VISION 5. La Menorá y
los Dos Olivos
Zacarías tuvo una quinta visión esa noche…
(Zacarías 4:1-3) Entonces el ángel que hablaba conmigo volvió, y me
despertó como a un hombre que es despertado de su sueño. (2) Y
me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He aquí, veo un candelabro todo de oro con su
depósito en la parte superior, y sus siete lámparas encima de él con siete
tubos para cada una de las lámparas que tiene encima; (3) y
junto a él hay dos olivos, uno a la derecha del depósito y el otro a la izquierda.
Zacarías era sacerdote, por lo tanto estaba familiarizado
con el candelabro que vió en su visión—era la
Menora del Templo, la cual tiene siete brazos. Lo que él encontraba inusual eran los dos
olivos que alimentaban el candelabro. Si
hubiera sido un olivo, él hubiera entendido, porque la Biblia compara a Israel
con el olivo (Jer. 11:16), y era precisamente el pueblo el encargado de llevar
el aceite al Templo, como la primicia de la cosecha del olivo (Exo.
27:20). Pero, ¿qué representaban DOS
olivos? Por eso preguntó…
(Zacarías 4:4) Continué, y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es
esto señor mío? (5) Respondió el ángel que hablaba conmigo, y me
dijo: ¿No sabes qué es esto? Y respondí: No, señor mío.
Curiosamente, el ángel no le respondió directamente a la
pregunta de Zacarías, sino que le dio un mensaje que debía transmitir a
Zorobabel, el principal líder de los judíos que habían retornado a Jerusalén…
MENSAJE A ZOROBABEL
(Zacarías 4:6-7) Continuó él, y me dijo: Esta es la palabra del SEÑOR a
Zorobabel: No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu—dice el SEÑOR
de los ejércitos. (7) ¿Quién eres tú, oh gran monte? Ante
Zorobabel, te convertirás en llanura; y él sacará la piedra clave entre
aclamaciones de '¡Gracia, gracia a ella!'
Éste era un mensaje que Zorobabel definitivamente necesitaba
escuchar. Él estaba dirigiendo a los
retornados en la reconstrucción de Jerusalén.
Pero en el camino, encontraron obstáculos y mucha oposición de los
pueblos vecinos, al punto que detuvieron la construcción. Sólo levantaron los cimientos del Templo, pero
se dejaron intimidar por las amenazas de los enemigos. Ante ello, decidieron parar la construcción
del Templo y dedicarse a levantar sus propias casas.
Por eso el Señor le envió un mensaje a Zorobabel. Él necesitaba oír estas palabras de ánimo para
seguir adelante en la reconstrucción de Jerusalén, y específicamente del
Templo. Necesitaba saber que los
obstáculos no eran oposición de Dios, sino tretas del enemigo para detener la
obra que Dios quería hacer. La promesa era
que los obstáculos se iban a quitar del camino
(“el monte se convertirá en
llanura”) por la Gracia de Dios.
Nosotros también necesitamos oír hoy ese mensaje: ¡Debemos
seguir adelante! Si Dios nos ha pedido
algo, debemos tener la seguridad que Él nos ayudará a cumplirlo. ¿O acaso
estamos haciendo algo que el Señor no nos ha pedido?
Muchas veces Dios escoge a personas que parecen incapaces de
lograr el cometido. Pero el Señor lo
hace así para que sepamos que Él es quien hace la obra, no nosotros. “No por
el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu” (4:6). Todo lo que Él pide es que uno esté dispuesto
a hacer lo que Él diga. Si uno se
dispone, Dios dará las fuerzas, los recursos y ¡la gracia!
Luego que el ángel terminó de hablar, Zacarías continuó
recibiendo palabra de Dios:
(Zacarías 4:8) Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:
(9) Las manos de Zorobabel han puesto
los cimientos de esta casa, y sus manos la acabarán. Entonces sabréis que el
SEÑOR de los ejércitos me ha enviado a vosotros. (10)
¿Pues quién ha menospreciado el día de las pequeñeces? Estos siete se
alegrarán cuando vean la plomada en la mano de Zorobabel; estos son los ojos
del SEÑOR que recorren toda la tierra.
Efectivamente, Zacarías transmitió esta palabra a Zorobabel
y a los retornados, tal como lo vemos en el libro de Esdras…
(Esdras 5:1-2) Cuando
los profetas Hageo y Zacarías, hijo de Iddo, profetizaron a los judíos que
estaban en Judá y en Jerusalén, en el nombre del Dios de Israel que estaba
sobre ellos, (2) Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de
Josadac, se levantaron entonces y comenzaron a reedificar la casa de Dios en
Jerusalén; y los profetas de Dios estaban con ellos apoyándolos.
