Tishrei 1
La respuesta del Señor al arrepentimiento de Su Pueblo es la restauración…
(Joel 2:19-22) El SEÑOR responderá, y dirá a su pueblo: He aquí, yo os enviaré grano, mosto y aceite, y os saciaréis de ello, y nunca más os entregaré al oprobio entre las naciones. (20) Al ejército del norte lo alejaré de vosotros y lo echaré a una tierra árida y desolada, su vanguardia hacia el mar oriental, y su retaguardia hacia el mar occidental. Y ascenderá su hedor y subirá su fetidez, porque ha hecho terribles cosas. (21) No temas, oh tierra, regocíjate y alégrate, porque el SEÑOR ha hecho grandes cosas. (22) No temáis, bestias del campo, porque los pastos del desierto han reverdecido, porque el árbol ha dado su fruto, la higuera y la vid han producido en abundancia.
Dios nunca quiso que hubiera hambre y sequía en la tierra; Su deseo es que se saciaran con el fruto de la tierra. Él nunca quiso enviar al ejército enemigo, sino que Su pueblo viva en paz y en justicia. El deseo de Su corazón siempre está en bendecirnos. Sin embargo, la elección en nuestra.
(Deuteronomio 30:19-20) Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia, (20) amando al SEÑOR tu Dios, escuchando su voz y allegándote a El; porque eso es tu vida y la largura de tus días, para que habites en la tierra que el SEÑOR juró dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
Cuando el Pueblo de Dios se arrepintió y escogió obedecer, vino bendición.
(Joel 2:23-26) Hijos de Sion, regocijaos y alegraos en el SEÑOR vuestro Dios; porque El os ha dado la lluvia temprana para vuestra vindicación, y ha hecho descender para vosotros la lluvia, la lluvia temprana y la tardía como en el principio. (24) Y las eras se llenarán de grano, y las tinajas rebosarán de mosto y de aceite virgen. (25) Entonces os compensaré por los años que ha comido la langosta, el pulgón, el saltón y la oruga, mi gran ejército, que envié contra vosotros. (26) Tendréis mucho que comer y os saciaréis, y alabaréis el nombre del SEÑOR vuestro Dios, que ha obrado maravillosamente con vosotros; y nunca jamás será avergonzado mi pueblo.
Aunque nos hayamos desviado, el Señor siempre nos da la oportunidad de regresar a Él. Si nos arrepentimos genuinamente, Él nos restaurará.
El Señor promete compensar lo que hayamos perdido—lo que la langosta se comió y el enemigo devastó. Pero no debemos olvidar que la culpa no la tuvo “el enemigo”, como si éste tuviera más poder que Dios. El Señor puede frenar al enemigo, si Él quiere. Dios le ha dado la elección al hombre, y uno decide si se rinde en obediencia a Dios o si hace lo que quiere y así lo rinde todo ante el enemigo. En ese sentido, el causante de las tragedias fue el pecado del pueblo.
Si no reconocemos que Dios está en control y que nosotros elegimos lo que tenemos, no podremos ver la realidad. Si no asumimos nuestra responsabilidad, nunca saldremos de lo mismo. Pero si reconocemos nuestra parte, Dios hará la Suya. Dios no espera que seamos “perfectos”, pero sí espera que reconozcamos nuestras faltas, le pidamos perdón, y luego le pidamos ayuda para cambiar. Entonces y sólo entonces…Él nos restaurará y dará todo en abundancia, aún más de lo que necesitamos.
(Isaías 30:18-23) Por tanto, el SEÑOR espera para tener piedad de vosotros, y por eso se levantará para tener compasión de vosotros. Porque el SEÑOR es un Dios de justicia; ¡cuán bienaventurados son todos los que en El esperan! (19) Oh pueblo de Sion, morador de Jerusalén, no llorarás más. Ciertamente se apiadará de ti a la voz de tu clamor; cuando la oiga, te responderá. (20) Aunque el Señor os ha dado pan de escasez y agua de opresión, tu Maestro no se esconderá más, sino que tus ojos contemplarán a tu Maestro. (21) Tus oídos oirán detrás de ti una palabra: Este es el camino, andad en él, ya sea que vayáis a la derecha o a la izquierda. (22) Y profanarás tus imágenes talladas recubiertas de plata, y tus imágenes fundidas revestidas de oro. Las esparcirás como cosa inmunda, y les dirás: ¡Fuera de aquí! (23) Entonces El dará lluvia para la semilla que sembrarás en la tierra, y pan del producto de la tierra, y será rico y abundante. En aquel día tus ganados serán apacentados en espaciosos pastizales.
La restauración no es para que volvamos a caer en lo mismo, sino para que levantemos la cabeza y comencemos a vivir una vida digna de los hijos del Rey. No sólo la tierra producirá buen fruto, sino que los hijos de Dios darán buen fruto en sus vidas, los cuales son: gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, dominio propio (Gal. 5:22-23).
(Zacarías 8:11-13) Pero ahora yo no trataré al remanente de este pueblo como en los días pasados—declara el SEÑOR de los ejércitos. (12) Porque habrá simiente de paz: la vid dará su fruto, la tierra dará su producto y los cielos darán su rocío; y haré que el remanente de este pueblo herede todas estas cosas. (13) Y sucederá que como fuisteis maldición entre las naciones, casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré para que seáis bendición. No temáis, mas sean fuertes vuestras manos.
La mayor bendición no será la provisión ni la riqueza, sino que el Señor mismo volverá a estar en medio de Su Pueblo.
(Joel 2:27) Y sabréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy el SEÑOR vuestro Dios y no hay otro; nunca jamás será avergonzado mi pueblo.
ORACIÓN
Señor, reconozco que no he vivido en la plenitud de bendición que Tú deseas para mi vida. El enemigo me ha robado porque yo he pecado. Por eso, yo te he pedido perdón en estos días de ayuno.
Pero no temeré, porque Tú has prometido que restaurarás a todo el que se arrepienta de corazón. Gracias, Señor, por darme una nueva oportunidad. Recibo Tu restauración para ser todo lo que Tú quieres que yo sea.
[Silencio para escuchar]
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