En estos días hemos visto que la luz del mundo es Jesús, y Él nos invita también a nosotros a reflejar Su luz al mundo. Además de esto, la Biblia habla de otras luces: la Palabra y la Revelación. Hoy veremos la primera, y mañana la segunda.
LA LUZ DE LA PALABRA
La Biblia, la Palabra escrita de Dios, es luz para aquellos que la leen, la estudian, y creyéndola la ponen en práctica.
(Salmo 119:105) Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz para mi camino.
Todos hemos oído este versículo, pero no muchos conocen los versículos anteriores que dicen:
(Salmo 119:97-104) ¡Cuánto amo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. (98) Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos, porque son míos para siempre. (99) Tengo más discernimiento que todos mis maestros, porque tus testimonios son mi meditación. (100) Entiendo más que los ancianos, porque tus preceptos he guardado. (101) De todo mal camino he refrenado mis pies, para guardar tu palabra. (102) No me he desviado de tus ordenanzas, porque tú me has enseñado. (103) ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!, más que la miel a mi boca. (104) De tus preceptos recibo entendimiento, por tanto aborrezco todo camino de mentira.

(Josué 1:8) Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito.
No tenemos que andar en oscuras por la vida. La Biblia es la luz que alumbra nuestro camino. Si guardamos sus palabras, no tropezaremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario