(Deu. 11:13-14) Y será que, si obedeciereis cuidadosamente mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma, (14) yo daré la lluvia de vuestra tierra en su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, y tu vino, y tu aceite.
(Jeremías 5:24) Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora a Jehová
Dios nuestro, que da lluvia temprana y tardía en su tiempo; Él nos guarda los
tiempos establecidos de la siega.
(Joel 2:23) Vosotros
también, hijos de Sión, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha
dado la primera lluvia moderadamente, y hará descender sobre vosotros lluvia
temprana y tardía como al principio.
El profeta Oseas comparó la venida del Señor con las lluvias.
(Oseas 6:3) Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; su salida está dispuesta como el alba, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.
La lluvia tardía cae alrededor de la semana de la Pascua, y esa
fiesta habla de la primera venida del Señor.
Como Cordero de Dios, Jesús murió en la cruz en la Fiesta de Pascua, fue
sepultado en el día de Panes Sin Levadura, y resucitó en la Fiesta de
Primicias. Cincuenta días más tarde, el Espíritu
Santo descendió sobre los discípulos en la Fiesta de las Semanas o Pentecostés (heb.
Shavuot).
La lluvia temprana cae en el mes de las últimas fiestas, las
cuales hablan acerca de la segunda venida del Mesías.
También
Santiago hace referencia a las lluvias en relación a la venida del Señor.
(Santiago 5:7-8) Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la
venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra,
aguardando con paciencia, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía. (8)
Tened paciencia también vosotros; afirmad vuestros corazones; porque la
venida del Señor se acerca.
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