jueves, 13 de septiembre de 2012

¿A QUIÉN QUIERES IMPRESIONAR? (Mat. 6:1)


(Día 26)



¿A quién quieres impresionar: a las personas o a Dios? 
Esta es la pregunta que el Señor nos lleva a hacer en el Sermón del Monte. 

Hasta ahora hemos leído que Jesús nos exhorta a practicar la justicia y hacer el bien, aunque nos cueste; pero también nos lleva a examinar las intenciones del corazón.   ¿Qué es lo que motiva nuestras acciones?  ¿Hacemos el bien para impresionar a la gente, o para agradar a Dios?
(Mateo 6:1)  Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.

La Biblia dice que nuestras buenas obras serán recompensadas (Mat. 16:27).  Sin embargo, el Señor no sólo pesa las acciones, sino también las intenciones.  Si los actos de justicia son para impresionar a la gente…recibiremos la recompensa de ellos.  Pero si lo hacemos para agradar a Dios, Él no dará una recompensa más significativa y eterna.

Jesús da tres ejemplos de actos de justicia que todo creyente de practicar, pero al hacerlos debemos analizar nuestras intenciones:

a.  Al dar ofrenda:
(Mateo 6:2)  Por eso, cuando des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. 

Jesús nos enseñó que la intención de ofrendar no es ser reconocidos, y ni aun para sentirnos bien nosotros mismos, más bien es para agradar a Dios. 
(Mateo 6:3-4)  Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha,  (4)  para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

b.  Al orar:  
(Mateo 6:5)  Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. 

La palabra “hipócrita” viene del griego “hupokritēs”, que significa: actor de teatro.  Los actores griegos se ponían máscaras para representar a un personaje diferente a quienes ellos eran.  Cuando alguien ora para ser visto, no es genuino sino que está “actuando” para impresionar, no para comunicarse con Dios.



Jesús nos enseñó cómo debemos orar.
(Mateo 6:6-8)  Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.  (7)  Y al orar, no uséis repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería.  (8)  Por tanto, no os hagáis semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes que vosotros le pidáis. 

[Mañana leeremos más sobre lo que Jesús dijo acerca de la oración]

c.  Al ayunar:
(Mateo 6:17-18)  Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro,  (18)  para no hacer ver a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Ahora que estamos en un período de ayuno, debemos revisar cuál es nuestra intención al hacerlo. 

Sin duda, al Señor le agrada que hagamos actos de justicia.  Sin embargo, Él no se impresiona por ello.  Él no sólo ve nuestras acciones, sino mide nuestras intenciones. 
(Efesios 6:5-6)  Siervos, obedeced a vuestros amos en la tierra, con temor y temblor, con la sinceridad de vuestro corazón, como a Cristo;  (6)  no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo de corazón la voluntad de Dios.

Lo que a Él más le interesa es nuestro corazón. 
(Lucas 16:15)  Y El les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos ante los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, porque lo que entre los hombres es de alta estima, abominable es delante de Dios.

ORACIÓN
Señor, Tú nos has llamado a hacer actos de justicia y misericordia.  Pero también esperas que lo hagamos con la motivación adecuada.  Señor, yo quiero agradarte a Ti, pues Tú mereces la gloria, y no yo ni nadie más.  Al dar ofrendas, quiero hacerlo por Ti; cuando ore, quiero hablarte a Ti; cuando ayune, quiero hacerlo para buscar Tu Voluntad. 

Señor, si en mí hubiera una intención incorrecta, házmelo saber.  A Ti no se te pasa nada por alto, y conoces los secretos del corazón. Tú me conoces, Tú me ves, y compruebas la actitud de mi corazón para contigo. Quiero limpiar mis caminos, pero también mi corazón. 

Señor, yo haré el bien, no para ser visto como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervo de Cristo, haciendo de corazón Tu voluntad. 

[Jeremías 12:3; 11:20; Salmo 44:21; Efesios 6:6  ] 

1 comentario:

  1. Desearía ser parte de vuestro equipo,ruego de la manera más comedida que de ser posible hagan también una oración por este pobre pecador. Mi nombre es Milton Oyaque

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