sábado, 21 de agosto de 2010

Joel (Día 12): No tienen vergüenza


AVERGONZAOS
Además de los sacerdotes, Joel también le da una palabra fuerte a los líderes de las demás tribus de Israel:
(Joel 1:11)  Avergonzaos, labradores, gemid, viñadores, por el trigo y la cebada, porque la cosecha del campo se ha perdido.

El Señor les dice que lo que estaban haciendo les debía dar vergüenza.

Jeremías explica la razón por la que debían “avergonzarse”:
(Jeremías 6:15-19)  ¿Se han avergonzado de la abominación que han cometido? Ciertamente no se han avergonzado, ni aun han sabido ruborizarse; por tanto caerán entre los que caigan; en la hora que yo los castigue serán derribados--dice el SEÑOR. (16) Así dice el SEÑOR: Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por los senderos antiguos cuál es el buen camino, y andad por él; y hallaréis descanso para vuestras almas. Pero dijeron: "No andaremos en él." (17) Y puse centinelas sobre vosotros, que dijeran: "Escuchad el sonido de la trompeta." Pero dijeron: "No escucharemos." (18) Por tanto, oíd, naciones, y entiende, congregación, lo que se hará entre ellos. (19) Oye, tierra: he aquí, yo traigo una calamidad sobre este pueblo, el fruto de sus planes, porque no han escuchado mis palabras, y han desechado mi ley.

Dios les había dado la ley para que les fuera bien. Pero escogieron la desobediencia que trae maldición y muerte. Aun así, el Señor les estaba dando la oportunidad de rectificar, pero ellos no quisieron aprovecharla. Persistieron en su necedad. La calamidad que les vendría sería el resultado de sus propias necias decisiones, “el fruto de sus planes”.

El Señor les habló una y otra vez, pero no se arrepintieron.
(Jeremías 8:12-13)  ¿Se han avergonzado de la abominación que han cometido? Ciertamente no se han avergonzado, tampoco han sabido ruborizarse; por tanto caerán entre los que caigan, en la hora de su castigo serán derribados--dice el SEÑOR. (13) Ciertamente los destruiré--declara el SEÑOR--; no habrá uvas en la vid, ni higos en la higuera, y la hoja se marchitará; lo que les he dado, pasará de ellos.

¿Suena demasiado severo? Lo severo era el pecado del pueblo. El Señor tenía que corregirlos porque los amaba. El castigo no era “venganza”, sino disciplina. Les estaba dando la posibilidad de arrepentirse antes de enviar la corrección, la cual sería a la justa medida de la falta.

ENGAÑADOS
Además de la rebeldía desvergonzada, el problema del pueblo era el engaño.
(Jeremías 8:4-9)  Y les dirás: Así dice el SEÑOR: Los que caen ¿no se levantan? El que se desvía ¿no se arrepiente? (5) ¿Por qué entonces este pueblo, Jerusalén, se ha desviado en continua apostasía? Se aferran al engaño, rehúsan volver. (6) He escuchado y oído, han hablado lo que no es recto; ninguno se arrepiente de su maldad, diciendo: ¿Qué he hecho? Cada cual vuelve a su carrera, como caballo que arremete en la batalla. (7) Aun la cigüeña en el cielo conoce sus estaciones, y la tórtola, la golondrina y la grulla guardan la época de sus migraciones; pero mi pueblo no conoce la ordenanza del SEÑOR. (8) ¿Cómo decís: Somos sabios, y la ley del SEÑOR está con nosotros?, cuando he aquí, la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas. (9) Los sabios son avergonzados, están abatidos y atrapados; he aquí, ellos han desechado la palabra del SEÑOR, ¿y qué clase de sabiduría tienen?

Algunos creían que estaban cumpliendo con la ley, pero estaban engañados. La realidad es que ni siquiera conocían la Ley de Dios. La habían rechazado, y habían creado sus propias doctrinas e interpretaciones.

En realidad, es muy fácil caer en este error. Todos estamos susceptibles a ello. ¿Cómo puede uno saber si está en engaño? Una forma es viendo el fruto en la vida. ¿Cómo podemos mantenernos en la sana doctrina? …Conociendo toda la Palabra de Dios, no sólo lo que nos gusta …No sacando de contexto versículos a conveniencia …Viviendo la Palabra, no sólo conociéndola intelectualmente. …Sobre todo, buscando la revelación del Espíritu Santo quien nos revela toda verdad.
(Juan 14:26)  Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, El os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho.

(Juan 14:17)  es decir, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce, pero vosotros sí le conocéis porque mora con vosotros y estará en vosotros.

(Juan 16:13)  Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir.

ORACIÓN
Señor, no quiero ser engañado ni engañarme a mí mismo. Abre mis ojos para ver, y mis oídos para oír la verdad, aunque no me guste. Yo creo lo que Tú dijiste, que “la verdad me hará libre”. Por lo tanto, Espíritu de Dios, revélame la verdad.


Señor, no quiero quedarme indiferente ante el pecado. Si hay algo de lo cual deba avergonzarme, lo haré. Si he caído, me levantaré con Tu ayuda. Si me he desviado, me arrepentiré.


Muéstrame la verdad… [Silencio para escuchar]

No hay comentarios:

Publicar un comentario