santiago describe a
alguien que tiene “sabiduría de lo alto”, que se refleja no sólo por su
conocimiento sino por su estilo de vida, tal como dejó el ejemplo Daniel:
(Santiago 3:13,17) ¿Quién
es sabio y entendido entre vosotros? Que muestre por su buena conducta sus
obras en mansedumbre de sabiduría…Pero la sabiduría de lo alto es primeramente
pura, después pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de
buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía.
Oración…
Señor,
inspirado por el ejemplo de Daniel, te quiero pedir hoy ser lleno del conocimiento
de tu perfecta voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, para
andar como es digno del Señor, agradándote en todo, dando fruto en toda buena
obra y creciendo en el conocimiento de Dios.
Como
Pablo oró por la iglesia, también hoy hago eco de sus palabras: pidiendo que el
Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, me dé espíritu de
sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de El. Mi oración es que
los ojos de mi corazón sean iluminados, para saber cuál es la esperanza de mi
llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
y cuál es la extraordinaria grandeza de tu poder para con nosotros los que
creemos.
…(Continúa
en tu oración personal)…
(ref. Colosenses 1:9-10; Efesios 1:17-19)
No hay comentarios:
Publicar un comentario