viernes, 22 de mayo de 2020

SHAVUOT: Confirmación del Pacto en cada generación

Hemos estado hablando de la fiesta de “Semanas” (hebreo, Shavuot), también conocida como Pentecostés (ver estudio: “Fiesta de Semanas”). En un sentido histórico, esta fiesta nos invita a recordar el día en que la Presencia de Dios descendió sobre el Monte Sinaí (Éxodo 19-20), y el Señor les entregó la Torá (lit. instrucción).

La Biblia describe que, lo que pasó ese día, figuradamente es como un “compromiso matrimonial” entre Dios y Su Pueblo (Jer. 31:31-33). En la boda hebrea, el compromiso entre una pareja se ratifica con la firma de un “Escrito” (heb. Ketubah), en el cual están escritas las responsabilidades de cada parte. En el compromiso entre Dios e Israel al pie del Monte Sinaí, la Ketubah son los mandamientos (Exo. 20). En ese día, los israelitas aceptaron la invitación para entrar en Pacto con Dios. Su respuesta fue: “Haremos todo lo que el Señor ha dicho” (Exo. 19:8).

La razón por la que Dios dio los mandamientos no era para limitarlos o restringirlos, sino para que les vaya bien, como está escrito:
(Deu. 12:28) Escucha con cuidado todas estas palabras que te mando, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre, porque estarás haciendo lo que es bueno y justo delante del SEÑOR tu Dios.

DECISIÓN DE CADA GENERACIÓN
El Pacto en el Monte Sinaí no es un evento único en la historia que sólo aplica a la “generación del desierto” (a los israelitas que salieron de Egipto); más bien, es una invitación que se extiende de generación en generación.

La Biblia dice que la invitación a entrar en una relación de Pacto con Dios, tal como la vivieron los israelitas en el Monte Sinaí, también se extiende a los que no estuvieron allí—es decir, a nosotros.
(Deu. 29:12-15) para que entres en el pacto con el SEÑOR tu Dios, y en su juramento que el SEÑOR tu Dios hace hoy contigo, a fin de establecerte hoy como su pueblo y que El sea tu Dios, tal como te lo ha dicho y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob. Y no hago sólo con vosotros este pacto y este juramento, sino también con los que están hoy aquí con nosotros en la presencia del SEÑOR nuestro Dios, y con los que no están hoy aquí con nosotros.

La relación de Pacto con Dios no es algo que se herede, sino que es una decisión que cada persona de cada generación debe hacer.

SEGUNDA GENERACIÓN
La generación del desierto no entró a la Tierra Prometida, por su falta de fe, pero sí entró la siguiente generación. A ellos fue necesario repetirles la Ley, para que supieran cómo debían vivir en la Tierra que Dios les entregaba. Con ese fin fue escrito el libro de Deuteronomio, que significa: repetición de la ley.

Dios hizo la invitación a la segunda generación para confirmar su compromiso de guardar los mandamientos cuando entre a la Tierra Prometida.
(Deu. 11:31-32) Porque vosotros pasáis el Jordán para ir a poseer la tierra que os da Jehová vuestro Dios; y la tomaréis, y habitaréis en ella. Cuidaréis, pues, de cumplir todos los estatutos y decretos que yo presento hoy delante de vosotros.

Como testimonio de este Pacto, debían levantar un monumento (Deu. 27:2-8), cuyas piedras tendrían escritos los 10 mandamientos (el resumen de toda la ley).
(Deu. 27:2-3) Y el día que pases el Jordán a la tierra que Jehová tu Dios te da, levantarás piedras grandes, y las revocarás con cal; y escribirás en ellas todas las palabras de esta ley, cuando hayas pasado para entrar en la tierra que Jehová tu Dios te da, tierra que fluye leche y miel, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho.

