Como ya mencionamos, Daniel logró
sobrevivir el cambio de imperios. El fue testigo del ascenso y la caída del
imperio de Babilonia, y luego del ascenso del imperio Medo-Persa.
(Daniel 9:1-2) En el año
primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey
sobre el reino de los caldeos.
TIEMPOS
PROFÉTICOS
Daniel estaba muy interesado en las
profecías y en las fechas de cumplimiento. Al final del capítulo 5, Daniel
anotó un dato que podría pasar desapercibido, pero tiene una revelación muy
importante.
(Daniel 5:31) Y Darío el medo recibió el reino
cuando tenía sesenta y dos años.
Daniel resalta la edad de Darío porque le
resonó el número: 62. Precisamente en ese año se cumplían 62 años de la
destrucción de Jerusalén en manos de Nabucodonosor. Esto quiere decir que en el
año en que Babilonia destruyó Jerusalén, en ese mismo año también nació el
hombre que Dios iba a usar para castigar a Babilonia por lo que hicieron a
Israel (Isa. 47:11; Jer. 27:7).
Y en el año en que Darío subió al poder,
Daniel también notó que estaban cerca de llegar al tiempo en que Jeremías había
profetizado que Judá quedaría cautivo en Babilonia.
(Daniel 9:2) en el año primero de su
reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que
habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de
Jerusalén en setenta años.
La referencia en el libro de Jeremías es
la siguiente:
(Jeremías 25:11-14) Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas
naciones al rey de Babilonia setenta
años. Y cuando sean cumplidos
los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su
maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en
desiertos para siempre. Y traeré sobre aquella tierra todas mis palabras
que he hablado contra ella, con todo lo que está escrito en este libro,
profetizado por Jeremías contra todas las naciones. Porque también ellas
serán sojuzgadas por muchas naciones y grandes reyes; y yo les pagaré conforme
a sus hechos, y conforme a la obra de sus manos.
Tras la caída de Babilonia, Daniel
comenzó a estar muy atento a los tiempos proféticos. El cambio de imperio
podría representar un cambio para el pueblo de Dios, llegando finalmente el
tiempo de su liberación.
DOS
OPCIONES
La pregunta es: ¿a partir de cuando se
comienzan a contar los 70 años?
Con la ventaja de la retrospectiva,
podemos contemplar dos opciones (aproximadas, porque es difícil determinar los
años exactos):
1. Desde el primer cautiverio (605 a.C.) à hasta la reconstrucción del fundamento del Templo (536
a.C.)—aprox. 69 años.
2. Desde la destrucción de Templo (586 a.C.) à hasta el tiempo en que fue reconstruido (515 a.C.)—aprox. 71
años.
LA
RAZÓN DE LOS 70 AÑOS
No podemos cerrar nuestro estudio de hoy
sin mencionar la razón por la que Dios determinó que el tiempo de cautiverio
sería de 70 años. La explicación está registrada en el libro de Crónicas:
(2 Crónicas 36:28-21) Los que escaparon de la
espada fueron llevados cautivos a Babilonia, y fueron siervos de él y de sus
hijos, hasta que vino el reino de los persas; para que se cumpliese la palabra
de Jehová por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado de reposo;
porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos.
La palabra de Jeremías se refiere al
reposo de la tierra (hebreo, Shmita):
Dios instruyó que en la tierra de Israel, cada siete años la tierra debía
reposar de sus cultivos (Lev. 25:4-6; Lev. 26:34-35). Pero por 490 años los
israelitas no guardaron ese mandamiento. Y cuando llegó al colmo la maldad de
Judá, Dios determinó que 70 años debían pagar en cautiverio (un año por cada
año sabático al que faltaron), tal como dice Levítico:
(Levítico 26:43) Porque la tierra será abandonada por ellos, y gozará de sus días de
reposo mientras quede desolada con su ausencia. Entretanto, ellos pagarán su
iniquidad, porque despreciaron mis ordenanzas y su alma aborreció mis
estatutos.
PROMESA
DE RESTAURACIÓN
Así como Jeremías profetizó el castigo de
Judá, también habló de la restauración que Dios haría con ellos, porque grande
es su misericordia:
(Jeremías 29:10-14) Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta
años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para
haceros volver a este lugar. Porque yo sé los pensamientos que tengo
acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el
fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo
os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo
vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver
vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares
adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice
llevar.
Esta escritura de Jeremías es lo que
llevará a Daniel a orar e interceder por su pueblo. (Mañana leeremos esta
oración).
Oración…
Señor,
ya estando cerca del Día de Expiación (heb. Yom Kipur) reconocemos que te hemos
fallado, por falta y por omisión. Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu
misericordia; conforme a lo inmenso de tu compasión, borra mis transgresiones. Lávame
por completo de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco
mis transgresiones, y mi pecado está siempre delante de mí. Pero tu Palabra
dice que si confesamos nuestros pecados, Tú eres fiel y justo para perdonarnos nuestros
pecados y limpiarnos de toda maldad.
Purifícame
con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve. Esconde tu
rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades. Crea en mí, oh Dios,
un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. He aquí, tú deseas
la verdad en lo más íntimo, y en lo secreto me harás conocer sabiduría.
…(Continúa
en tu oración personal)…
(ref. Salmo 51:1-10; 1 Juan 1:9)
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