Estrategia de Defensa
Ayer comenzamos a ver cuál fue la estrategia de Nehemías para defenderse de los enemigos.
(Nehemías 4:13) entonces aposté hombres en las partes más bajas del lugar, detrás de la muralla y en los sitios descubiertos; aposté al pueblo por familias con sus espadas, sus lanzas y sus arcos.
a. Lugares Estratégicos
Primero, Nehemías colocó guardias en los lugares más vulnerables. De la misma manera, nuestra guerra espiritual e intercesión debe darle prioridad a aquellas áreas más vulnerables de la Iglesia, pues allí es donde más se necesita.
b. Por Familia
Nehemías armó los grupos de defensa por familias. ¿Quién lo conoce mejor a uno que la propia familia? Para poder luchar contra el enemigo en una forma más efectiva, es mejor si uno conoce bien al guerrero que pelea a la par. La intercesión comienza por los miembros de nuestra familia inmediata…luego podemos ir a interceder por el mundo entero.
Nehemías les dio armas a las familias. De la misma manera, nosotros debemos enseñar a nuestros hijos con cuáles armas espirituales contamos y cómo batallar en el espíritu.
c. No Pelear Solos
Así como los enemigos se unieron para atacarlos, el pueblo de Dios debía unirse para defenderse. Uno no debe pelear solo.
¿A quién ataca el león? Al animalito que queda solo, que se aparta de la manada. Pero si ese pequeño permanece con el grupo, el león no se atreve a tocarlo. Lo mismo sucede con el enemigo, que como león rugiente busca a quien devorar.
(1 Pedro 5:8) Sed de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar.
Por eso es importante que permanezcamos conectados con la comunidad de creyentes.
(Hebreos 10:23-25) Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió; (24) y consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, (25) no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca.
“Congregarse” no sólo es compartir la misma banca de la iglesia el día domingo. Más bien implica una relación cercana que promueva el mutuo interés, apoyo, ánimo, exhortación, y aún confrontación cuando sea necesario—en resumen, la mutua edificación.
(I Tesalonicenses 5:11) Por tanto, alentaos los unos a los otros, y edificaos el uno al otro, tal como lo estáis haciendo.
¿Por qué es tan importante la unión? Porque la debilidad de uno es la fortaleza de otro. Unos se complementan con los otros para ser completos. En el tiempo de Nehemías, unos trabajaban de día, y otros hacían guardia de noche, pero todos trabajaban y todos llevaban su espada al costado.
(Nehemías 4:19-21) Y dije a los nobles, a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es grande y extensa, y estamos separados en la muralla, lejos el uno del otro. (20) En el lugar que oigáis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros. (21) Hacíamos el trabajo con la mitad empuñando lanzas desde el despuntar del alba hasta que salían las estrellas.
Cuando Nehemías puso en acción su plan estratégico de defensa, los planes del enemigo se vinieron abajo.
(Nehemías 4:15-18) Sucedió que nuestros enemigos se enteraron que lo sabíamos y que Dios había desbaratado sus planes; entonces todos nosotros volvimos a la muralla, cada uno a su trabajo. (16) Y sucedió que desde aquel día la mitad de mis hombres trabajaban en la obra mientras que la otra mitad portaba las lanzas, los escudos, los arcos y las corazas; y los capitanes estaban detrás de toda la casa de Judá. (17) Los que reedificaban la muralla y los que llevaban cargas llevaban la carga en una mano trabajando en la obra, y en la otra empuñaban un arma. (18) Cada uno de los que reedificaban tenía ceñida al lado su espada mientras edificaba. El que tocaba la trompeta estaba junto a mí.
A pesar de la victoria, Nehemías no bajó la guardia. Tampoco nosotros debemos hacerlo hoy. Sabemos que el enemigo quiere desanimar la edificación de la Iglesia, por lo tanto debemos mantenernos en alerta, con la espada de la Palabra a la mano y orando en todo tiempo, al mismo tiempo que seguimos trabajando en nuestras vidas.
Mañana veremos otras dos estrategias de Nehemías…
Oremos…
Señor, hemos aprendido que Tú nos has dado armas espirituales para luchar contra el adversario, y quiero aprender a usarlas. También ayúdame a enseñarles a mis hijos cómo defenderse del enemigo, porque éste anda como león que busca a quien devorar.
Señor, Tú no nos has dejado solos. Te tenemos a Ti, y también a los hermanos. Yo haré mi parte, pero otro me ayudará en mi debilidad. También yo estoy dispuesto a apoyar a los hermanos con la porción que Tú me has dado. Cuán bueno es habitar los hermanos juntos en armonía, porque allí envías bendición.
[Salmo 133:1-3; 1 Ped. 5:8; Heb. 10:23-25]
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