Ellos no tendrían que ir hasta el Monte Sinaí, sino que Dios los convocó a un lugar específico en Canaán: entre los montes Ebal y Gerizim (Deut. 11:29; Deut. 27:4,12). ¿Por qué allí? Entre esos dos montes está Siquem, el lugar donde Dios le hizo la promesa a Abraham de darle esa tierra a su descendencia (Gen. 12:6-7). Era importante regresar al lugar de la promesa para reconocer que Dios cumplió su palabra.

La segunda generación confirmó el Pacto con Dios, tal como el Señor lo había instruido, después que entraron a la Tierra Prometida (Josué 8:30-35).
(Josué 8:30-32) Entonces Josué edificó un altar a Jehová Dios de Israel en el monte Ebal, como Moisés siervo de Jehová lo había mandado a los hijos de Israel, como está escrito en el libro de la ley de Moisés, un altar de piedras enteras sobre las cuales nadie alzó hierro; y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y sacrificaron ofrendas de paz. También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel. 

No sólo escribieron los mandamientos sobre las piedras, sino que leyeron toda la Ley ante todo el pueblo, extranjeros y naturales. Todos debían estar informados del Pacto al cual se comprometían ante Dios.
(Josué 8:34-35) Después de esto, leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la ley. No hubo palabra alguna de todo cuanto mandó Moisés, que Josué no hiciese leer delante de toda la congregación de Israel, y de las mujeres, de los niños, y de los extranjeros que moraban entre ellos.

TERCERA GENERACIÓN
Al final de sus días, Josué volvió a convocar al pueblo para confirmar el Pacto. ¿Por qué hacerlo de nuevo? Porque era una nueva generación. Cada generación está invitada a confirmar el Pacto con Dios, y Josué no quería dejarlos sin abrir esta oportunidad a los hijos de los hijos.

De nuevo, Josué convocó al pueblo en Siquem (Jos. 24:1). Allí Josué les dijo que tenían una elección: servir a los dioses paganos o servir a Jehová.
(Josué 24:14-15) Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.

Josué y su casa ya habían tomado su decisión. Ahora Josué lanzaba la invitación a la nueva generación.

Leamos cuál fue la respuesta de la siguiente generación:
(Josué 24:24-26) Y el pueblo respondió a Josué: A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos. Entonces Josué hizo pacto con el pueblo el mismo día, y les dio estatutos y leyes en Siquem. Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová.

DECISIÓN DE CADA GENERACIÓN
Cada generación debe decidir entre: Servir a Jehová o servir a otros ídolos (ya sea Baal, Asera, Mamón, o cualquier otro ídolo que sea dueño del corazón). Si escogemos servir a Dios, debemos hacerlo de todo corazón y con completa sinceridad. Este es el llamado de todo aquel que quiera ser parte del pueblo de Dios.
(Deu. 6:4-5) Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.

DURANTE EL CONTEO DEL OMER
Ahora estamos precisamente en los días del Conteo del Omer, las siete semanas que se cuentan desde la Fiesta de Primicias, y culminan con la Fiesta de Shavuot (Semanas, también conocida como Pentecostés). Precisamente en esa fiesta, se celebra el día en que Israel recibió la Torá en el Monte Sinaí.

Pensemos en estos días si nosotros renovaremos el Pacto, como lo hizo la generación de Josué, y como lo confirmaron en tiempos de Esdras y Nehemías.

Cada generación decide si afirmará el compromiso de "oír y hacer" (heb. Shema).

2 comentarios:

  1. Muchísimas gracias Ana por no desmayar en todo este trabajo que haces. Yo sé que es detrás de todo hay bastante investigación, lectura, oración, preparación, subir los materiales a internet. Lo que nosotros leemos en unos minutos, a ti te ha tomado horas. Así que te agradezco por tu obediencia al Eterno y te mando muchos saludos desde Colombia y le pido bendiciones al Eterno para ti y toda tu familia.

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  2. Anónimo2/6/20 20:55

    MUY BUENA ENSEÑANZA. BENDICIONES.

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