sábado, 12 de febrero de 2022

Mensaje a las iglesias: ESMIRNA

 HISTORIA

Esmirna era una ciudad muy antigua. Fue destruida en el año 627 a.C., en el tiempo en que Babilonia se estaba levantando como potencia, y permaneció en ruinas hasta que los griegos llegaron y la reconstruyeron. En cierta forma, podría decirse que Esmirna es una ciudad que murió y resucitó. Por esta razón, Jesús se presenta a esta iglesia de la siguiente manera:
(Apoc. 2:8) Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió… 

[Nota: Más adelante expandiremos más acerca de estas descripciones de Jesús.]

Luego que los romanos conquistaron Asia Menor, en Esmirna se les ocurrió crear la diosa “Roma” para congraciarse con sus nuevos gobernantes y mostrar así su lealtad al imperio romano. Esmirna fue la primera ciudad a la que el senado romano le dio autorización de construir un templo en honor al emperador (César), quien en ese tiempo era Tiberio. Todos los habitantes de la ciudad estaban obligados a ofrecer incienso en honor del César. Quien no lo hacía, era considerado como traidor, y como castigo era quemado en la hoguera o lanzado a las bestias salvajes. Muchos cristianos murieron por negarse a adorar al César. Entre ellos estaba el obispo de Esmirna, llamado Policarpo. Él murió como mártir en el año 168 d.C., a los 86 años de edad. Cuando las autoridades se enteraron que él no había hecho la ofrenda a César, fueron a arrestarlo, y lo arrastraron por las calles para llevarlo a juicio. El procónsul romano estaba dispuesto a perdonar a Policarpo, porque sabía que era una buena persona. Todo lo que él tenía que hacer para evitar la muerte era lanzar un puñado de incienso al altar del César. Pero Policarpo no cedió, sino que respondió diciendo que no perdería su recompensa celestial por ganarse unos días más en este mundo. Al final fue quemado en la hoguera.

Otra forma de presionar a los ciudadanos a participar en la idolatría era a través de los gremios. Cada oficio o industria tenía su gremio, y cada agrupación contaba con su propio dios patrono. Todos los afiliados al gremio debían profesar su devoción a ese dios protector, pero muchos cristianos se negaron a hacerlo. Como consecuencia, ellos eran excluidos del gremio, lo cual implicaba que difícilmente conseguirían trabajo. Por esta razón, la mayoría de los creyentes en Esmirna habían caído en la pobreza.

NO POBRES, SINO RICOS
Para el mundo, los cristianos de Esmirna eran pobres, pero ésa no era la opinión de Jesús. En su carta, el Señor les dijo:
(Apoc. 2:9) Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico)…

El Señor no consideraba que los creyentes de Esmirna fueran pobres, sino que los describe como “ricos.” Ellos estaban invirtiendo en tesoros eternos, como Jesús explica en su parábola:
(Mateo 6:19-21) No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

LAS APARIENCIAS ENGAÑAN
Al oír acerca de la fuerte persecución que vivieron los creyentes de Esmirna, uno imaginaría que la ciudad era oscura y triste, pero era todo lo opuesto. En realidad, Esmirna era una ciudad muy bella, probablemente la más hermosa de la región, rodeada de montañas por un lado y mar por el otro. Esmirna recibía el apodo de “Perla del Mar Hageo”.

Sin embargo, las apariencias engañan…La realidad es que la ciudad no fue bien diseñada desde sus inicios, y no construyeron desagües. Como consecuencia, cuando llovía los desperdicios salían a flote por las calles, provocando un terrible hedor en toda la ciudad.

La palabra “Esmirna” significa: mirra. Esta es una sustancia obtenida de un árbol cuya madera es nudosa pero aromática. La mirra era usada como perfume, en especial para cubrir el hedor de los muertos y de disfrazar la descomposición de la carne. Esto describe muy bien lo que era esta ciudad: parecía hermosa en la superficie, pero estaba muerta por dentro.

