primero, la más alta conocida como "siervo", la cual sirve para enceder las otras.
Luego, la primera luz de Januka.
EXALTACIÓN AL SIERVO
Hoy es el primer día de Januka, y prenderemos la primera luz dando la exaltación a quien la debe de tener: el SIERVO.
JANUKÍA
El candelero de Januka se conoce como Janukía y tiene nueve brazos, a diferencia del candelabro de siete brazos (heb. Menorá) que se encuentra en el Lugar Santo del Tabernáculo.
En la Janukía, un brazo es más alto que los demás. Este se conoce como “el Siervo”, y es la primera luz que se enciende. Esta sirve para encender a las demás.
EL SIERVO
Este brazo especial de la Janukía es una figura del Mesías.
Isaías profetizó acerca del brazo de YHVH, El enviado, quien vendría a restaurar, salvar y traer luz a las naciones.
(Isaías 49:6) Poca cosa es que tú seas mi siervo, para levantar las tribus de Jacob y para restaurar a los que quedaron de Israel; también te haré luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra.
Yeshua es el Brazo del Señor, YHVH. Él se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, para traer salvación al mundo (Fil. 2:5-8). En Jesús tenemos nosotros vida, y la vida es la luz de los hombres.
(Juan 1:4-5) En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. (5) Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron.
(Juan 8:12) Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
DESDE EL PRINCIPIO DE LA CREACIÓN
La Torá nos declara que la tierra estaba en tinieblas, desordenada y vacía. Pero en ese momento, Dios trajo la luz.
(Génesis 1:1-4) En el principio creó Dios los cielos y la tierra. (2) Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. (3) Entonces dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz. (4) Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
Dios separó todo el caos, desorden y tinieblas de la luz de la presencia del Mesías.
De la misma manera nuestra vida estaba desordenada y vacía, pero al creer en Jesús, resplandeció la luz en nuestros corazones.
(2 Corintios 4:6) Pues Dios, que dijo que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo.
El Siervo, Yeshua, es el que prende la luz de la vida en nosotros, llenándonos con la unción del Espíritu: el Espíritu de Consejo y poder; Espíritu de Sabiduría y de inteligencia; Espíritu de Conocimiento y espíritu de temor de Dios (Isaías 11:1-3; Apocalipsis 4:5).
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