domingo, 18 de agosto de 2013

Zacarías 4




VISION 5. La Menorá y los Dos Olivos
Zacarías tuvo una quinta visión esa noche…
(Zacarías 4:1-3)  Entonces el ángel que hablaba conmigo volvió, y me despertó como a un hombre que es despertado de su sueño.  (2)  Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He aquí, veo un candelabro todo de oro con su depósito en la parte superior, y sus siete lámparas encima de él con siete tubos para cada una de las lámparas que tiene encima;  (3)  y junto a él hay dos olivos, uno a la derecha del depósito y el otro a la izquierda. 

Zacarías era sacerdote, por lo tanto estaba familiarizado con el candelabro que vió en su visión—era la Menora del Templo, la cual tiene siete brazos.  Lo que él encontraba inusual eran los dos olivos que alimentaban el candelabro.  Si hubiera sido un olivo, él hubiera entendido, porque la Biblia compara a Israel con el olivo (Jer. 11:16), y era precisamente el pueblo el encargado de llevar el aceite al Templo, como la primicia de la cosecha del olivo (Exo. 27:20).  Pero, ¿qué representaban DOS olivos? Por eso preguntó… 
(Zacarías 4:4)  Continué, y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto señor mío?  (5)  Respondió el ángel que hablaba conmigo, y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y respondí: No, señor mío. 

Curiosamente, el ángel no le respondió directamente a la pregunta de Zacarías, sino que le dio un mensaje que debía transmitir a Zorobabel, el principal líder de los judíos que habían retornado a Jerusalén…

MENSAJE A ZOROBABEL
(Zacarías 4:6-7)  Continuó él, y me dijo: Esta es la palabra del SEÑOR a Zorobabel: No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu—dice el SEÑOR de los ejércitos.  (7)  ¿Quién eres tú, oh gran monte? Ante Zorobabel, te convertirás en llanura; y él sacará la piedra clave entre aclamaciones de '¡Gracia, gracia a ella!' 



Éste era un mensaje que Zorobabel definitivamente necesitaba escuchar.  Él estaba dirigiendo a los retornados en la reconstrucción de Jerusalén.  Pero en el camino, encontraron obstáculos y mucha oposición de los pueblos vecinos, al punto que detuvieron la construcción.  Sólo levantaron los cimientos del Templo, pero se dejaron intimidar por las amenazas de los enemigos.  Ante ello, decidieron parar la construcción del Templo y dedicarse a levantar sus propias casas.

Por eso el Señor le envió un mensaje a Zorobabel.  Él necesitaba oír estas palabras de ánimo para seguir adelante en la reconstrucción de Jerusalén, y específicamente del Templo.  Necesitaba saber que los obstáculos no eran oposición de Dios, sino tretas del enemigo para detener la obra que Dios quería hacer.  La promesa era que los obstáculos se iban a quitar del camino  (“el monte se convertirá en llanura”) por la Gracia de Dios.

Nosotros también necesitamos oír hoy ese mensaje: ¡Debemos seguir adelante!  Si Dios nos ha pedido algo, debemos tener la seguridad que Él nos ayudará a cumplirlo. ¿O acaso estamos haciendo algo que el Señor no nos ha pedido?  

Muchas veces Dios escoge a personas que parecen incapaces de lograr el cometido.  Pero el Señor lo hace así para que sepamos que Él es quien hace la obra, no nosotros.  “No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu” (4:6).  Todo lo que Él pide es que uno esté dispuesto a hacer lo que Él diga.  Si uno se dispone, Dios dará las fuerzas, los recursos y ¡la gracia!

Luego que el ángel terminó de hablar, Zacarías continuó recibiendo palabra de Dios:
(Zacarías 4:8)  Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: (9)  Las manos de Zorobabel han puesto los cimientos de esta casa, y sus manos la acabarán. Entonces sabréis que el SEÑOR de los ejércitos me ha enviado a vosotros.  (10)  ¿Pues quién ha menospreciado el día de las pequeñeces? Estos siete se alegrarán cuando vean la plomada en la mano de Zorobabel; estos son los ojos del SEÑOR que recorren toda la tierra. 

Efectivamente, Zacarías transmitió esta palabra a Zorobabel y a los retornados, tal como lo vemos en el libro de Esdras…
(Esdras 5:1-2) Cuando los profetas Hageo y Zacarías, hijo de Iddo, profetizaron a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén, en el nombre del Dios de Israel que estaba sobre ellos,  (2)  Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Josadac, se levantaron entonces y comenzaron a reedificar la casa de Dios en Jerusalén; y los profetas de Dios estaban con ellos apoyándolos.