[Nota: También el profeta Hageo exhortó a los retornados a
continuar en la reconstrucción del Templo.
Les recomiendo leer Hageo cap. 1].
La oposición de los enemigos siguió, pero ellos no se
dejaron amedrentar. Ellos iban a seguir
adelante con la obra que el Señor les había encomendado, y hallaron gracia
(Esdras 5-6). Finalmente lograron
reedificar el Templo.
(Esdras 6:14) Y los ancianos de los judíos tuvieron éxito en la
edificación según la profecía del profeta Hageo y de Zacarías, hijo de Iddo. Y
terminaron de edificar conforme al mandato del Dios de Israel y al decreto de
Ciro, de Darío y de Artajerjes, rey de Persia.
La palabra de Zacarías dice que no debemos menospreciar “el día de las pequeñeces”. Suena emocionante la propuesta de
“reconstruir el Templo”, pero el esfuerzo del día a día no trae tanta emoción,
tal como: quitar piedras, excavar, limpiar, cargar, y desvelarse
vigilando. La victoria no sólo está en
alcanzar la meta, sino el superar cada uno de los pasos necesarios para llegar
al objetivo.
No menospreciemos el día de las pequeñeces…cuando tengamos
que limpiar nuestras vidas, excavar en lo profundo del corazón para quitar las
piedras que obstruyen nuestro crecimiento espiritual, desvelarse orando para
buscar la dirección del Señor, etc.
Nuestra santificación es un proceso que debemos vivir día a día, y
progresar paso a paso. Enfrentaremos
obstáculos, pero debemos seguir, sabiendo que la Gracia de Dios estará con
nosotros.
Levantémonos a reedificar nuestra vida. Los cimientos están puestos, y el Señor
acabará la obra que ha comenzado en ti…
(Filipenses 1:6) estando convencido precisamente de esto: que el que
comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo
Jesús.
PREGUNTA SOBRE LOS
OLIVOS
Luego de recibir el mensaje para Zorobabel, Zacarías todavía
se quedó con una duda: ¿Qué representan los dos olivos? No se quedó tranquilo sino hasta que obtuvo
una respuesta…
(Zacarías 4:11) Entonces hablé, y le dije: ¿Qué son estos dos olivos a
la derecha y a la izquierda del candelabro?
(12) Hablé por segunda vez, y le
dije: ¿Qué son las dos ramas de olivo que están junto a los dos tubos de oro,
que vierten de sí el aceite dorado?
(13) Y me respondió, diciendo:
¿No sabes qué son éstos? Y yo dije: No, señor mío. (14)
Entonces él dijo: Estos son los dos ungidos que están de pie junto al
Señor de toda la tierra.
La palabra “ungidos” en hebreo es “Bnei HaYitzhar”, que literalmente
significa: Hijos de aceite, que produce luz.
Los dos ungidos son dos personas que dan “luz” a los demás,
con su ejemplo de vida, con su mensaje de dirección y revelación. En tiempos de Zacarías, estas dos lumbreras
podían ser Zorobabel y Josué, o tal vez los profetas Zacarías y Hageo.
Por otro lado, el texto también señala que estos dos ungidos
están “de pie junto al Señor de toda la Tierra”. ¿Acaso son personas que han
subido al Cielo? Los únicos que no murieron, sino que fueron llevados al Cielo
fueron Enoc y Elías, y algunos creen que también Moisés (Judas 1:9). En Apocalipsis se vuelve a mencionar a estos
dos testigos. Por las señales que hacen,
nos hace pensar que éstos son Elías y Moisés (Apoc. 11:3-6). Otras referencias reveladoras que parecen
indicar que los dos testigos eran Elías y Moisés, las encontramos en los
Evangelios (estos dos profetas se le aparecieron a Jesús en el Monte, cuando
fue transfigurado; Mat. 17:1-13), y en Malaquías (en la revelación del Día del
Señor; Mal. 4).
En esta ocasión no vamos a definir la identidad de estos dos
testigos. Pero sí señalaremos lo
siguiente: Lo que tienen en común los Dos Ungidos de Zacarías y los Dos Testigos
de Apocalipsis es que ellos sirven de luz.
Son dos personas que dan testimonio de lo que Dios está haciendo en un
momento crucial de la historia de Jerusalén.
Son lumbreras en un momento de oscuridad.
Tremendo mensaje , Dios siga guardando su vida , su mente , su corazón , para que siga escribiendo y compartiendo su conocimiento...BENDICIONESSS.
ResponderEliminarDios les bendiga y de más De su Sabiduría de lo alto el este ustedes.
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