VOLVEOS A MI
El libro de Zacarías comienza con un llamado de
arrepentimiento para la generación del profeta.
Ya pasaron los años determinados para el exilio en Babilonia (70 años—Jer.
29:10), y el Señor está listo para liberar a Su pueblo. Pero antes, hace un llamado a la nueva
generación.
(Zacarías 1:1-6) El octavo mes del año segundo de Darío, vino la palabra del SEÑOR al
profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo: (2) El
SEÑOR se enojó mucho contra vuestros padres.
(3) Diles, pues: "Así dice
el SEÑOR de los ejércitos: 'Volveos a mí'--declara el SEÑOR de los ejércitos--
'y yo me volveré a vosotros'--dice el SEÑOR de los ejércitos. (4)
'No seáis como vuestros padres, a quienes los antiguos profetas
proclamaron, diciendo: "Así dice el SEÑOR de los ejércitos: 'Volveos ahora
de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras.'" Pero no me
escucharon ni me hicieron caso'--declara el SEÑOR. (5)
'Vuestros padres, ¿dónde están? Y los profetas, ¿viven para
siempre? (6) 'Pero mis palabras y mis estatutos que yo
ordené a mis siervos los profetas ¿no alcanzaron a vuestros padres? Por eso se
arrepintieron y dijeron: "Como el SEÑOR de los ejércitos se propuso hacer
con nosotros conforme a nuestros caminos y conforme a nuestras obras, así ha
hecho con nosotros."'"
La generación anterior también tuvo la oportunidad de
arrepentirse, pero no lo hizo. Ahora el
Señor exhorta a la siguiente generación para que no hagan lo mismo. La nueva generación debe estar consciente de
los errores de sus antepasados, que fueron la causa del exilio, para no
repetirlos más.
La inclinación al pecado pasa de generación a generación.
¿No han notado que ciertos pecados se repiten en las familias? (por ejemplo:
alcoholismo, crítica, pereza, infidelidad, etc.). La inclinación se hereda,
pero no el pecado, pues cada persona decide si seguirá en lo mismo o cortará
ese pecado de su vida para siempre.
El Señor dio la oportunidad a la generación de Zacarías de
cortar con las líneas de iniquidad de sus antepasados, y comenzar de nuevo, en
limpio. A cada generación, el Señor le
da la oportunidad de rectificar, y cada uno decide si lo hará.
El llamado es: “Volveos
a mí, y Yo me volveré a vosotros”
Si uno se vuelve a Dios, haciendo las cosas como Dios manda,
uno recibirá el favor de Dios.
(Deu. 30:1-10) Y sucederá que cuando todas estas cosas hayan venido sobre ti, la
bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y tú las recuerdes en
todas las naciones adonde el SEÑOR tu Dios te haya desterrado, (2) y vuelvas al SEÑOR tu Dios, tú y tus
hijos, y le obedezcas con todo tu
corazón y con toda tu alma conforme a todo lo que yo te ordeno hoy, (3)
entonces el SEÑOR tu Dios te hará
volver de tu cautividad, y tendrá compasión de ti y te recogerá de nuevo de
entre todos los pueblos adonde el SEÑOR tu Dios te haya dispersado. (4) Si
tus desterrados están en los confines de la tierra, de allí el SEÑOR tu Dios te
recogerá y de allí te hará volver.
(5) Y el SEÑOR tu Dios te llevará
a la tierra que tus padres poseyeron, y tú la poseerás; y El te prosperará y te
multiplicará más que a tus padres.
(6) Además, el SEÑOR tu Dios
circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames al
SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas. (7) El
SEÑOR tu Dios pondrá todas estas maldiciones sobre los enemigos y sobre los
aborrecedores que te persiguieron.
(8) Y tú volverás a escuchar la
voz del SEÑOR, y guardarás todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy. (9) Entonces
el SEÑOR tu Dios te hará prosperar abundantemente en toda la obra de tu mano,
en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu ganado y en el producto de tu
tierra, pues el SEÑOR de nuevo se deleitará en ti para bien, tal como se
deleitó en tus padres, (10) si obedeces a la voz del SEÑOR tu Dios,
guardando sus mandamientos y sus estatutos que están escritos en este libro de
la ley, y si te vuelves al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu
alma.
VISIONES DE ZACARÍAS
En los primeros capítulos de Zacarías (1:7-6:8) vemos una
serie de visiones que tuvo el profeta en una noche. Aunque son diferentes visiones, todas revelan
algo acerca del futuro de Israel, en especial de Jerusalén y el Templo. El
propósito es animar al pueblo a seguir adelante, porque hay esperanza. Iremos
examinando una a una estas visiones…
VISIÓN 1. Entre los
Mirtos
(Zacarías 1:7) El día veinticuatro del mes
undécimo, que es el mes de Sebat, el año segundo de Darío, vino la palabra del
SEÑOR al profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo: (8) He aquí, de noche vi un hombre que iba
montado en un caballo rojo; él estaba entre los mirtos que había en la
quebrada, y detrás de él, caballos rojos, castaños y blancos.
