martes, 31 de enero de 2023

MALAQUIAS 3:7-12. ¿Robará el hombre a Dios? (Diezmo)

En este episodio estudiaremos Malaquías 3:7-12. Ya leímos el versículo 7 en el episodio anterior, pero quiero volver a repasarlo, porque está conectado con el mensaje de hoy. Y dice: 

(Malaquías 3:7a) Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis…


La queja del Señor a lo largo del libro de Malaquías es que Su pueblo se ha apartado del orden de Dios. Esto es algo que se ha repetido a lo largo de la historia, y creo que podríamos decir lo mismo de hoy. En la misericordia de Dios, Él no se da por vencido, y hace un llamado a Su Pueblo: 

(Malaquías 3:7b) …Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?


Dios llama a Su pueblo a volver a Él; los llama a arrepentirse de algo…pero el pueblo no sabe a qué se refiere. En el siguiente versículo, Dios señala cuál es la falta:

(Malaquías 3:8) ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.


ROBAR implica que alguien toma lo que no le pertenece. Bajo ese entendido vemos que Dios considera que el diezmo es de Él; por ende, cuando el pueblo se lo queda, eso equivale a robarl a Dios.


Este pecado es tan serio que las consecuencias son fuertes, tal como vemos en el siguiente versículo: 

(Malaquías 3:9) Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.


Aclaremos acá que no es que Dios los esté maldiciendo, sino que el Señor simplemente les hace ver que sus acciones han traído maldición sobre sus vidas. La Biblia es clara al decir que: la bendición viene por la obediencia, y la maldición viene por la desobediencia. 

(Deuteronomio 28:1-2) Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.


Ahora leamos lo que dice el versículo 15 sobre la maldición: 

(Deuteronomio 28:15) Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán.


La bendición o la maldición no es un deseo, sino que es la consecuencia de las acciones propias. Es algo que uno mismo escoge. Es una elección. 

(Deuteronomio 30:19) Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia. 


Dios quiere que escojamos la bendición y la vida; pero no nos va a obligar, sino que nos da la libertad de escoger, con las consecuencias correspondientes. 


En tiempos de Malaquías, el pueblo de Dios escogió la maldición al robar el diezmo. Pero Dios les dice que no tiene que ser así. En el siguiente versículo, el Señor reta a Su Pueblo para que pongan a prueba este principio:

(Malaquías 3:10) Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. 


El alfolí era un depósito donde se guardaban los granos que el pueblo daba como diezmo u ofrendas. Esto daba de comer a los levitas que servían a Dios. El reto es que hagan la prueba si el Señor mandará bendición si obedecen. Y parte de la bendición es que la maldición huirá.

(Malaquías 3:11) Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.


Este es el deseo de Dios para Su Pueblo. El Señor quiere bendecirnos. Y si el Pueblo de Dios es bendecido, ellos servirán de testimonio al mundo para atraerlos a Dios. 


DIEZMO

Vayamos ahora a la Torá para ver cuáles son las instrucciones sobre el diezmo:

(Deuteronomio 14:22) Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año.


“Indefectiblemente” quiere decir: sin falta, que no pude dejar de hacerse. 

En hebreo dice literalmente: “diezma diezmarás”. El verbo se repite dos veces; y cuando esto sucede en la Biblia, quiere decir que es algo firme y determinante (como cuando Jesús decía: “De cierto, de cierto les digo…”).


Por definición, el “DIEZMO” es la décima parte ó 10% de algo. 

En tiempos bíblicos, la producción era principalmente agrícola. Por eso, la Biblia habla de dar el diezmo de las cosechas y del ganado. 

(Levítico 27:30) Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová. 

(Levítico 27:32-33) Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a Jehová. No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará…


Esta expresión: “lo que pasa bajo la vara” se refiere al conteo del ganado. Cuando lo contaban, ponían a los animales en fila, y al décimo le pintaban una marca, porque ése sería entregado como diezmo. 


ASIGNADO A LOS LEVITAS

Luego de apartar el diezmo de la producción, tanto de cosecha como de animales, ¿qué debían hacer con ello? La respuesta la encontramos en Números…

(Números 18:21) Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión. 


El diezmo es para Dios, pero Él decidió asignar esa porción para los levitas (Números 18:20). La tribu de Levi no recibió territorio para cultivar ni para heredar a sus hijos. Sólo les fueron asignadas ciudades levitas donde habitar. Ellos fueron apartados por Dios para servir en el Templo; pero también servían como jueces y como maestros de la Torá. Su trabajo es espiritual y social, pero no produce renta; por lo tanto, el Señor les asignó los diezmos como recompensa. 