JUDÍOS QUE NO LO SON
El tema de las apariencias vuelve a saltar en la siguiente descripción que Jesús hace de esta iglesia:
(Apoc. 2:9) Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás. 

Esmirna contaba con una comunidad judía grande. Ellos eran ricos e influyentes, por lo que lograron negociar un trato con las autoridades para ser exonerados del pago de la ofrenda al César, debido a que su religión se los prohibía. Sin embargo, cuando algunos judíos creyeron en Jesús como Mesías, la comunidad judía reaccionó mal. No sólo los sacaron de la sinagoga, sino que los denunciaron ante las autoridades como “no judíos”. Eso puso a los judíos mesiánicos en una posición difícil porque ya no podían ser exonerados de la ofrenda pagana.

Aunque los acusaban de “no ser judíos”, Jesús aclaró que los acusadores eran ellos los que “no eran verdaderos judíos” por su falta de fe. El Señor entendía muy bien este rechazo porque él también fue perseguido por los religiosos de su tiempo (Juan 8:37-47). 

Pablo señaló que el judío verdadero no es por la carne, sino el que es “de corazón”. Él explica que quien obedece a Dios y cumple Su Palabra, éstos son los verdaderos hijos de Abraham, por la fe.
(Romanos 2:27-29) Y si el que es físicamente incircunciso guarda la ley, ¿no te juzgará a ti, que aunque tienes la letra de la ley y eres circuncidado, eres transgresor de la ley? Porque no es judío el que lo es exteriormente, ni la circuncisión es la externa, en la carne; sino que es judío el que lo es interiormente, y la circuncisión es la del corazón, por el Espíritu, no por la letra; la alabanza del cual no procede de los hombres, sino de Dios.

Esmirna recibió persecución del gobierno, pero la más dura fue la que venía de quienes supuestamente eran “hermanos”.  Y esa traición duele más.

COMO JESÚS SE PRESENTA
Como mencionamos anteriormente, Jesús se presenta a la iglesia de Esmirna con la siguiente descripción de sí mismo: “el primero y el último, el que estuvo muerto y ha vuelto a la vida” (Apoc. 2:8). Veamos ahora lo que implican estas frases:

a. El Primero y el Último
Cuando uno se encuentra en medio de persecución y tribulación, es importante poder contar con algo que es firme e inamovible. Trae seguridad saber que el Señor siempre ha estado allí, y siempre lo estará. Esto era lo que necesitaban oír los creyentes perseguidos de Esmirna.

Otra razón por la que ellos deben conocer este nombre es para asegurarles que Jesús es Dios (Juan 1:1-3). Jesús se identifica como Jehová: el que es, que era y que ha de venir. La descripción “el Principio y el Fin” se menciona 7 veces en la Biblia (Isa. 41:4; Isa. 44:6; Isa. 48:12; Apoc. 1:8, Apoc. 1:17-18; Apoc. 2:8; Apoc. 22:13), y habla del poder de Dios, su Omnipresencia y su deseo por salvarnos.
(Isa. 44:6) Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.

b. Quien Resucitó

Jesús sabe lo que padeció esta iglesia, pues también a él lo persiguieron y buscaban matarle. Pero aún cuando murió, luego Jesús resucitó; de igual forma sucederá con los que creen en Su Nombre—aunque mueran, serán resucitados en Su Venida. También al final afirma este mensaje, cuando dice que el vencedor no sufrirá la segunda muerte.
(Apoc. 2:11) El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.

La “segunda muerte” se refiere a la muerte eterna. Al final del milenio todas las personas de todos los tiempos van a resucitar (y los creyentes resucitarán al principio). Todos serán “despertados” para ser juzgados ante el trono de Dios. Y quienes no hayan creído en la salvación que Jesús nos da, tendrán que pagar por sus propios pecados, y el precio es la muerte eterna. Por eso, al final de Apocalipsis dice:
(Apoc. 20:6)  Bienaventurado y santo es el que tiene parte en la primera resurrección; la muerte segunda no tiene poder sobre éstos sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con El por mil años.

