sábado, 4 de septiembre de 2010

Joel (Día 26): Vuelve al Señor de todo corazón


Joel nos enseña cómo debemos responder cuando llegue el Día del Señor.
(Joe 2:12-13)  Aun ahora--declara el SEÑOR-- volved a mí de todo corazón, con ayuno, llanto y lamento. (13) Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos; volved ahora al SEÑOR vuestro Dios, porque El es compasivo y clemente, lento para la ira, abundante en misericordia, y se arrepiente de infligir el mal.

“Volver” en hebreo es “Shuv”, que está relacionado con la palabra Teshuvá, que significa arrepentirse. Pecar es apartarse de la voluntad de Dios, y arrepentirse es regresar a ella.  El arrepentimiento no es sentir remordimiento, sino reconocer que uno se ha desviado, y rectificar.

El arrepentimiento no se hace sólo una vez en la vida, sino que es algo que debemos practicar a lo largo de nuestro proceso de perfeccionamiento y santificación. Todo comienza el día en que nacemos de nuevo. Reconocemos que somos pecadores y pedimos perdón por todo, aunque no sabemos exactamente qué. Pero después el Señor comienza a mostrarnos poco a poco el pecado que aun queda. Comenzamos a distinguir entre lo bueno y lo malo, lo puro e impuro ante los ojos de Dios (no en nuestra propia opinión).

Por lo general, el Señor hace esta revelación gradualmente para que no nos abrumemos. Nos da la lección cuando estamos preparados para ponerla en acción. Nos pone las pruebas cuando estamos preparados para superarlas. Especialmente en períodos de ayuno como éste, el Señor aprovecha nuestra disposición para ayudarnos a madurar espiritualmente. Si nos exponemos a la luz, se harán evidentes las manchas, pero sólo así podremos darnos cuenta de lo que aun tenemos que limpiar y sanar.

Aun cuando nos hayamos desviado y le hayamos fallado a Dios, Él nos da la oportunidad de volver a Él. Dios es misericordioso y compasivo, y Él está dispuesto a perdonarnos.

Todo lo que espera es que confesemos la falta, le pidamos perdón, y nos comprometamos a no volverlo a hacer más. Pero debemos hacerlo de todo corazón y con completa sinceridad.

DE CORAZÓN
La respuesta a volver al Señor debe ser de todo corazón. El arrepentimiento que Dios espera de nosotros no es superficial. El cambio debe ser real y profundo.
(Joel 2:12-13)  Aun ahora--declara el SEÑOR-- volved a mí de todo corazón, con ayuno, llanto y lamento. (13) Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos; volved ahora al SEÑOR vuestro Dios, porque El es compasivo y clemente, lento para la ira, abundante en misericordia, y se arrepiente de infligir el mal.

En tiempos antiguos, la gente expresaba su lamento rasgando sus vestiduras. Esa era un señal externa del dolor interno del corazón. Pero algunas personas sólo lo hacían por apantallar. Dios quiere que rasguemos el corazón, no los vestidos. Él está dispuesto a perdonarnos, pero el arrepentimiento debe ser genuino.
(Deuteronomio 4:29-31)  Pero desde allí buscarás al SEÑOR tu Dios, y lo hallarás si lo buscas con todo tu corazón y con toda tu alma. (30) En los postreros días, cuando estés angustiado y todas esas cosas te sobrevengan, volverás al SEÑOR tu Dios y escucharás su voz. (31) Pues el SEÑOR tu Dios es Dios compasivo; no te abandonará, ni te destruirá, ni olvidará el pacto que El juró a tus padres.

AYUNO, LLORO Y LAMENTO
Como parte del proceso de arrepentimiento, el Señor nos llama a ayunar, llorar y lamentar. El ayuno es el instrumento para volvernos más sensibles a la voz del Espíritu de Dios. Si disponemos el corazón, Él es fiel y nos mostrará lo que tenemos que limpiar. Al sernos revelado, surgirá un lamento. Pero no debemos quedarnos allí, sino que esto debe llevarnos a un cambio, a una restauración.
(Salmo 119:71)  Bueno es para mí ser afligido, para que aprenda tus estatutos.

(Santiago 4:8-10)  Acercaos a Dios, y El se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones. (9) Afligíos, lamentad y llorad; que vuestra risa se torne en llanto y vuestro gozo en tristeza. (10) Humillaos en la presencia del Señor y El os exaltará.

Dios no llama a que lloremos para vergüenza y sufrimiento, sino para restauración.
(2 Corintios 7:9-10)  Ahora me regocijo, no de que fuisteis entristecidos, sino de que fuisteis entristecidos para arrepentimiento; porque fuisteis entristecidos conforme a la voluntad de Dios, para que no sufrierais pérdida alguna de parte nuestra. (10) Porque la tristeza que es conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento que conduce a la salvación, sin dejar pesar; pero la tristeza del mundo produce muerte.

(Mateo 5:4-5)  Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. (5) Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.

Las lágrimas que uno siembra con el arrepentimiento darán mucho fruto.
(Salmo 126:5-6)  Los que siembran con lágrimas, segarán con gritos de júbilo. (6) El que con lágrimas anda, llevando la semilla de la siembra, en verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas.


ORACIÓN
Señor, rasgo mi corazón, y no mis vestidos, en señal de arrepentimiento. Hoy me presento ante Ti en medio de este período de ayuno, con un corazón contrito y humillado. En estos días has estado sacando a luz aquellas áreas de mi vida donde me he desviado. Te pido perdón por ello…

Estoy muy agradecido por Tu compasión, aunque no lo merecía. Eres bueno y eres grande en misericordia. Señor, ayúdame en este proceso de arrepentimiento porque no quiero volver atrás, sino quiero volver a Ti.

1 comentario:

  1. Hoy 2020 viendo este blog veo sin duda alguna que aún Dios sigue hablando al hombre a qué se vuelva a Él de todo corazón, no con un llanto externo, sino con un corazón dolido por la maldad.Dios está esperando PERO EL TIEMPO SE ESTÁ ACORTANDO..

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