Esta era una fórmula de bendición doble, porque el pueblo era bendecido por la ministración de los levitas, y los levitas eran bendecidos por la prosperidad del resto del pueblo. Todos ganaban en este plan de Dios. 


TIPOS DE DIEZMO

Ahora hablemos de los tipos de diezmo en la Biblia, pues hay dos. El primer diezmo es el que la mayoría conoce, pero hay un segundo que creo que les va a sorprender.

  1. PRIMER DIEZMO (heb. Maaser Rishon)
  2. SEGUNDO DIEZMO (heb. Maaser Sheni)


1. PRIMER DIEZMO (heb. Maaser Rishon)

El primer diezmo es el básico que ya mencionamos: 10% de la producción, tanto de las cosechas como del ganado. Este diezmo se llevaba a Jerusalén para las tres fiestas de peregrinación: 

(Deuteronomio 16:16-17) Tres veces cada año aparecerá todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de las semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías; cada uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado.


Las fiestas bíblicas están relacionadas con las diferentes cosechas en Israel; por lo tanto:

  1. para PASCUA (o Panes Sin Levadura), en primavera: se debía llevar el diezmo de la cebada.
  2. para SEMANAS (o Pentecostes), en verano: debían presentar el diezmo del trigo. 
  3. para TABERNACULOS, en otoño: se llevaba el diezmo de los frutos (como uvas, granadas, higos, etc.)


2. SEGUNDO DIEZMO (heb. Maaser Sheni)

El segundo diezmo tiene la peculiaridad que no se entrega a los levitas, sino que se aparta para disfrutarlo en familia en un lugar especial.

(Deuteronomio 14:23) Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días.


Este diezmo se aparta para comerlo en Jerusalén, que es el lugar donde Dios puso Su Nombre (1 Reyes 11:36; 1 Reyes 14:21; 2 Crónicas 12:13). Cuando los israelitas iban a Jerusalén para las fiestas, ellos llevarían el 10% de su producción para celebrar con sus familias. Dios considera esto tan importante, que Él da la instrucción de apartar el 10% para hacer posible esta peregrinación. 


Además de celebrar en familia, también debían invitar a los levitas, pues ellos se dedicaban a Dios, y por ello no contaban con bienes para esto.

(Deuteronomio 14:27) Y no desampararás al levita que habitare en tus poblaciones;  porque no tiene parte ni heredad contigo. 


CAMBIARLO POR DINERO

Algo interesante es que la Ley contempla que la gente podría tener dificultad para transportar el producto de este diezmo. Si las personas vivían lejos de Jerusalén, seguramente se les haría muy difícil viajar cargando el trigo, el vino, las frutas, los animales, etc. Pero la Biblia presenta la solución a este problema: 

(Deuteronomio 14:24-26) Y si el camino fuere tan largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios te bendijere, entonces lo venderás y guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu Dios escogiere; y darás el dinero por todo lo que deseas, por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que tú deseares; y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia.


Leyendo esto, pienso que nadie tiene excusa para no ir a Jerusalén, por lo menos una vez al año, ¿o una vez en la vida, tal vez? Es una invitación a “ir a casa”. Jerusalén es el lugar donde Dios puso Su Nombre, y será la capital del Reino de Dios, cuando venga el Mesías a reinar sobre toda la Tierra. 


DIVISIÓN EN 6 AÑOS

Otro aspecto importante de este diezmo es que: en ciertos años se aparta este diezmo para bendecir a los más necesitados entre el pueblo.

(Deuteronomio 14:28-29) Al fin de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades. Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren.


Este segundo diezmo sigue el patrón del Shemita (con un ciclo de 7 años). En los años 1 & 2, la familia va Jerusalén a celebrar usando este diezmo, pero en el año 3, este diezmo se comparte localmente con los más necesitados. El patrón se repite luego, en los años 4, 5 y 6. Y el año séptimo no hay diezmo porque es año sabático.




JESUS Y EL DIEZMO

¿Qué dijo Jesús sobre el diezmo? El Señor no contradijo nada sobre el diezmo, sino que lo afirmó. En un argumento con los religiosos, Él dijo lo siguiente:

(Mateo 23:23) ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. 


Con esto, Jesús confirma que es necesario diezmar, como parte de lo que Dios ha mandado…y aún hay mucho más.


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Todavía faltan unos versículos para terminar el capítulo 3, pero los dejaré para unirlos con el capítulo 4, ya que están conectados temáticamente…


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