miércoles, 15 de septiembre de 2010

Día 37: Restauración: Retorno (A)

Tishrei 8

Hoy hablaremos del segundo punto que dejamos pendiente del plan de restauración, el cual es el retorno del Pueblo de Dios a la Tierra Prometida.

b. Retorno a la Tierra
(Joel 3:5-7) Por cuanto habéis tomado mi plata y mi oro, y os habéis llevado mis valiosos tesoros a vuestros templos, (6) y habéis vendido los hijos de Judá y Jerusalén a los griegos para alejarlos de su territorio, (7) he aquí, yo los levantaré del lugar donde los vendisteis, y devolveré vuestra venganza sobre vuestra cabeza.

A lo largo de la historia de Israel, los enemigos han sacado a los israelitas de su Tierra, la cual Dios les dio. Pero debemos recordar que Dios no lo hubiera permitido a menos que el pueblo hubiera pecado. Una de las últimas consecuencias de la desobediencia es la expulsión de la tierra santa y la dispersión (1 Reyes 9:6-7; 2 Cro. 7:19-22; Deu. 4:23-27; Lev. 26:33). Esto ha pasado varias veces en la historia de Israel—con los asirios, los babilonios y los romanos.

Desde entonces los judíos e israelitas han estado dispersos por todo el mundo, y muchos se han asimilado a otras culturas. Sin embargo, en los últimos tiempos, Dios dice que los va a regresar a Su Tierra, tal como Él siempre deseó. Esta será parte de la restauración del Pueblo de Dios.
(Jeremías 29:14) Me dejaré hallar de vosotros—declara el SEÑOR—y restauraré vuestro bienestar y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os expulsé—declara el SEÑOR— y os traeré de nuevo al lugar de donde os envié al destierro.

Esto ya comenzó a cumplirse…en parte. Uno de los milagros proféticos es el regreso de los judíos a la Tierra de Israel (heb. Aliyá), al igual que el establecimiento del estado moderno de Israel en 1948. Pero faltan aún más.

El Señor dice que no dejará a ninguno en el exilio.
(Ezequiel 39:28-29) Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR su Dios, porque los hice ir al cautiverio entre las naciones, y después los reuní de nuevo en su propia tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos. (29) No les ocultaré más mi rostro, porque habré derramado mi Espíritu sobre la casa de Israel—declara el Señor DIOS.

(Jeremías 23:3-8) Yo mismo reuniré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las he echado, y las haré volver a sus pastos; y crecerán y se multiplicarán. (4) Pondré sobre ellas pastores que las apacentarán, y nunca más tendrán temor, ni se aterrarán, ni faltará ninguna—declara el SEÑOR. (5) He aquí, vienen días—declara el SEÑOR—en que levantaré a David un Renuevo justo; y El reinará como rey, actuará sabiamente, y practicará el derecho y la justicia en la tierra. (6) En sus días será salvo Judá, e Israel morará seguro; y este es su nombre por el cual será llamado: "El SEÑOR, justicia nuestra." (7) Por tanto, he aquí, vienen días—declara el SEÑOR—cuando no dirán más: "Vive el SEÑOR, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto", (8) sino: "Vive el SEÑOR que hizo subir y trajo a los descendientes de la casa de Israel de la tierra del norte y de todas las tierras adonde los había echado"; y habitarán en su propio suelo.

El Renuevo Justo, es el Señor mismo, quien vendrá a reinar sobre toda la Tierra. Se le llamará “Señor Justicia Nuestra” (heb. YHVH Tzidekeinu) porque Él traerá justicia sobre toda la Tierra, y ajusticiará a los enemigos.

El milagro de lo que sucederá será tan grande, que superará a los milagros que el pueblo de Dios presenció en el Éxodo de Egipto. Si estamos en los últimos tiempos, nosotros seremos testigos de esto.

Mañana seguiremos hablando de este milagroso retorno del Pueblo de Dios a Su Tierra…

ORACIÓN
Señor, quiero entender Tus planes de restauración que tienes para Tu pueblo. Necesito entenderlo para poder enfrentar todo lo que vendrá en Tu Día. Quiero ser testigo de las maravillas que harás en los tiempos de Tu venida. Echo fuera todo miedo que pueda haber albergado con respecto a esos tiempos, pues Tu amor echa fuera todo temor.
Señor, te pido que me reveles Tu corazón y Tus propósitos. Tú dijiste que Te dejarás hallar por nosotros. Por eso hoy te digo: Quiero hallarte. Si me he alejado de Ti, regrésame y restáurame.
[Silencio para escuchar]

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