jueves, 12 de agosto de 2010

Joel (Día 3): Principio de dolores


Ayer hablamos de las señales que vienen antes del juicio. Jesús explicó que en los últimos tiempos sucederá lo mismo. Antes de la Tribulación veremos señales que nos anuncian la venida del Señor. Si estamos atentos, podremos prepararnos.

¿Cuáles son estas señales previas? Jesús lo reveló a sus discípulos:
(Lucas 21:9-11)  Y cuando oigáis de guerras y disturbios, no os aterroricéis; porque estas cosas tienen que suceder primero, pero el fin no sucederá inmediatamente. (10) Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación y reino contra reino; (11) habrá grandes terremotos, y plagas y hambres en diversos lugares; y habrá terrores y grandes señales del cielo.

DOLORES DE PARTO
Jesús explicó que esas señales son tan sólo la advertencia de lo que está por venir. El dijo que esos son sólo “el comienzo de dolores”.
(Mateo 24:6-8) Y habréis de oír de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado! No os alarméis, porque es necesario que todo esto suceda; pero todavía no es el fin. (7) Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y en diferentes lugares habrá hambre y terremotos. (8) Pero todo esto es sólo el comienzo de dolores. (ref. Mar 13:4-8)

Cuando a una mujer embarazada le comienzan a venir contracciones, ella sabe que está a punto de dar a luz. De la misma manera, las señales de los tiempos nos sirven para avisarnos que la venida del Señor está cerca.
(Isaías 26:16-17)  Oh SEÑOR, en la angustia te buscaron; apenas susurraban una oración, cuando tu castigo estaba sobre ellos. (17) Como la mujer encinta, al acercarse el momento de dar a luz, se retuerce y grita en sus dolores de parto, así éramos nosotros delante de ti, oh SEÑOR.

El mundo tendrá dolores de parto cuando el tiempo se acerque. La naturaleza se manifestará anunciando Su Venida.
(Romanos 8:22)  Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora.

También Pablo escribió:
(1 Tesalonicenses 5:1-6)  Ahora bien, hermanos, con respecto a los tiempos y a las épocas, no tenéis necesidad de que se os escriba nada. (2) Pues vosotros mismos sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como un ladrón en la noche; (3) que cuando estén diciendo: Paz y seguridad, entonces la destrucción vendrá sobre ellos repentinamente, como dolores de parto a una mujer que está encinta, y no escaparán. (4) Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que el día os sorprenda como ladrón; (5) porque todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas. (6) Por tanto, no durmamos como los demás, sino estemos alerta y seamos sobrios.

Lamentablemente, la Biblia nos revela que en los últimos tiempos muchos harán caso omiso de las señales y los juicios, y seguirán haciendo lo que quieren en lugar de arrepentirse.
(Apocalipsis 9:20-21)  Y el resto de la humanidad, los que no fueron muertos por estas plagas, no se arrepintieron de las obras de sus manos ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, que no pueden ver ni oír ni andar; (21) y no se arrepintieron de sus homicidios ni de sus hechicerías ni de su inmoralidad ni de sus robos.

(Apocalipsis 16:9)  Y los hombres fueron quemados con el intenso calor; y blasfemaron el nombre de Dios que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.

En lugar de arrepentirse, muchas personas tomarán ofensa. Dirán: ¿por qué Dios permite esto? Pero quienes conozcan la profecía bíblica y reconozcan su propio pecado, los juicios abrirán la puerta a la salvación, a través de la llave del arrepentimiento.

¿En qué posición estaremos nosotros ante tales señales que vendrán sobre la Tierra? Mañana hablaremos de “no tomar ofensa” ante los juicios de Dios…

ORACIÓN
Señor, quiero aprender a reconocer las señales de los tiempos. No quiero que Tu venida me tome por sorpresa, como ladrón en la noche. No quiero estar dormido. Quiero estar en luz, y no en tinieblas. Por lo tanto, voy a velar y esperarte.

Cuando nos hablas a través de la naturaleza o de las circunstancias, quiero oír Tu voz. No sólo quiero oír, sino quiero atender Tu voz. Si hay algo de lo cual deba arrepentirme, muéstramelo, porque quiero estar listo para cuando Tú vengas. Quiero cambiar y ser cada día como Tú.

La Tierra gime, clamando por tu venida y la restauración de todas las cosas. Yo me uno a ese clamor, y digo: Ven, Señor Jesús. Ven pronto.


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