Pablo nos enseña que Jesús venció a la muerte, con la resurrección.
(Romanos 6:9)  sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre El.

La resurrección de Cristo nos da la esperanza que también los que creamos seremos resucitados.
(I Cor. 15:20-26) Mas ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron. Porque ya que la muerte entró por un hombre, también por un hombre vino la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo en su venida; entonces vendrá el fin, cuando El entregue el reino al Dios y Padre, después que haya abolido todo dominio y toda autoridad y poder. Pues Cristo debe reinar hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el último enemigo que será abolido es la muerte.

TRIBULACIÓN
Aunque Jesús da la esperanza de la resurrección, Él también advierte a los creyentes que tendrán que enfrentar tribulación.
(Apoc. 2:10) No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. 

La palabra que se traduce como “tribulación”, en griego es Thlipsis, que literalmente significa: presión; también: angustia, carga, persecución, aflicción.  Esta palabra era usada por los romanos para describir un tipo de tortura, en el que ponían a la víctima bajo pesadas rocas; así iban muriendo poco a poco hasta que se asfixiaban por el peso que tenían encima. 

Esta es la misma palabra (“presión”, gr. Thlipsis) que Jesús mencionó en su sermón referente a los últimos tiempos en Mateo.
(Mateo 24:9-13) Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces y caerán, y se traicionarán unos a otros, y unos a otros se odiarán. Y se levantarán muchos falsos profetas, y a muchos engañarán. Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará. Pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo.

¿Por qué Dios permite que pasemos por tribulación? La Biblia explica que muchas veces es para purificarnos y perfeccionarnos.
(Romanos. 5:3-5) Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza; y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.
(Santiago 1:2-4) Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada.

(otras ref.: 2 Tes. 1:4-10; Rom. 8:35-39; Apoc. 7:13-17; 2 Cor. 1:8-10; I Ped. 1:6-7)

Otra razón por la que los creyentes padecen persecución es por el simple hecho de seguir a Dios.
(II Timoteo 3:12) Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos.

El rechazo a los cristianos es porque el mundo rechaza a Cristo. Jesús les explicó esto a sus discípulos:
(Juan 15:18-21) Si el mundo os odia, sabéis que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del mundo, sino que yo os escogí de entre el mundo, por eso el mundo os odia. Acordaos de la palabra que yo os dije: "Un siervo no es mayor que su señor." Si me persiguieron a mí, también os perseguirán a vosotros; si guardaron mi palabra, también guardarán la vuestra. Pero todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.

CORONA DE VIDA
La recompensa para quien sea fiel hasta la muerte es la “corona de la vida”.
(Apoc. 2:10b) …Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. 

Santiago (o Jacobo, heb. Yaacov) hace referencia a esta “corona de la vida:
(Santiago 1:12) Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman.

Otras referencias a coronas: 2 Tim. 4:8; 1 Pedro 5:4; Apoc. 3:11.

Hay dos tipos de corona descritas en el Nuevo Testamento:
a.  gr. Diadem—la corona de un gobernador.
b. gr. Stephanos—la corona del vencendor, que ganó la carrera en los juegos deportivos.

La corona que se menciona en Santiago 1 es “Stephanos”, el vencedor en una carrera. Por el otro lado, la corona de autoridad es dada solo a aquellos que lograron resistir la tentación hasta el final (Apoc. 2:10; Apoc. 3.11).

HOY
La ciudad de Esmirna todavía existe el día de hoy. No sólo sobrevivió el tiempo, sino que hoy es la tercera ciudad más grande de Turquía y el segundo puerto más importante. Se le sigue llamando “la perla del Hageo”. Curiosamente se ha considerado como la ciudad más occidentalizada de Turquía, en términos de sus valores, ideología y estilo de vida. 

Más capítulos de este estudio en: Apocalipsis 

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