miércoles, 21 de septiembre de 2011

Nehemías 3: Puerta de las Aguas

7.  Puerta de las Aguas
La séptima puerta mencionada en Nehemías es la Puerta de las Aguas. 
(Nehemías 3:26)  Y los sirvientes del templo que habitaban en Ofel hicieron reparaciones hasta el frente de la puerta de las Aguas, hacia el oriente y hasta la torre sobresaliente.

Quienes repararon la Puerta de las Aguas fueron los sirvientes del Templo.  Estos eran ayudantes de los levitas, que vivían en un lugar llamado Ofel, que se encontraba en la ladera sur del Templo.  Ellos eran los encargados de cargar agua y leña para ser usada en el Templo (Josué 9:24-27).

Esta puerta permanecía cerrada casi todo el año, y sólo se abría durante las celebraciones de las últimas fiestas bíblicas del mes séptimo.  En el último día de la Fiesta de Tabernáculos, se llevaba a cabo la “Ceremonia del Agua”.  Los sacerdotes sacaban agua del manantial de Siloé, pasando por la Puerta de la Fuente, y luego la entraban por la Puerta de las Aguas, que quedaba cerca del Templo. 

En la celebración de la fiesta de Tabernáculos, Jesús dijo lo siguiente:
(Juan 7:37-38)  Y en el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz, diciendo: Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba.  (38)  El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: "De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva."

Inmersión en Agua
Sobre la Puerta de las Aguas, se encontraba un estanque de inmersión (heb. Mikvá).  Éste era especial, ya que usado sólo por el sumo sacerdote una vez al año, en el Día de Expiación.  El sumo sacerdote se sumergía en las aguas cinco veces en ese día, en preparación para entrar al Lugar Santísimo, donde él iba a pedir perdón por los pecados de toda la nación de Israel. 

El Mikvá es el lugar de inmersión en agua.  Ésta representa la muerte y el inicio de una nueva vida espiritual. Esto fue lo que Jesús le explicó a Nicodemo:
(Juan 3:3-8)  Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.  (4)  Nicodemo le dijo*: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?  (5)  Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.  (6)  Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.  (7)  No te asombres de que te haya dicho: "Os es necesario nacer de nuevo."  (8)  El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.

Más que una limpieza corporal, el bautismo representa una transformación espiritual.  La inmersión en agua es una señal externa de un compromiso interno a cambiar.  Dejamos en el agua al viejo hombre para salir como una nueva criatura, comprometida a actuar como Dios manda, en lugar de seguir las pasiones carnales como antes. 
(1 Pedro 3:21)  Y correspondiendo a esto, el bautismo ahora os salva (no quitando la suciedad de la carne, sino como una petición a Dios de una buena conciencia) mediante la resurrección de Jesucristo.

(Romanos 6:1-4)  ¿Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde?  (2)  ¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?  (3)  ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?  (4)  Por tanto, hemos sido sepultados con El por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.

En el agua dejamos al viejo hombre, y salimos del agua a una nueva vida en el Señor.  

[Nota: Para más información sobre la Mikvá, les sugiero leer el siguiente artículo: “La Mikvá y la Senda Antigua”, que lo encuentran en el siguiente enlace: http://saliendodelacaja.blogspot.com/2011/09/la-mikva-y-la-senda-antigua.html


El Agua y la Palabra
En la Biblia, el agua también representa la Palabra de Dios.  Conforme vamos conociendo más la Palabra, vamos así limpiando nuestra vida.  
(Efesios 5:25-27)  …así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra,  (27)  a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada.

No es casualidad que cuando el pueblo de Dios se reunió a oír a Esdras leer la Torá, lo hicieron en la Puerta de las Aguas, la cual estaba abierta porque ese día iniciaban las fiestas del séptimo mes. 
(Nehemías 8:1-3)  Se reunió todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que estaba delante de la puerta de las Aguas, y pidieron al escriba Esdras que trajera el libro de la ley de Moisés que el SEÑOR había dado a Israel.  (2)  Entonces el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la asamblea de hombres y mujeres y de todos los que podían entender lo que oían. Era el primer día del mes séptimo.  (3)  Y leyó en el libro frente a la plaza que estaba delante de la puerta de las Aguas, desde el amanecer hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley.

La Cámara Avtinus
En la parte interior de la Puerta de las Aguas, se encontraba un salón conocido como “la Cámara Avtinus”, que era el lugar donde se preparaba el incienso especial que se quemaba en el Incensario de Oro, localizado en Lugar Santo del Templo.  Avtinus era el nombre de una familia ilustre que se dedicó por generaciones a la preparación de del incienso santo. 

El incienso representa la oración. 
(Salmo 141:2)  Sea puesta mi oración delante de ti como incienso, el alzar de mis manos como la ofrenda de la tarde.

(Apocalipsis 8:3-4)  Otro ángel vino y se paró ante el altar con un incensario de oro, y se le dio mucho incienso para que lo añadiera a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono.  (4)  Y de la mano del ángel subió ante Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos.

Todo creyente debe establecer una comunicación personal e íntima con el Señor a través de la oración. 


Oremos…
Señor, levanto mi oración a ti, como incienso que asciende hasta el Cielo, sabiendo que Tú me escuchas.   Me acerco a Ti con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo mi corazón purificado de mala conciencia y mi cuerpo lavado con agua pura.

Te doy gracias por Tu Palabra, porque con ella me limpias para prepararme como Tu Novia.  Purifícame, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.  Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades.  Crea en mí un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. 

[Heb. 10:22; Efesios 5:25-27; Salmo 51:7-10] 


12 comentarios:

  1. has sido de gran bendición

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    1. que hermosa es la palabra de Dios ha sido de gran bendicion para mi e aclarado muchas dudas gracias

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  2. Tremendo .Sigan compartiendo esta revelacion transformara al mundo. Todo es espiritual. Todo lo que Dios mando a construir. A ordenar como rito sagrado en realidad son armas espirituales para que la humanidad vensa a las tinieblas. Todo tiene su analogia Espiritual.

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  3. Excelente!!! Y muy oportuno el haber leído éstas palabras. Gracias. Bendiciones para todos. Gloria a Dios!!! 🙌

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  4. Hermoso la palabra demi padre cada dia nos enseña mas es una revelación presiosa

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  5. Precioso tema que nos deleitamos leyendo y aprendiendo Dios les bendiga

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  6. gracias porque realmente fue muy edificante esta ensenanza.Dios lo bendiga

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  7. Dios les bendiga, me gustó porque es Palabra de Dios

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  8. MarAvillosos comentarios...son de gran ayuda!!!

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  9. Sorprendente, recibir la palabras, de mi Padre Celestial. muy oportuno, en este día el encontrar este poderoso estudios, sobre la puerta de las aguas. Fascinante, porque en, otras ocasiones, habías tratado de entender este tema. Gracias, por compartirlo, es de gran ayuda y crecimiento espiritual, para mi.
    Conocer más la Palabra De Dios, es Siempre el mejor manjar que puedas recibir, para alimentar mi espíritu.
    Dios les bendiga,
    Shalom,

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  10. Bendita es tu palabra mi Rey, que maravilla es la Toráh, gracias por tan bonito regalo. SHALOM

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  11. Bendito eres Señor, gracias por transformar mi vida con tu Palabra. Estos temas son de gran bendición a mi vida. Bendiciones.

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