(Nehemías 8:1-2) Y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas. Y dijeron al escriba Esdras que trajese el libro de la ley de Moisés, que Jehová mandó a Israel. (2) Y Esdras el sacerdote, trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como de mujeres, y de todo entendido para escuchar, el primer día del mes séptimo.
En el primer día del mes séptimo se celebra la Fiesta de Trompetas, que hoy se conoce más como Rosh Hashana (lit. cabeza de año). Se considera como el “año nuevo”, pues en ese día fue creado el hombre. Antes que el Señor cambiara el calendario (en Exodo 12:1-2), ese día marcaba el inicio de un año nuevo. En tiempos de Nehemías, los judíos estaban celebrando precisamente un nuevo inicio. Los muros de Jerusalén estaban levantados, y ahora podrían vivir en paz.
Dios les había dado gracia para reconstruir la ciudad en tiempo record, pero no había sido fácil. Dado que les costó, lo apreciaban más. Ahora querían aprender a vivir como Dios manda, para que no volviera a pasarles lo mismo. Por eso era significativo leer la Torá en ese día.
También nosotros, que hemos pasado estos días de ayuno y hemos limpiado nuestras vidas, seguramente no queremos volver atrás. Lo que hemos avanzado y ganado, no lo queremos perder; lo que hemos aprendido, no lo queremos olvidar.
A lo largo de este estudio hemos aprendido que los muros caídos representan áreas de pecado que dejan espacios abiertos por donde el enemigo puede entrar. En este tiempo hemos estado levantando los muros caídos. Cuando estén levantados, vamos a querer guardarlos así. ¿Cómo lograrlo? Igual que en tiempos de Nehemías, debemos oír la Palabra de Dios, y ponerla en práctica.
Reacción del Pueblo
Tal vez damos por sentado que los judíos conocían la Ley, sólo por el hecho de ser judíos. Pero la realidad es que no estaban muy familiarizados con la ley de Dios. Los retornados reconstruyeron la ciudad de Jerusalén y levantaron sus muros, y ahora debían aprender a vivir como Dios manda en la Ciudad que Dios escogió para poner allí Su Nombre. (Nehemías 8:3-6) Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y entendidos; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley. (4) Y Esdras el escriba estaba sobre un púlpito de madera, que habían hecho para ello… (5) Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo (porque estaba más alto que todo el pueblo); y como lo abrió, todo el pueblo estuvo atento. (6) Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron, y adoraron a Jehová con el rostro a tierra.
Todo el pueblo estuvo muy atento a la lectura de la Palabra de Dios. A pesar de las largas horas, permanecieron escuchando. Estaban interesados en oír, porque sabían que lo que les enseñaban les iba a servir para sus vidas…para que les fuera bien.
Rol de los Levitas
Todo el pueblo escuchó la lectura de la Torá, pero tal vez no todos entendían. Pero Dios lo tenía todo contemplado, y proveyó de personas que les explicaban.(Nehemías 8:7-9) … levitas, hacían entender al pueblo la ley; y el pueblo estaba en su lugar. (8) Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.
Lo mismo nos pasa a nosotros, pues leemos la Biblia pero no comprendemos todo. Pero siempre que uno busque y muestre interés por aprender de la Palabra de Dios, el Señor pondrá en nuestro camino gente que nos instruya.
¿Cómo reaccionó el pueblo al oír la lectura de la Torá (la instrucción de Dios)?
(Nehemías 8:9) Y Nehemías el Tirsata, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis: porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley.
¿Por qué lloraba el pueblo? Seguramente por la emoción, pero principalmente porque la Palabra los estaba confrontando. Al oír la Ley, se estaban dando cuenta que habían estado viviendo alejados del orden de Dios. Estaban siendo confrontados con la Palabra.
(II Timoteo 3:16-17) Toda Escritura es dada por inspiración de Dios, y es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, (17) para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Diferencia entre Remordimiento y Arrepentimiento
Hay una diferencia entre remordimiento y arrepentimiento. Ambas reacciones humanas reconocen que uno ha hecho algo indebido, pero la diferencia consiste en lo que hacemos con ello. El arrepentimiento nos lleva al cambio, pero el remordimiento o “cargo de conciencia” sólo condena, y eso nos hunde más en la falta porque nos hace creer que somos “malos”.
La confrontación de Dios no es para condenación, sino para edificación. Dios no quiere que nos “carguemos”, sino que echemos las cargas sobre Él, recibamos Su perdón y tomemos esa nueva oportunidad para hacer bien las cosas.
El pueblo estaba triste por la confrontación, pero los levitas les decían que no se entristecieran, sino que celebraran esta nueva oportunidad que Dios les daba.
(Nehemías 8:10-12) Luego les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque este día es santo a nuestro Señor; y no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fortaleza. (11) Los levitas, pues, hacían callar a todo el pueblo, diciendo: Callad, que es día santo, y no os entristezcáis. (12) Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a enviar porciones, y a gozar de grande alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado.
Oremos…
Señor, todos estos días de ayuno hemos estado trabajando en limpiar nuestras vidas. Hemos descubierto muros caídos y puertas abiertas. Por desobediencia o ignorancia lo hemos permitido. Pero No me condenaré por el pasado, sino que me arrepentiré y tomaré esta nueva oportunidad para vivir como Tú mandas.
Ahora veo con claridad la importancia de conocer Tu Torá, Tu instrucción, Tu Palabra escrita. Señor, estoy dispuesto a aprender. Enséñame. Envía a levitas que me expliquen lo que yo no entiendo de Tu Palabra, pues no quiero permanecer en ignorancia. Santifícame en Tu Verdad; Tu Palabra es Verdad.
[Juan 17:17-19]
2Co 7:8-11
ResponderEliminarPorque si bien os causé tristeza con mi carta, no me pesa; aun cuando me pesó, pues veo que esa carta os causó tristeza, aunque sólo por poco tiempo; (9) pero ahora me regocijo, no de que fuisteis entristecidos, sino de que fuisteis entristecidos para arrepentimiento; porque fuisteis entristecidos conforme a la voluntad de Dios, para que no sufrierais pérdida alguna de parte nuestra. (10) Porque la tristeza que es conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento que conduce a la salvación, sin dejar pesar; pero la tristeza del mundo produce muerte. (11) Porque mirad, ¡qué solicitud ha producido en vosotros esto, esta tristeza piadosa, qué vindicación de vosotros mismos, qué indignación, qué temor, qué gran afecto, qué celo, qué castigo del mal! En todo habéis demostrado ser inocentes en el asunto.