domingo, 18 de septiembre de 2011

Nehemías 3: Valle de Cedrón y Tiropeón



b.  Valle de Cedrón
Este valle viene del norte, y desciende por todo el este de la ciudad de Jerusalén, pasando enfrente del Templo, justamente en la puerta principal, al oriente.  En el fondo de valle, cuando llovía, se formaba un río que se conoce como “el Torrente de Cedrón”. 

Según la tradición, los sacerdotes construyeron una canaleta que llevaba el exceso de sangre proveniente del Altar de Holocaustos, y era vertida  en el torrente de Cedrón. 

En relación con ese río, Ezequiel profetizó que cuando el Mesías regresé a Jerusalén, del Templo en Jerusalén saldrá un río de aguas vivas, que caerá en el valle del Cedrón hasta convertirse en un gran río, el cual desembocará en el Mar Muerto.  Esas aguas tendrán poder sanador, al punto que la vida regresara a dicho mar y hará fértil a la región entera (Eze 47:1-12). 

Tanto la sangre como el agua representan vida, y esos dos elementos se relacionan con este valle.  Irónicamente, en ambas orillas del valle se encuentran una multitud de tumbas.  Esto se debe a que los judíos creen que, cuando el Mesías llegue a Jerusalén y entre por la Puerta del Este, los que estén allí enterrados serán los primeros en resucitar.

Contrario al valle de Hinom, este valle de Cedrón trae un mensaje de resurrección; lo que estaba muerto vuelve a la vida, gracias a la sangre de los holocaustos y las aguas vivas provenientes del Templo.  ¡Qué bello mensaje espiritual!  Aunque estemos muertos, la sangre del Cordero nos resucita a una nueva vida, y el Agua de la Palabra nos nutre para dar fruto.   

Montes y Valles de Jerusalén antigua
El Valle de Cedrón separa el Monte Moriah del Monte de los Olivos.  Este es el valle que Jesús cruzó cuando se dirigió a orar al Jardín del Getsemaní (en el Monte de los Olivos) antes de morir en la cruz.  Él fue a entregar allí su voluntad, para que el Padre hiciera la Suya. 
(Juan 18:1-2)  Cuando Jesús hubo dicho estas palabras, salió con sus discípulos al otro lado del arroyo de Cedrón, donde había un huerto, en el cual Él entró, y sus discípulos.  (2)  Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar; porque Jesús muchas veces se había reunido allí con sus discípulos.

De igual manera, en este valle debemos nosotros morir a nosotros mismos para vivir para el Señor.  Es un lugar de entrega, ya que para vivir, debemos morir.
(Juan 12:24-26)  En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, produce mucho fruto.  (25)  El que ama su vida la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna.  (26)  Si alguno me sirve, que me siga; y donde yo estoy, allí también estará mi servidor; si alguno me sirve, el Padre lo honrará.

El valle es el lugar donde morimos a nosotros mismos, y donde vamos a enterrar todo aquello que se ha convertido en nuestro ídolo, ocupando en lugar del Señor en nuestro corazón. 

No es casualidad que fue en el Torrente de Cedrón donde los reyes justos fueron a botar los ídolos, en un esfuerzo por limpiar Jerusalén de la contaminación en la que habían caído.
[El rey Asa (I Reyes 15:11-13), el rey Josías (II Reyes 23:5-6; I Reyes 23:12), y el rey Ezequías (II Crónicas 29:1-5)]

En Su Segunda Venida
Cuando Jesús ascendió al Cielo, no lo hizo desde cualquier lugar.  El fue al Monte de los Olivos, cruzando de nuevo el Valle de Cedrón.  Desde allí partió, y allí mismo regresará. 

Algunos comentaristas creen que el Valle de Cedrón es el que Joel se refiere como “Valle de Josafat”, el cual es el sitio desde donde el Mesías juzgará a las naciones. 
(Joel 3:1-2)  Porque he aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén,  (2)  reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a los cuales esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra.

Josafat significa: “Dios juzgará”.

Joel también le da el nombre de “Valle de la Decisión”, ya que será el momento de la última decisión para las naciones: se unen al Señor, o pelean a muerte contra Él.
(Joel 3:11-17)  Juntaos y venid, gentes todas de alrededor, y congregaos; haz venir allí, oh Jehová, tus fuertes.  (12)  Las gentes se despierten, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar todas las gentes de alrededor.  (13)  Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended; porque el lagar está lleno, rebosan las lagaretas; porque grande es la maldad de ellos.  (14)  Multitudes, multitudes en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión.  (15)  El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.  (16)  Jehová rugirá desde Sión, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; mas Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.  (17)  Y conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que habito en Sión, monte de mi santidad; y será Jerusalén santa, y extraños no pasarán más por ella.

Hay instancias en que nosotros también llegamos a estos “valles de decisión”.  Son momentos en que debemos tomar una decisión: unirnos al propósito de Dios o seguir por nuestro propio camino.

Valle de Cedron (hoy)

c.  Valle de Tiropeón
Este es el último valle de Jerusalén, pero pocos lo conocen hoy dado que ya no existe.  Éste era un valle que se encontraba dentro de la ciudad. Era una hondonada que separaba el  Monte Sión del Monte Moria, donde estaba el Templo.  En la antiguëdad, estos dos montes estaban conectados por un puente.  Pero luego que los romanos destruyeron Jerusalén, ese valle fue rellenado con los escombros del Templo y la ciudad.

Oremos…
He entendido por qué Tú permites que pasemos por valles en la vida, porque a través de ellos Tú tienes algo que enseñarnos.  Señor, quiero seguir subiendo al Monte de Dios, y no permanecer en el valle.  Quiero tener un corazón dispuesto a aprender.  

Muéstrame, Señor, si aún tengo ídolos ocultos, porque los destruiré y los lanzaré al fondo del Torrente de Cedrón.  En el fondo del valle moriré a mi mismo, para resucitar a una vida nueva en Ti.  Señor, ayúdame, porque sólo por tu gracia lo puedo lograr.

Hoy es mi momento de decisión, y decido seguirte.

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