viernes, 10 de septiembre de 2010

Día 32: Avivamiento y Restauración

Tishrei 3

En la profecía de Joel hemos visto cómo el arrepentimiento abre paso a la restauración. De esto también habló Pedro, en el día en que fue bautizado por el Espíritu Santo, es decir Pentecostés o Fiesta de Semanas (heb. Shavuot).
(Hechos 3:19-21) Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, (20) y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; (21) a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.

Pedro dice que luego del arrepentimiento vendrán tiempos de refrigerio.
Refrigerio” en griego es “anápsuxis”, que significa: recuperar el aliento o revivir. En otras palabras, es “avivamiento”.

Avivar” significa: dar vida de nuevo. Esto implica que se tuvo vida, pero se perdió, ya sea porque está moribundo o dormido…pero luego se volvió a recuperar la vida.

Pedro explica que después del arrepentimiento, vendrá el avivamiento. Luego del avivamiento, vendrá el Señor a restaurar todas las cosas.

Restaurar” es reparar algo que estaba dañado o deteriorado. Es volver a poner una cosa en el estado que antes tenía.

En tiempos de Joel, el pueblo de Israel quería volver al estado en que estaban las cosas antes de las plagas y la invasión. Querían recuperar lo que la langosta se comió y lo que los enemigos se robaron. Sin duda esto es parte de la restauración. Sin embargo, el Plan de Dios va más allá. El quiere restaurar TODAS las cosas. El va a regresar al estado en que estaban las cosas en el principio, cuando todo era perfecto. Por eso no es casualidad que haya tantas similitudes entre los primeros capítulos de Génesis, y los últimos de Apocalipsis. El nos va a regresar al Paraíso, a un mundo perfecto, pero más importante aún, a una relación perfecta entre Dios y el hombre.

FUEGO DEL ESPÍRITU
Volviendo al capítulo dos de Joel, el profeta sigue hablando del Día del Señor. Él dice que ese día vendrá como fuego. Pero este fuego no es sólo el que quema lo malo, sino el que prende la llama del Espíritu Santo en nosotros.
(Joel 2:28-32)  Y sucederá que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne; y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones. (29) Y aun sobre los siervos y las siervas derramaré mi Espíritu en esos días. (30) Y haré prodigios en el cielo y en la tierra: sangre, fuego y columnas de humo. (31) El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del SEÑOR, grande y terrible. (32) Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del SEÑOR será salvo; porque en el monte Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho el SEÑOR, y entre los sobrevivientes estarán los que el SEÑOR llame.

Joel dice: “Y sucederá después de esto…” ¿Después de qué?... Después del ayuno y la asamblea. Después que el pueblo se haya arrepentido…vendrá un avivamiento.

Pedro explicó que esto se cumplió en el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre ellos (Hechos 2:1-4).
(Hechos 2:16-18) ...esto es lo que fue dicho por medio del profeta Joel: (17) Y sucederá en los últimos días—dice Dios—que derramaré mi Espíritu sobre toda carne; y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; (18) Y aun sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré mi Espíritu en esos días, y profetizarán.

Sin embargo, eso fue sólo una muestra del avivamiento que vendrá en los últimos tiempos, pues todavía faltan muchas cosas por suceder.

¿Acaso no nos maravillamos cuando oímos las señales y los milagros que Jesús hizo? Pero Él dijo que haremos cosas aún mayores…no por nuestras propias fuerzas, sino por el poder del Espíritu Santo que mora en nosotros.
(Juan 14:12-17)  En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre. (13) Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. (14) Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré. (15) Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. (16) Y yo rogaré al Padre, y El os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre; (17) es decir, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce, pero vosotros sí le conocéis porque mora con vosotros y estará en vosotros.

ORACIÓN
Señor, si estamos dormidos, despiértanos. Si estamos muertos en vida, avívanos. Bautízanos con el fuego de Tu Espíritu. Ya no queremos seguir viviendo una vida cristiana a medias, sino queremos tener sueños y visiones, profetizar, ver milagros y movernos en poder y revelación espiritual.
Anhelamos, Señor, la restauración de todas las cosas. Anhelamos verte cara a cara.
[Silencio para escuchar y recibir]

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