sábado, 7 de diciembre de 2019

DANIEL 9:20-27. Revelación de las 70 Semanas


En la entrada anterior, vimos que Daniel hizo ayuno y oración como intercesión por el pueblo de Israel. Él se dio cuenta que el tiempo determinado para el cautiverio ya estaba por terminar, pero el pueblo debía volver sus corazones a Dios para que Él los regresara a la Tierra de Israel, tal como había profetizado Jeremías (Jer. 29:10-14).

Daniel estaba cerrando su oración de arrepentimiento e intercesión, cuando se le apareció un ángel especial:
 (Daniel 9:20-21) Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios; aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde.

La hora del sacrificio de la tarde son las 3 pm, la hora en que se ofrecía el segundo cordero como sacrificio continuo (heb. Korban Tamid). Este sacrificio es simbólico del Cordero de Dios, Jesús el Mesías (heb. Yeshua HaMashiaj), quien entregó su espíritu precisamente a esa hora cuando murió en la cruz en propiciación por nuestros pecados (Marcos 15:33-37). (Nota: Gabriel es el ángel que anunció el nacimiento de Juan el Bautista y de Jesús—Lucas 1:5-38).

ENTENDIMIENTO
A lo largo del libro, vemos que Daniel siempre buscó sabiduría y entendimiento (Dan. 1:4; 1:17-20; 2:21; 5:11-14; 9:22-23; 10:1). Pero no sólo le fue dado conocimiento del mundo, sino que también sabiduría y revelación divina. Daniel procuro entender la profecía de Jeremías sobre los 70 años, y le fue dado aún mayor entendimiento sobre los tiempos de Dios. El ángel Gabriel fue enviado para explicarle:
 (Daniel 9:22-23) Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.



REVELACIÓN DE LAS 70 SEMANAS
Tal vez Daniel estaba pensando sólo en los 70 años de cautiverio en Babilonia, pero Dios le abrió una ventana más grande a su siervo amado, ya que le dio la revelación de los tiempos determinados para la restauración de Dios, que contemplaba la primera y la segunda venida del Mesías.
(Daniel 9:24) Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.

Esto es lo que se conoce como “las 70 Semanas de Daniel” (heb. Sheviim Shevuim). Pero debemos aclarar que la medida de tiempo traducida como “semana”, no se trata de las semanas comunes de 7 días (heb. Shavuot), sino “semana de años” (heb. Shevuim), es decir, 7 años. Para entenderlo con medidas modernas, los “70 Shevuim” equivalen a 490 años (70 shevuim x 7 años = 490 años).

Esas 70 semanas proféticas marcan el tiempo que Dios determinó en su agenda divina en relación con el pueblo de Dios y Jerusalén. ¿Tiempo para qué?... lo dice el texto:
  • Terminar la prevaricación, poner fin al pecado y expiar la iniquidad;
  • Traer justicia perdurable;
  • Sellar la visión y la profecía;
  • Ungir al Santo de los santos.



En resumen, ese tiempo marca el cumplimiento y cierre de toda la profecía bíblica, desde Génesis hasta Apocalipsis. Lo que fue perdido en el Jardín del Edén tras el pecado del hombre será completamente restaurado para ese tiempo. Será el perdón final, conectado con la segunda venida de Jesús y el mensaje del Día de Expiación (ver estudio: Significado espiritual de Yom Kipur).

Esta obra de redención y restauración será hecha por el Mesías, que se menciona en los siguientes versículos:
(Daniel 9:25-26) Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.

Aquí le fue revelado a Daniel el margen del tiempo, en términos de nuestra historia. El conteo de las “70 Semanas” comienza con: “la orden para restaurar y edificar Jerusalén”. 69 semanas nos llevan a la aparición del Mesías Príncipe a la escena, que en términos de años son 483 (7 + 62 = 69; 69 Shevuim x 7 años = 483 años)
[Nota: Un dato interesante es que estos son los únicos versículos del Antiguo Testamento donde se menciona explícitamente la palabra “Mesías” (heb. Mashiaj). Hay muchas referencias mesiánicas, pero no tan directas como en Daniel (cap. 9:25-26).]

FECHAS DE DECRETOS
Estudiosos de la Biblia y de la historia han identificado tres posibilidades para el inicio del conteo:

1.    CIRO (536 a.C.)
Ciro: Emitió un decreto para permitir el retorno de los judíos a Judá y financió la reconstrucción del Templo en Jerusalén (Esdras 1). Regresó la primera oleada de judíos a la Tierra de Israel, liderados por Zorobabel y el sumo sacerdote Josué. Comenzaron la construcción del Templo, pero se frenó a causa de la oposición de los enemigos.

2.    DARÍO I (520 a.C.)
Emitió otro decreto para permitir la reconstrucción del Templo, luego que se detuvo por siete años. Luego de este decreto, se logró terminar el Templo. Sin embargo, la ciudad de Jerusalén todavía no había sido reconstruida porque las murallas estaban en ruinas (Nehemías 1).