Zacarías recibió esta revelación profética, pero no la
entendió. Pero él no se quedó con la
duda, sino que preguntó su significado…
(Zacarías 1:9-10)
Entonces dije: ¿Quiénes son éstos, señor mío? Y el ángel que hablaba
conmigo me dijo: Te mostraré quienes son éstos.
(10) Y el hombre que estaba entre
los mirtos respondió y dijo: Estos son los que el SEÑOR ha enviado a recorrer
la tierra.
En la Biblia, los caballos son símbolos de guerra. El rojo representa sangre, y el blanco
victoria. Los caballos fueron enviados a
recorrer la Tierra, para reportar sobre el estado de las cosas. Pero en lugar de informar sobre cómo iba la
guerra, su reporte fue todo lo contrario…
(Zacarías 1:11-12)
Y ellos respondieron al ángel del SEÑOR que estaba entre los
mirtos y dijeron: Hemos recorrido la tierra, y he aquí, toda la tierra está en
paz y tranquila.
Analicemos los otros elementos de la visión: el Ángel del
Señor estaba “entre los mirtos”, que son arbustos comunes en Israel, pero se
caracterizan por ser muy aromáticos. Los mirtos representan al pueblo de Dios. En la visión, los mirtos estaban en una
hondonada o barranco (en heb. lit. “a la sombra”). Eso es muy significativo, ya que en ese
tiempo el pueblo de Dios se encontraba en “el hoyo del exilio” en Babilonia. Pero
Dios les revela que no están solos, pues el Señor está en medio de ellos.
En la visión, los caballos reportaron que había paz en las
naciones. Ya no había guerra, pero el
pueblo de Dios seguía cautivo. La pregunta es: ¿Iban a quedarse en Babilonia o serían
liberados?
El pueblo de Dios ya había pasado 70 años exiliados en Babilonia.
Pero Jeremías había profetizado que luego de ese tiempo serían liberados y
restaurados.
(Jeremías 29:10-14) Pues así dice el SEÑOR: "Cuando se le hayan cumplido a Babilonia
setenta años, yo os visitaré y cumpliré mi buena palabra de haceros volver a
este lugar. (11) "Porque yo sé los planes que tengo para
vosotros"--declara el SEÑOR-- "planes de bienestar y no de calamidad,
para daros un futuro y una esperanza.
(12) "Me invocaréis, y
vendréis a rogarme, y yo os escucharé.
(13) "Me buscaréis y me
encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón. (14)
"Me dejaré hallar de vosotros"--declara el SEÑOR-- "y
restauraré vuestro bienestar y os reuniré de todas las naciones y de todos los
lugares adonde os expulsé"--declara el SEÑOR-- "y os traeré de nuevo
al lugar de donde os envié al destierro."
PREGUNTA DE DANIEL
También Daniel hizo la misma pregunta al final de los 70
años de exilio. Al acercarse el tiempo,
él buscó al Señor en ayuno y oración para recibir respuesta…
(Dan. 9:2-3) en el año primero de su reinado, yo, Daniel, pude entender en los
libros el número de los años en que, por palabra del SEÑOR que fue revelada al
profeta Jeremías, debían cumplirse las desolaciones de Jerusalén: setenta años. (3)
Volví mi rostro a Dios el Señor para buscarle en oración y súplicas, en
ayuno, cilicio y ceniza.
En su oración, Daniel reconoció que estaban en el exilio por
la desobediencia de los padres, y pidió perdón a Dios por ello (Dan. 9:4-19).
Daniel hizo justamente lo que el Señor dijo a su pueblo a
través de Zacarías: “Volveos a mí, y yo
me volveré a vosotros”.
Daniel buscó al Señor para preguntar qué pasaría con el
Pueblo de Dios, dado que ya se habían cumplido los 70 años de exilio. Para su
sorpresa, la respuesta fue más allá de lo que preguntó, pues el Señor le
explicó cuál era el Plan Divino para la restauración final, cuyo inicio se
daría pronto pero cuyo final se llevará a cabo en los últimos tiempos (la revelación
de las “70 Semanas”, Dan. 9:20-27).
Al Señor le gusta que preguntemos, porque así demostramos
que estamos interesados en Él y en hacer Su voluntad. Cuando uno pregunta, Dios responde—tal vez no
siempre como uno piensa o espera, pero aún mejor.
PREGUNTA DEL ANGEL
En la visión de Zacarías, el Ángel del Señor formuló la misma
pregunta crucial:
¿Ya se dará la restauración debido al cumplimiento de los 70
años?
(Zac. 1:12)
Entonces respondió el ángel del SEÑOR y dijo: Oh SEÑOR de los ejércitos,
¿hasta cuándo seguirás sin compadecerte de Jerusalén y de las ciudades de Judá,
contra las cuales has estado indignado estos setenta años?
Había llegado el momento de buscar a Dios y preguntar qué Él
va a hacer con su pueblo.
En la siguiente publicación veremos cuál es la respuesta de
Dios a esta pregunta…
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