[Nota: También el profeta Hageo exhortó a los retornados a continuar en la reconstrucción del Templo.  Les recomiendo leer Hageo cap. 1].

La oposición de los enemigos siguió, pero ellos no se dejaron amedrentar.  Ellos iban a seguir adelante con la obra que el Señor les había encomendado, y hallaron gracia (Esdras 5-6).  Finalmente lograron reedificar el Templo.
(Esdras 6:14)  Y los ancianos de los judíos tuvieron éxito en la edificación según la profecía del profeta Hageo y de Zacarías, hijo de Iddo. Y terminaron de edificar conforme al mandato del Dios de Israel y al decreto de Ciro, de Darío y de Artajerjes, rey de Persia.
 
La palabra de Zacarías dice que no debemos menospreciar “el día de las pequeñeces”.  Suena emocionante la propuesta de “reconstruir el Templo”, pero el esfuerzo del día a día no trae tanta emoción, tal como: quitar piedras, excavar, limpiar, cargar, y desvelarse vigilando.  La victoria no sólo está en alcanzar la meta, sino el superar cada uno de los pasos necesarios para llegar al objetivo.

No menospreciemos el día de las pequeñeces…cuando tengamos que limpiar nuestras vidas, excavar en lo profundo del corazón para quitar las piedras que obstruyen nuestro crecimiento espiritual, desvelarse orando para buscar la dirección del Señor, etc.  Nuestra santificación es un proceso que debemos vivir día a día, y progresar paso a paso.  Enfrentaremos obstáculos, pero debemos seguir, sabiendo que la Gracia de Dios estará con nosotros.

Levantémonos a reedificar nuestra vida.  Los cimientos están puestos, y el Señor acabará la obra que ha comenzado en ti…
(Filipenses 1:6)  estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús.


PREGUNTA SOBRE LOS OLIVOS
Luego de recibir el mensaje para Zorobabel, Zacarías todavía se quedó con una duda: ¿Qué representan los dos olivos?  No se quedó tranquilo sino hasta que obtuvo una respuesta…
(Zacarías 4:11)  Entonces hablé, y le dije: ¿Qué son estos dos olivos a la derecha y a la izquierda del candelabro?  (12)  Hablé por segunda vez, y le dije: ¿Qué son las dos ramas de olivo que están junto a los dos tubos de oro, que vierten de sí el aceite dorado?  (13)  Y me respondió, diciendo: ¿No sabes qué son éstos? Y yo dije: No, señor mío.  (14)  Entonces él dijo: Estos son los dos ungidos que están de pie junto al Señor de toda la tierra.

La palabra “ungidos” en hebreo es “Bnei HaYitzhar”, que literalmente significa: Hijos de aceite, que produce luz.



Los dos ungidos son dos personas que dan “luz” a los demás, con su ejemplo de vida, con su mensaje de dirección y revelación.  En tiempos de Zacarías, estas dos lumbreras podían ser Zorobabel y Josué, o tal vez los profetas Zacarías y Hageo.

Por otro lado, el texto también señala que estos dos ungidos están “de pie junto al Señor de toda la Tierra”. ¿Acaso son personas que han subido al Cielo? Los únicos que no murieron, sino que fueron llevados al Cielo fueron Enoc y Elías, y algunos creen que también Moisés (Judas 1:9).  En Apocalipsis se vuelve a mencionar a estos dos testigos.  Por las señales que hacen, nos hace pensar que éstos son Elías y Moisés (Apoc. 11:3-6).  Otras referencias reveladoras que parecen indicar que los dos testigos eran Elías y Moisés, las encontramos en los Evangelios (estos dos profetas se le aparecieron a Jesús en el Monte, cuando fue transfigurado; Mat. 17:1-13), y en Malaquías (en la revelación del Día del Señor; Mal. 4).   

En esta ocasión no vamos a definir la identidad de estos dos testigos.  Pero sí señalaremos lo siguiente: Lo que tienen en común los Dos Ungidos de Zacarías y los Dos Testigos de Apocalipsis es que ellos sirven de luz.  Son dos personas que dan testimonio de lo que Dios está haciendo en un momento crucial de la historia de Jerusalén.  Son lumbreras en un momento de oscuridad.




2 comentarios:

  1. Tremendo mensaje , Dios siga guardando su vida , su mente , su corazón , para que siga escribiendo y compartiendo su conocimiento...BENDICIONESSS.

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  2. Dios les bendiga y de más De su Sabiduría de lo alto el este ustedes.

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