3.    ARTAJERJES (445 a.C.)
Finalmente, Artajerjes mandó a que la ciudad fuera reconstruida, y también que los judíos pudieran volver a gobernarse a sí mismos. El rey autorizó a Nehemías para dirigir la reconstrucción de Jerusalén y sus muros (Nehemías 2:5-9).

Unos estudiosos de la Biblia hicieron cálculos, y a la fecha de este decreto le añadieron 483 años hebreos (7 + 62 semanas de años), y el resultado nos lleva al año 32 d.C, que bien puede ser el año en que Jesús murió. [Nota: Estos cálculos se hicieron tomando en cuenta el calendario hebreo que está basado en meses lunares. Este es similar al calendario babilónico, que eran el otro que Daniel usaba cuando recibió la profecía.] Según estos cálculos, la profecía de Daniel se cumplió como está escrito:
(Daniel 9:26) Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.

Una generación después de la muerte de Jesús, en el año 70 d.C., el general romano Tito (que luego se convirtió en emperador) llevó a su ejército a destruir la ciudad de Jerusalén y el Templo, como reacción a la Revuelta (liderada por los celotes). Posteriormente, la caída de Roma fue por una invasión (“inundación”) de hordas de bárbaros del norte de Europa, haciendo caer al gran imperio que se había debilitado por corrupción a todo nivel.

TIEMPO DE LA VISITACION
Otra persona que hizo cálculos de las fechas fue Sir Robert Anderson, y escribió un libro sobre ello (“The Coming Prince”, 1894). El era un genio matemático que trabajaba en Scotland Yard, Inglaterra. El hizo los cálculos tomando en cuenta el calendario hebreo, y llegó a la conclusión que para calcular el tiempo de la llegada del Mesías debían contarse 173,880 días. Luego, marcó los días desde el decreto de Artajerjes (14 marzo 445 a.C.), y lo llevó exactamente al día 6 abril del año 32 d.C. (que en el calendario hebreo cayó el 10 de Nisán, el día exacto en que Jesús hizo su entrada triunfal en Jerusalén, montado en un pollino, cumpliendo la profecía de Zacarías 9:9).

Ese mismo día fue cuando Jesús lloró por Jerusalén, porque no reconocieron “el día de su visitación”, y profetizó lo que los romanos harían con la ciudad.
(Lucas 19:41-44) Cuando se acercó, al ver la ciudad, lloró sobre ella, diciendo: ¡Si tú también hubieras sabido en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. Porque sobre ti vendrán días, cuando tus enemigos echarán terraplén delante de ti, te sitiarán y te acosarán por todas partes. Y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no conociste el tiempo de tu visitación.

Se sabe por la historia que los judíos estaban esperando al Mesías en ese tiempo, pero pocos lo reconocieron. La fecha de la llegada del Mesías fue profetizada por Daniel, pero pocos tuvieron ojos para ver. Los intereses personales, políticos y religiosos de la gente de ese tiempo los cegaron, y no pudieron reconocer al Mesías.

Hoy, nosotros debemos aprender de su ejemplo para no caer en el mismo error para la segunda venida del Mesías. Se nos ha dado las señales de lo que debemos esperar, muchísimas profecías, incluyendo a Daniel, así que no tenemos excusa.

LA ÚLTIMA SEMANA
El versículo final habla de la última semana de las 70 Semanas de años, que marca los últimos siete años de la era del hombre, cuyo protagonista principal será “el príncipe que ha de venir”, que profanará el Templo, y se levantará contra Dios y Su pueblo. Es el “rey altivo” que conocemos como el “anticristo” (lit. el anti-Mesías).
(Daniel 9:27) Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

Lo que se conoce como “la abominación desoladora” es la profanación del Templo de Dios en Jerusalén, que lleva a detener el sacrificio continuo. Algunos dicen que esto ya se cumplió con Antíoco IV y con la destrucción del Templo por los romanos en el año 70 d.C., y en parte es así. Pero lo que hicieron los griegos y los romanos en su tiempo es sólo “la sombra” de lo que va a venir (así como el sacrificio del cordero en Egipto fue sombra de la muerte del Cordero de Dios en la cruz—en la misma fecha—14 Nisan—pero miles de años de diferencia). Y esto lo sabemos por detalles que faltan de cumplirse en la profecía de Daniel y sobre todo lo de Apocalipsis.

El ángel Gabriel le dijo a Daniel que estas profecías son para el tiempo del fin:
(Daniel 8:16-17) Y oí una voz de hombre entre las márgenes del Ulai, que gritaba y decía: Gabriel, explícale a éste la visión. El se acercó adonde yo estaba, y cuando llegó, me aterroricé y caí sobre mi rostro, pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, que la visión se refiere al tiempo del fin.

Este mismo mensaje se repetirá en el capítulo 12, como lo veremos pronto.

(Nota: Las fechas con aproximadas ya que es difícil señalar con exactitud los años en tiempos antiguos. Por lo demás, debo aclarar que para los siguientes cálculos fue tomado en cuenta el calendario hebreo que está basado en meses lunares. Este es similar al calendario babilónico, que eran el otro que Daniel usaba cuando recibió la profecía).


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